La aparición de una nueva religiosidad en la que el rostro de Dios es indefinido y tiene características de un "bricolage" se añadió a la preocupación de la Iglesia Católica de Uruguay, golpeada por el crecimiento de las sectas.
Aunque la laica sociedad uruguaya nunca presenció intensas manifestaciones religiosas, el predominio histórico de los católicos fue notorio y tuvieron una fuerte incidencia en la comunidad, especialmente en el interior del país.
Progresivamente y con inusitada energía, diversas sectas, en particular las de origen evaangelista y de cultos afrobrasileños, han ido ocupando mayor espacio público y la atención de miles de los 3,1 millones de habitantes de este país.
Un estudio de la Iglesia Católica había establecido tiempo atrás que muchos católicos buscan en otras tiendas un soporte que les permita superar cuestiones afectivas, familiares y de falta de trabajo, aunque siguen fieles a su religión.
El arzobispo de Montevideo, José Gottardi, expresó esta semana en una carta pastoral su preocupación ante la aparición de una "nueva religiosidad" en la cual, sostuvo, "cada uno fabrica una religión a su gusto".
El secularismo de los tiempos modernos no logró vencer a Dios, "pero el Dios que retorna no es un Dios con rostro definido y claro, no es, en todos los casos, aquel que se nos manifestó en Jesucristo", dijo el arzobispo.
Gottardi advirtió que las nuevas manifestaciones religiosas dejan de lado "la exigencia de un compromiso de vida y una fidelidad de fe" y consideró que esos hechos tienen su origen en "las políticas laicistas'.
Sostuvo que ésta es "una religosidad que se parece a un bricolage, formado por propuestas y ofertas tomadas de distintos contextos, (…) todo mezclado y a gusto del consumidor".
María Elisa, una funcionaria del Poder Judicial de 36 años que cursó primaria y secundaria bajo orientación de sacerdotes salesianos y que continúa asistiendo a misa con regularidad, es un buen ejemplo de esa situación.
El pasado fin de semana repitió un ritual que cumple periódicamente: fue al domicilio de una "Mai de Santo" del umbandismo para que le hablara tranqulizara espiritualmente. "Cuando salgo me siento plena, mucho mejor", dijo a IPS.
Sin embargo, sobre la mesa del living de su casa María Elisa tiene una imagen de San Onofre, a quien le pide trabajo y más dinero. "Yo no dejo de ser católica, de ninguna manera, pero creo en eso", sostuvo.
Como ejemplo de la "fuerza" de la Mai de Santo, relató que una médica de su amistad, que como ella concurre en busca de ayuda, cuando no puede hacerlo personalmente "le pide que la santigüe por teléfono".
"Se quiere tener a mano respuestas que nos protejan de nuestros temores ancestrales, de nuestros errores e irresponsabilidades, de nuestras angustias y desesperanzas", señala la carta pastoral.
Los templos umbandistas se han multiplicado en Uruguay, un país particularmente permeanble, por su proximidad geográfica, a esas prácticas religiosas que tienen su mayor desarrollo en Brasil.
Mientras tanto, un centenar deportistas uruguayos participan semanalmente de reuniones del movimiento Atletas para Cristo, que desde su creación en 1993 ha registrado un crecimiento importante.
Entrenadores y jugadores y ex jugadores de fútbol, básquetbol y otros deportes se reúnen todos los lunes en la Asociación Cristiana de Jóvenes para compartir "la eé en Dios", dijo el futbolista argentino, jugador del club Racing de Montevideo, Fabio Giménez.
En diálogo con IPS Giménez arguyó que luego de acercarse a Dios cambió su vida, "que antes era desarreglada y estaba perdiendo oportunidades", al grado que llegó a consumir drogas.
Actualmente Giménez es uno de los jugadores más destacados del campeonato profesional de fútbol uruguayo.
Atletas para Cristo es una organziación internacional con fliales en más de 100 países. Su principal impulsor fue el brasileño Paulo Silas, ex jugador profesional de San Lorenzo de Argentina que regresó a su país.
Uno de los líderes del movimiento en Uruguay, futbolista del club Nacional Juan Ravera, destacó que los integrantes del grupo pertenecen a diferentes iglesias y que no son "una nueva religión ni una nueva secta".
En la difusión de su mensaje a través de los medios de comunicación la Iglesia Católica también está perdiendo terreno.
Un estudio realizado por el diario montevideano La República indica que distintas organizaciones religiosas suman más de 320 horas semanales para predicar su fe en las radios de la capital.
De ellas, los grupos evangelistas ocupan el 88 por ciento, los umbandistas el ocho por ciento y la Iglesia Católica el cuatro por ciento.
El poderío económico de las organizaciones evangelistas les ha permitido esa ventaja, que también les facilitó la compra de varios locales en la capital uruguaya para congregar a sus fieles. (FIN/IPS/rr/dg/cr-pr/97)