El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, sugirió hoy el retiro de la misión de paz de Afganistán en vista de la escalada de la guerra civil en ese país de Asia meridional.
"Es cada vez más difícil justificar la continuación de los esfuerzos de paz de la ONU y los consiguientes costos en ausencia de cualquier señal" de una solución pacífica al conflicto que azota a Afganistán desde comienzos de la década, expresó Annan.
El enfrentamiento entre el movimiento fundamentalista islámico Talibán, que tomó la capital en septiembre de 1996, y la Alianza del Norte, integrada por cinco partidos, "parece una eterna tragedia épica", agregó el secretario general.
La solución al conflicto "sigue siendo esquiva" a pesar de los "incansables esfuerzos" de la organización mundial por lograr la paz entre las facciones beligerantes, señaló en un informe dirigido al Consejo de Seguridad.
Las aspiraciones de paz del pueblo afgano "son sistemática y continuamente traicionadas por los líderes y jefes militares, guiados por ambiciones egoístas y sed de poder", afirmó Annan en uno de los informes más pesimistas sobre la situación de Afganistán.
Así mismo, el secretario general acusó a la comunidad internacional de demostrar "sólo un interés limitado en la adopción de medidas tangibles para desalentar a las partes en pugna y a quienes las apoyan desde el exterior".
Numerosos gobiernos, dentro y fuera de Asia meridional, se negaron a utilizar su influencia política para ayudar a resolver el problema, añadió.
"Podría afirmarse que, en estas circunstancias, la misión de la ONU en Afganistán es poco más que una coartada para disimular la pasividad (en el mejor de los casos) de la comunidad internacional", expresó Annan.
En la actualidad, sólo Pakistán, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos reconocen a Talibán como el gobierno legítimo de Afganistán. Los 182 miembros restantes de la ONU no se pronunciaron al respecto.
Varios países de la región, entre ellos Irán, Turquía, Kazajistán, Kirguiztán, Tajikistán, Uzbekistán y la Federación Rusa, expresaron su preocupación por la prolongada guerra de Afganistán y el intento de imponer un estado islámico ultraortodoxo incluso más allá de sus fronteras.
Los ministros de Defensa de las repúblicas centroasiáticas limítrofes con Afganistán se reunieron este año en Tashkent para reafirmar su compromiso conjunto de defender sus fronteras.
La guerra civil afgana se libra entre el movimiento Talibán y la Alianza del Norte, conocida formalmente como Frente Nacional Islámico para la Salvación de Afganistán.
El Talibán sigue en control de la mayoría de las provincias del sur del país, incluidas la capital, Kabul, y las ciudades de Kandahar, Herat y Jalalabad.
La Alianza del Norte opera desde las capitales provinciales de Mazar-i-Sharif, Bamyan, Talogan y Maimana, y controla las provincias del norte y centro de Afganistán.
Este año "ni el Talibán ni sus rivales parecen haber considerado con seriedad la solución política del conflicto, en oposición a la militar", advierte el informe.
El mes pasado, Annan autorizó al enviado especial de la ONU en la zona, Lakhdar Brahimi, a dirigir una investigación sobre las acusaciones de que al menos 3.000 partidarios del Talibán fueron ejecutados en Mazar-i-Sharif desde mayo.
El foro mundial también declaró a Afganistán como "el mayor productor de heroína del mundo, donde la gran mayoría de las amapolas que se utilizan con ese fin se cultivan en zonas controladas por Talibán".
No obstante, el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de las Drogas anunció que el Talibán accedió a elaborar formas y medios para eliminar los cultivos de amapolas.
"Espero sinceramente que el Talibán cumpla el acuerdo con fidelidad y efectividad", declaró Annan.
Mientras, los problemas de Afganistán se complicaron debido a la abierta discriminación contra mujeres y niñas y la privación de sus derechos al empleo, la atención médica y la educación.
Se prevé que la Asamblea General de la ONU adoptará la próxima semana una resolución expresando su "profunda preocupación por la intensificación de las hostilidades armadas y el deterioro de la situación de los derechos humanos en Afganistán".
La Asamblea exhortaría a las partes en conflicto a poner fin a la discriminación basada en el género, compensar a las víctimas de graves violaciones de derechos humanos y respetar plenamente el derecho internacional humanitario.
La vicesecretaria general de la ONU, Angela King, declaró a la prensa tras una visita de 12 días a Afganistán que la situación de las mujeres allí es "terrible, ya que las niñas y mujeres no tienen libertad para ejercer ninguno de sus derechos".
King sostuvo que la falta de un gobierno central en el país dificulta el diálogo de la ONU con las autoridades. La situación "genera una sensación de temor, incluso en las zonas de relativa estabilidad", añadió. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/ml-aq/ip/97