Los cuatro aspirantes a gobernar Venezuela desde 1999 que aparecen mejor situados en las encuestas son figuras sin respaldo de los partidos tradicionales o que se presentan como antipolíticos, en un "revolcón" del escenario electoral interno.
El único de los aspirantes que "figura" en los sondeos de opinión que integraba la dirección de uno de los partidos del sistema político venezolano, el socialdemócrata Claudio Fermín, se declaró este lunes en rebeldía frente a su organización.
"La decisión de Fermín mueve todas las piezas del tablero electoral y posibilita que los comicios de diciembre de 1998 abran el demorado cambio y la modernización política", dijo este martes el ex ministro para la Reforma del Estado Carlos Blanco.
"Bienvenido a la disidencia", dijo otro de los candidatos que tienen presencia significativa en las encuestas de opinión, el ex gobernador del central e industrial estado de Carabobo Henrique Salas, para quien el gesto de Fermín "reafirma que los partidos políticos están quedando fuera de la agenda electoral".
"Con su valiente decisión Fermín le da un líder al cambio", sentenció por teléfono desde Israel a una televisora local el ex presidente Carlos Andrés Pérez, expulsado del partido Acción Democrática (AD) en 1994, cuando el mismo Fermín evitó una suerte parecida yéndose dos años al exterior.
Dentro de los partidos que conforman el fragmentado parlamento de Venezuela no quedó ningún dirigente al que los sondeos de opinión asignen posibilidad alguna de suceder al presidente Rafael Caldera desde febrero del último año del siglo.
Fermín se automarginó de la dirección de AD, a la que calificó como una cúpula ilegítima, al sentir fracasado su intento de ser su candidato presidencial, a cambio de opacar su discurso en favor de una reforma política basada en un esquema participativo, que acompañe el modelo económico neoliberal en consolidación.
AD, según las encuestas del último mes, tiene en torno a 20 por ciento del respaldo popular, el más alto nivel de los partidos del parlamento local, pero en un escenario donde 70 por ciento de los entrevistados se declaran contra los partidos y a favor de una candidatura independiente.
La campaña electoral comenzará en abril, pero los movimientos preparatorios acaparan ya el escenario político de un país sumido en una compleja crisis política y social y donde la población rechaza mayoritariamente el funcionamiento de las instituciones democráticas y a su expresión partidista.
En ese marco, la candidatura con mayores simpatías es la de Irene Sáez, la acaldesa del muinicipio de Chacao, el más rico de Caracas, y que se presenta como expresión de la antipolítica e independiente, aunque maniobra para obtener el respaldo electoral del segundo partido del país, el socialcristiano Copei.
Mientras la primacía de Sáez es común en todas las encuestas, sea cual sea su orientación, la segunda posición es asignada por la mayoría a Fermín, pero en algunas ha aprecido como el seguidor más inmediato de la alcaldesa el ex gobernador Salas.
Salas es un empresario de la derecha moderada que accedió a la política hace una década como independiente en las filas de Copei, con cuyos votos fue las dos ocasiones que la ley le permite gobernador de Carabobo, donde ahora gobierna su hijo.
Pero él también abjuró de su partido en septiembre, tras una reunión de la Convención Nacional de Copei en septiembre, en la cual la organización que se dividió el poder con AD entre 1959 y 1994 dejó el camino abierto para respaldar a Irene Sáez en 1998.
En febrero de 1994 volvió al poder Caldera (1969-74), fundador de Copei pero quien se automarginó de esa organización en 1993, para ser el motor triunfante de una heterogénea convergencia de pequeños grupos, en que destacó el Movimiento al Socialismo (MAS), entonces tercera fuerza.
La confianza depositada en Caldera para salir de la crisis institucional en que se sumergió el país en 1992, cuando se produjeron dos intentos de golpe de Estado contra Pérez (1974-79 y 1989-93), se trastocó en desilusión a medida que avanzó su gobierno.
El gobierno de Caldera soporta en la actualidad altos niveles de impopularidad, después de apuntalar su fragmentado y minoritario respaldo parlamentario en AD y haber contenido las reformas para "despartidizar" la política local.
A ello se suma una cambiante política económica, donde a un primer bienio de fracasado experimento neopopulista sucedió un doloroso retorno a un esquema neoliberal, y que se tradujo para la población en un mayor hundimiento de sus ya empobrecidas condiciones de vida.
El cuarto aspirante con figuración en los sondeos que busca anticipar la orientación electoral de los venezolanos es el comandante Hugo Chávez, cabecilla de la primera de las dos asonadas de 1992 y que en la actualidad lidera el Movimiento Bolivariano.
Chávez aglutina entre dos y ocho por ciento en los diferentes sondeos, al captar la expresión de mayor rechazo al sistema político impuesto al caer la última dictadura, en 1959, y ahora en crisis, lo que le hace recoger simpatias de los dos extremos del espectro ideológico local.
Significativamente tres de estos cuatro aspirantes han logrado "posicionarse" como líderes nacionales a raíz de sus éxitos como alcaldes o gobernadores, que pasaron a ser elegidos en el país en 1989, en un proceso de descentralización semiparalizado.
La acción de Fermín aún no recibió respuesta oficial de la sorprendida cúpula de AD, que según los analistas locales mantenía una estrategia destinada a neutralizar a su popular dirigente e imponer después como aspirante al secretario general Luis Alfaro, una figura sin carisma alguno.
Copei, por su parte, vive como AD al borde del trauma y la fractura por la búsqueda de sus máximos dirigentes de imponer el respaldo a Sáez, contra las aspiraciones de otros dirigentes internos sin presencia en las encuestas.
El MAS, por su parte, ha realizado maniobras para apoyar a Alfaro, quien también aparecía hasta ahora como el probable candidato del grupo de Caldera. Pero otros dirigentes del fragmentado MAS pretenden competir con un aspirante propio.
El grupo que en 1993 captó el mayor caudal del "voto protesta" y se convirtió en la tercera fuerza parlamentaria, la izquierdista Causa Radical, está ahora formalmente dividido y una de sus fragmentaciones apuesta a un respaldo a Chávez, mientras que la otra tantea el mapa de opciones. (FIN/IPS/eg/dg/ip/97