El primer gobernador electo de la capital de México, Cuauhtémoc Cárdenas, supo hoy que su administración tendrá poco dinero y muchas cuentas que pagar, pero no alteró la reserva en que ha mantenido sus planes ni la decisión de no criticar a sus predecesores.
Las autoridades salientes indicaron este miércoles que el próximo gobernador, a instalarse en diciembre, recibirá deudas por 1.673 millones de dólares, un paquete de gastos anuales programado de 4.812 millones e ingresos calculados en menos de 4.000 millones.
La información, que los diputados de la oposición calificaron de preocupante, no alteró la reserva y silencio que Cárdenas, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), mantiene desde su histórico triunfo electoral del 6 de julio.
Cárdenas, que deberá administrar una de las ciudades más grandes y conflictivas del mundo, prefiere limitarse a realizar declaraciones generales y a contestar preguntas en la que desliga al PRD de la izquierda política.
La actitud del próximo gobernador contrasta con la presencia combativa que lo caracterizó en el pasado, cuando se desafilió del gobernante Partido Revolucionario Institucional para lanzar su candidatura a la Presidencia, fundar el PRD y luchar políticamente contra las autoridades del país y de la capital.
"No hablaré sobre la actual administración, no anunciaré planes concretos ni informaré sobre mi equipo de trabajo mientras no asuma el cargo", advirtió.
Al ser consultado sobre los cambios que implicará para la ciudad una administración identificada con la izquierda política, el gobernador electo respondió que el PRD "no se define por geometrías".
"Sólo somos un partido democrático", que pretende realizar un buen trabajo, agregó.
Desde septiembre, colaboradores del líder del PRD y del actual gobernador de la ciudad, Oscar Espinosa, mantienen renuniones para facilitar la transición de un gobierno designado por el Poder Ejecutivo nacional a otro, elegido por las mayorías.
El trabajo con el equipo de Cárdenas se desarrolla "en un ambiente de cordialidad, entera comunicación y mucha información", aseguró Espinosa.
El endeudamiento de capital aumentó 775 por ciento y los gastos 14,2 por ciento durante la administración de Espinosa (1994-97), que fue duramente criticado por el PRD. Mientras, los ingresos disminuyeron 1,2 por ciento.
Hasta el 2000, Cárdenas intentará resolver los problemas económicos y la crisis social de una ciudad que, según las últimas estadísticas oficiales, concentra 25 por ciento del producto interno bruto del país y 24 por ciento de la producción industrial.
Más de seis millones de pobres, entre los que se cuentan un millón de indigentes, unos 50.000 niños con graves problemas de desnutrición, 120.000 trabajadores ambulantes y una de las tasas de desempleo más altas del país, son algunos de los retos que enfrentará el nuevo gobernador.
"La situación de la ciudad es sumamente grave", afirmó el diputado Roberto Rico, del PRD, presidente de la comisión de Fomento Económico de la Asamblea Legislativa de la capital.
Para cumplir sus tareas, y especialmente para combatir la delincuencia, el problema que más preocupa a la población, Cárdenas deberá coordinar tareas y pedir apoyo financiero y logístico al gobierno de Ernesto Zedillo.
Cárdenas reconoce que su desempeño en el gobierno de la capital condicionará sus aspiraciones de llegar a la Presidencia en el 2000, cuando Zedillo termine su gestión de seis años.
El gobernador electo afirma que su trabajo será exitoso si los diputados aprueban un presupuesto adecuado para la ciudad y reforman algunas leyes y el gobierno central le otorga el apoyo que le ha ofrecido. (FIN/IPS/dc/ff/ip/97
