Las periodistas de la televisión de Pakistán no aparecerán más junto a sus colegas varones ante cámaras, de acuerdo con órdenes impuestas por el primer ministro Nawas Sharif en persona.
Al mismo tiempo, de acuerdo con las instrucciones del gobernante, se levantarán de la programación telenovelas, noticieros e incluso avisos comerciales de jabones y detergentes.
Sharif, en una visita a la estación de la estatal Corporación de Televisión de Pakistán (PTVC) en Lahore, recomendó a los productores que "limpien" la pantalla.
Los productores, preocupados por sus empleos, derivaron la orden a sus subalternos aun antes de que el gobierno la emitiera por escrito. "El primer ministro dio órdenes verbales y eso es suficiente", dijo el guionista Alí Akbar Abbas, al parecer de acuerdo con Sharif.
"Sus órdenes fueron claras. No queremos competir con los canales extranjeros. La PTVC debe promover programas educativos adecuados a la cultura paquistaní", agregó Abbas.
Pero un productor que reclamó reserva sobre su identidad se manifestó azorado. "No hay nada vulgar en nuestra programación. Las nuevas directivas son ridículas. Quieren que hagamos programas interesantes y creativos sobre civismo, seguridad en el tránsito y cómo decir nuestras oraciones", expresó.
Si bien no se dieron órdenes escritas a la PTVC, sí las hubo en el caso del canal semiprivado National Television Marketing (NTM), que, a su vez, remitió una circular a las agencias de publicidad.
"Estamos conmocionados por las directivas. Nuestros clientes, en especial las compañías multinacionales, están asombrados. Las instrucciones parecen un embate contra las mujeres. Esto es patético", dijo Bashir A. Khan, de la agencia Manhattan Advertising, radicada en Karachi.
"Aquí estamos, en el umbral del siglo XXI, y el primer ministro quiere anular el progreso femenino", agregó Khan.
La circular prohíbe a las modelos mascar chicle o comer helados, enjabonar sus mejillas o lavar sus cabellos. Además, varones y mujeres no deben ser mostrados muy juntos.
"Parece el regreso a la era de Zia", dijo el actor de televisión y publicitario Asif Raza Mir. Se refería a la dictadura del general Zia ul-Haq, quien intentó justificar sus doce años de permanencia en el poder a través de un proceso que él mismo denominó "islamización".
En 1988, Zia ordenó el levantamiento de todos los avisos con participación femenina, que debían ser enviados a Islamabad para someterlos a la censura.
La campaña lanzada por Sharif es, al parecer, consecuencia de la popularidad de los programas de música pop y rock emitidos por PTVC y NTM, en los que aparecen grupos paquistaníes.
En su visita a Lahore TV, Sharif embistió contra los "jóvenes de pelo largo" y "la cultura del vaquero" que debía ser reemplazada por "la cultura paquistaní". Así, los grupos de música moderna fueron expulsados de la pantalla a pesar de su inmensa popularidad.
"¿Qué es más vulgar? ¿Cinco mil jóvenes que cantan juntos y en paz una canción que genera armonía y unidad nacional o millones de personas a los que se niega la educación, la salud o los derechos humanos básicos?", se preguntó, furioso, Salman Ahmed, del popular grupo Junoon.
"¿Qué es más obsceno? ¿Nuestra música o el saqueo y la corrupción entre los políticos paquistaníes? Que alguien, por favor, defina cuál es nuestra cultura, antes de que se use esa palabra como un naipe trucado", agregó.
"La cultura y la fe religiosa tienen distintos significados entre personas diferentes. Los gobiernos no deberían intentar definirlas. En un país tan diverso en lo cultural como Pakistán, no hay una única definición", dijo el periodista Jalees Hazir, especializado en medios y cultura.
Todos los grupos de rock de Pakistán tienen en sus repertorios canciones "nacionales", destinadas a ganar aceptabilidad ante las autoridades. Algunas de esas canciones son muy pegadizas y populares e insuflan sentimientos nacionalistas a los jóvenes.
"La música pop hizo por la juventud de este país lo que los políticos no pudieron", afirmó Shehzad Ahmed, del grupo Signos Vitales, cuya canción "Dil Dil Pakistan" se ha convertido en un himno juvenil hace casi diez años.
Las instrucciones de Sharif reflejan la necesidad del gobierno de fortalecer su base política en momentos en que enfrenta una crisis constitucional por su enfrentamiento con la Suprema Corte de Justicia.
La medida, según algunos observadores en Islamabad, es previa a las elecciones anticipadas que, con seguridad, convocará el primer ministro para ampliar su respaldo parlamentario.
Sharif perdió el respaldo del empresariado que lo llevó al poder tras derrocar de forma constitucional a su antecesora, Benazir Bhutto. Por eso, pretende seducir a la derecha religiosa a la que al principio de su mandato ignoró.
"Esto tiene la finalidad de fortalecer el apoyo del voto conservador, que el gobierno estaba perdiendo", dijo un alto funcionario de la televisión estatal en Islamabad.
Todos los gobiernos paquistaníes han recurrido en los 50 años de vida independiente del país al "Islam" y al "nacionalismo" cuando sufría debilidad política.
Zulfikar Alí Bhutto prohibió en los años 70 la venta de alcohol a ciudadanos musulmanes, declaró el asueto semanal el viernes en lugar del domingo y declaró que la comunidad Ahmedi era "no musulmana".
Eso no le salvó. El régimen del general Zia, que lo derrocó y luego lo ejecutó, intentó con su discurso islámico ganar la base política con la que no contó en ningún momento de su mandato.
Después de la muerte de Zia en un accidente aéreo en 1988, Benazir Bhutto, hija de Zulfikar Alí Bhutto educada en las universidades de Oxford y Harvard, se presentó como candidata en elecciones generales.
Para evitar la ira de la derecha religiosa, cubrió su cabeza con un pañuelo, se mostró como una musulmana observante y dejó de estrechar la mano de hombres en público.
Pero eso no le permitió ganar popularidad o aceptación en una comunidad que, cuando le dio su respaldo en las urnas, lo hizo a regañadientes.
"Quienes la respaldaron lo hicieron a pesar de sus oraciones. Y quienes la atacaron no creyeron en su sinceridad", comentó una activista por los derechos femeninos que reclamó reserva sobre su identidad.
La activista agregó que las nuevas restricciones a la actividad de los medios será para Sharif un tiro por la culata, pues el primer ministro perderá así el respaldo empresarial que lo puso en el poder. (FIN/IPS/tra-en/bs/js/mj/ip cr hd/97