AMBIENTE: Japón pone en juego su imagen en negociaciones de Kioto

Japón lanzó una fuerte ofensiva diplomática para desbloquear las negociaciones previas a la conferencia sobre cambio climático en Kioto en diciembre, conciente de que un fracaso haría zozobrar su imagen internacional.

Tokio convocó dos rondas de conversaciones informales cuando faltan apenas tres semanas para la conferencia de Naciones Unidas en la que se aspira a imponer nuevas metas de abatimiento en las emisiones de gases invernadero, a los que se atribuye el calentamiento planetario.

La primera ronda será este sábado en Tokio, y asistirán ministros de Ambiente del mundo industrializado. El de Alemania, Siegfried Breier, informó que fueron convocados los de Alemania, Australia, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda y Rusia.

La intención es que los países responsables de la mayor parte de las emisiones de gases invernadero (en especial dióxido de carbono, producto de la quema de combustibles fósiles en la producción industrial o el tránsito de vehículos) allanen las grandes diferencias que tienen al respecto.

El domingo se les unirán los ministros de Ambiente de países en desarrollo, entre ellos Arabia Saudita, Argentina, Brasil, China, India, Samoa y Tanzania, que preside el Grupo de los 77 (G-77).

Los ministros de todo el mundo se reunirán en Kioto, Japón, entre el 1 y el 10 de diciembre para acordar objetivos y plazos de reducción de gases invernadero.

Estados Unidos, Japón, Rusia, la Unión Europea (UE) y el G-77 tienen profundas diferencias en las metas que proponen para la reducción de gases invernadero.

La distancia entre las posturas se basa en los problemas económicos, en especial el desempleo, que originaría un abatimiento abrupto de esas emisiones en los países industrializados y el atraso que produciría en el proceso de desarrollo de los países pobres.

Tampoco son ajenas al bloqueo en las negociaciones la diferencia de magnitud de los perjuicios que cada región sufriría por el cambio climático (el calentamiento planetario es una amenaza directa contra los pequeños estados insulares) y de sensibilidad entre los distintos gobiernos.

Cuando faltan apenas tres semanas para la conferencia de las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, tanto el mundo en desarrollo como el industrializado parecen divididos en dos en relación a las metas y plazos para el abatimiento de emisiones de gases invernadero.

Estados Unidos tomó la delantera y propuso metas bastante menos ambiciosas que las ya acordadas por los líderes mundiales en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tierra) celebrada en 1992 en Rio de Janeiro.

El ministro alemán Breier dijo a IPS que las conversaciones informales en Tokio se concentrarán en un cronograma más allá del 2000 y otras cuestiones controvertidas que quedaron sin solución luego de dos semanas de negociaciones que concluyeron en Bonn el viernes.

Bonn fue escenario de la puja entre las propuestas elevadas por Estados Unidos y el G-77, al parecer inconciliables, que giró en torno a si deben establecerse las mismas metas a todos los países u objetivos diferentes de acuerdo con el nivel de desarrollo de cada país.

La iniciativa de Washington consiste en que los países industrializados reduzcan sus emisiones de gases invernadero entre el 2008 y el 2012 a los niveles de 1990, para lo que se calculará el promedio de esos cinco años, y en reducirlas en los cinco años siguientes por debajo de ese nivel.

Estados Unidos también insiste en establecer metas estrictas a los países en desarrollo para mantener las emisiones bajo control.

Las metas propuestas por la UE son mucho más ambiciosas, pero el G-77 va aun más allá al plantear que los países industrializados reduzcan sus emisiones en el 2005 a 7,5 por ciento menos que en 1990, 15 por ciento menos en el 2010 y 30 por ciento menos en el 2020.

El G-77 también propuso la constitución de un fondo de compensación para asistir a los países en desarrollo afectados por el cambio climático.

Entre ellos figuran de forma destacada los que integran la Alianza de Pequeños Países y Estados Insulares (AOSIS), sobre los que pende la amenaza de un aumento del nivel del mar que podría ser provocado por el aumento de temperatura y el consiguiente derretimiento de los hielos polares.

El fondo también beneficiaría a los países exportadores de petróleo, que sufrirían el efecto económico de la reducción de las emisiones de dióxido de carbono pues disminuirá el consumo de combustible utilizado en vehículos y plantas generadoras de electricidad.

Por otra parte, Rusia propuso que cada país establezca su propia meta de modo que en el 2010 se haya registrado una reducción total de tres por ciento de las emisiones respecto de las de 1990.

La UE prefiere medidas obligatorias y la institucionalización de mecanismos de consulta para coordinar su implementación. A su vez, los países en desarrollo pretenden que sus economías no se vean perjudicadas por acciones de las naciones industrializadas.

También está en cuestión si se permitirá el "tráfico" de cuotas de emisión entre países. Ese sistema les permitiría a unos sobrepasar las emisiones admitidas al intercambiar sus metas con otros países que las hayan reducido más allá de los objetivos.

Este mecanismo también permitiría a un país aumentar sus emisiones de un año tras haberlas reducido más allá de las metas registrada el año anterior, e incluso "pedir prestado" de sus propias cuotas futuras si no logran sus metas en un período determinado.

La Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático plantea la reducción de las emisiones de gases invernadero al nivel de 1990 en el 2000. La primera conferencia de las partes, celebrada en Berlín en 1995, resolvió adoptar metas más ambiciosas.

"Las de Kioto serán las discusiones sobre asuntos ambientales más duras hasta el momento. No podemos fracasar allí", dijo Angela Merkel, ministra de Ambiente de Bonn.

El primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, el presidente de Francia, Jacques Chirac, y el canciller (jefe de gobierno) de Alemania, Helmut Kohl, podrían sumar sus fuerzas a las del mundo en desarrollo para convencer al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y al primer ministro de Japón, Ryutaro Hashimoto.

"Japón tiene intención de que las negociaciones sean exitosas. Después de todo, se trata de la primera gran conferencia mundial que se celebra allí", dijo un negociador de Corea del Sur que reclamó reserva sobre su identidad.

"Como anfitrión de la conferencia, Japón asumió la responsabilidad de conducir a los países industrializados a un consenso que los comprometa", dijo el secretario ejecutivo de la Convención, Michael Zammit Cutajar.

Japón propuso una reducción de cinco por ciento de las emisiones respecto de las de 1990 para los cinco años entre el 2008 y el 2012, pero admitiría objetivos individuales más ambiciosos. (FIN/IPS/tra-en/raj/rj/mj/en/97

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