NICARAGUA: Sobrevivir, la lucha de cada día

Miles de nicaragüenses sobreviven en las calles de est capital haciendo cualquier cosa a cambio de un córdoba. En el plano macroeconómico, en cambio, se escucha un discurso optimista que habla de inversión extranjera y de exportaciones sin precedentes.

El robo, la prostitución y el narcotráfico son algunas de las actividades a las que recurren muchos para hacerse del sustento para vivir.

Pero la mayoría, que no quiere caer en esto, se paran en los semásforos para limpiar los parabrisas de los automóviles, vender bollos de pan, diarios, una mascota, pescado o una colorida lapa.

Adultos, jóvenes y niños se muestran diariamente dispuestos a vender cualquier cosa a cambio de lo que les pueda dar el ocasional comprador.

Son escenas típicas de grandes ciudades latinoamericanas, donde el desarrollo y la inequidad han crecido juntos, según los análisis de la Organización de las Naciones Unidas, pero en Nicaragua es propio de un país que retrocedió 50 años en dos décadas.

Nicaragua fue golpeada en 1972 por un terremoto que destruyó Managua y la guerra contra la dictadura de Anastasio Somoza, que concluyó en 1979 con el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, no dio tiempo para recuperarse de la tragedia.

En los años 80, la guerra contra el sandinismo, financiada por Estados Unidos, y la hiperinflación retrotrayeron al país a la situación de los años 50 y 60.

Si bien la hiperinflación fue controlada durante el gobierno de Violeta Chamorro, el empobrecimiento de la población no se detuvo.

"A diferencia de la época sandinista los supermercados empezaron a llenarse, había qué comprar, pero no teníamos con qué comprar", explicó Benigno Aguirre, un trabajador de un restaurante de comidas rápidas recién abierto en Managua.

Con un dólar difícilmente hoy alguien pueda tomarse una tasa de café. El plato más popular, una mezcla de arroz y frijoles con carne asada, comprado en una típica "fritanga" cuesta 1,5 dólares. Para un turista es muy barato, pero no para miles de nicaragüenses.

María, de 24 años, trabaja de cocinera en una zona franca de taiwaneses reactivada tras la llegada al poder de Arnoldo Alemán.

"Gano 300 córdobas (37,5 dólares) por quincena y no me alcanza para vivir. Necesitaría mil córdobas para comer, pagar casa y luz, pero sigo en este trabajo porque no hay nada más que hacer", dijo a IPS la mujer, cuyo esposo está desempleado desde hace años.

El lago de Managua ha sido por décadas el receptor de las aguas servidas de la capital. Aunque todos saben que no deben consumir pescados provenientes de allí, de nada vale la advertencia sanitaria cuando escasean otros alimentos o el dinero para comprarlos.

Las cifras oficiales hablan de un desempleo abierto de menos de 17 por ciento y de un subempleo de 30 por ciento, en una población económicamente activa calculada en 1,5 millones de personas.

Sin embargo, extraoficialmente se indica que la falta de trabajo afecta a más del 50 por ciento de la mano de obra nicaragüense.

Eduardo Estrada, gerente de Mundo Financiero, revista especializada en economía y finanzas, considera que Nicaragua vive un nivel de sufrimiento de la población superior a 45 por ciento. Ese porcentaje lo obtuvo de sumar la tasa de desempleo y la de inflación.

Según cálculos del Centro de Investigaciones Económicas y Recursos Humanos (CIERH) citados por Estrada, la inflación acumulada entre 1992 y 1997 ronda el 80 por ciento. En 1997 se espera que la tasa no supere el 10 por ciento.

Esto significa que la población está siendo más afectada por el crecimiento de los precios en el largo plazo, en virtud de que los salarios no se han ajustado en el mismo 80 por ciento.

El gobierno espera aliviar la pobreza con inversión extranjera que genere empleo.

Entre 1992 y 1996 Nicaragua ha recibido inversiones por 518 millones de dólares, la mayoría de ellos proveniente de Estados Unidos y Europa, según cifras del Centro de Exportaciones e Inversiones.

El gobierno confía ahora en que las inversiones asiáticas, que en el mismo período se situaron en cinco millones de dólares, aumenten drásticamente con una fuerte inyección de dinero proveniente de Taiwán, a raíz de acuerdos de cooperación de América Central con el país asiático.

Este monto de capital foráneo se observa en la dispersa ciudad de Managua a través de supermercados, expendedoras de combustibles propiedad de trasnacionales, centros comerciales y restaurantes de comida rápida.

Las inversiones llegan a este país centroamericano, uno de los pocos reductos donde todo está por hacerse. Se puede instalar cualquier negocio con bajos niveles de riesgo por falta de competencia.

En el sector industrial se considera que los nicaragüenses son buenos trabajadores y las cargas sociales y salarios no son elevados, lo cual hace competitiva la instalación de plantas. (FIN/IPS/mso/dam/if/97

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