Los 11 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) llegan a la crucial reunión sobre cambio climático en Kyoto, Japón, arropados en la por ahora firme unidad del Sur en desarrollo y en las discrepancias del Norte industrial.
Miembros de la delegación de Venezuela a la tercera conferencia de las partes de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, cuya fase técnica comienza este lunes, explicaron a IPS que la posición conjunta de la OPEP es que se deben tomar medidas para evitar un desastre climático.
Pero esas medidas "no pueden perjudicar a los países del Sur y su desarrollo en general y el de los exportadores de petróleo en particular", dijeron bajo anonimato altos integrantes de la delegación de Venezuela, que llevará, seguida de Arabia Saudita, Irán y Kuwait, la voz cantante en la conferencia.
El petróleo y los demás combustibles fósiles son los responsables de un anormal calentamiento de la Tierra, según la mayoría de los científicos.
Si no se toman medidas urgentes para reducir la emisión de los gases que provocan el llamado "efecto invernadero", las consecuencias para el planeta serán desastrosas, agregan.
Los ministros de la OPEP están reunidos este fin de semana en Jakarta, en su habitual conferencia semestral, pero su posición como grupo ya fue fijada antes. El ministro venezolano, Erwin Arrieta, criticó que la reunión de Kyoto no sea la única prioridad del momento.
Los miembros de la OPEP integran el Grupo de los 77 (G-77), que nuclea a 131 países en desarrollo.
La postura del bloque, a la que adhiere China, consiste en negarse a asumir compromisos en materia de limitación de emisiones de gases invernadero, pues la responsabilidad del calentamiento de la Tierra corresponde a los países industrializados.
El mundo industrializado está dividido en tres posiciones. En primer lugar, la Unión Europea (UE) plantea un compromiso para el Norte de reducir 15 por ciento las emisiones respecto de 1990 antes del 2010.
Japón plantea un esquema de reducción nominal de cinco por ciento y Estados Unidos se niega a cualquier compromiso que implique ir más allá de estabilizar las emisiones al nivel de 1990.
Washington además exige que los países en desarrollo también asuman compromisos de limitación de sus emisiones, sobre todo China, India y Brasil, las potencias emergentes del Sur. Ese planteo es rechazado de plano por el G-77.
El G-77 plantea una reducción de emisiones de gases invernadero de 35 por ciento, una meta que las fuentes venezolanas plantean como factor de negociación, pues se lo considera irrealista e incumplible.
La OPEP siente que dejó de ser el "villano" en el calentamiento de la Tierra, como sucedió al principio, y que la fragmentación del Norte le da un margen de maniobra que no tendría si los países industrializados alcanzan un acuerdo.
"Pero esto no significa que no nos preocupe el clima y que nos neguemos a la adopción de medidas para evitar un desastre climático", explicaron las fuentes.
"No nos toca cargar con el peso de corregir un problema que no hemos provocado" y hay que explorar más alternativas que la reducción brutal del consumo de crudo, agregaron.
Un estudio difundido el día 20 por la Agencia Internacional de Energía (AIE), que aglutina a los 13 mayores consumidores de petróleo del mundo, estableció que ningún miembro de la OPEP está entre los mayores emisores de gases invernadero, aunque sí otro exportador del Sur, México, que figura en el puesto 14.
La OPEP postula incluir en las medidas de control todos los gases invernadero y no solo al dióxido de carbono, así como aumentar los bosques, sumideros que en forma natural absorben esos gases.
Para la OPEP, cuyos miembros aportan 40 por ciento de la oferta mundial de crudo, debe incorporarse la siembra de bosques nuevos, sobre todo en el Norte industrial, y limitar al máximo el carbón, el combustible que más gases invernadero genera.
Además, propone que los países industrializados dejen de subsidiar a sus propios productores de combustibles fósiles, como hacen los europeos con el carbón y los estadounidenses y canadienses con el petróleo.
Una cuarta propuesta de la OPEP es que se establezcan "mecanismos de compensación" cuando se cause un daño extraordinario a los exportadores de energía del Sur, algo a lo que sí se oponen de plano en un frente común los industrializados.
También piden que se invierta en tecnologías limpias, se incremente la eficiencia en el uso de la energía ahora muy desperdiciada en procesos productivos ineficientes.
La OPEP ha calculado que una estabilización de las emisiones a los niveles de 1990 en el 2010 afectará sus economías, casi todas ellas monoproductoras.
Una reducción de las emisiones en niveles de 25 por ciento en los próximos 15 o 20 años sobre los niveles de 1990, sería "un cambio brutal en la tendencia del consumo, los precios del petróleo se desplomarían y la situación de los miembros de la OPEP sería sumamente delicada". (FIN/IPS/eg/mj/en/97