Los industriales de Japón confían en que el diálogo alivie las presiones de los ambientalistas, molestos por la meta que estableció el gobierno sobre reducción de emisiones de gases invernadero, a la que consideran poco ambiciosa.
Japón será en diciembre anfitrión de la conferencia de las partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se celebrará en Kioto.
Los empresarios intentarán convencer a los activistas de que están tomando grandes pasos tendientes a reducir las emisiones de gases invernadero, si bien un recorte más drástico generaría graves problemas económicos, entre ellos un gigantesco desempleo.
Los ambientalistas pretendían que Tokio impusiera por su condición de país sede una reducción sustancial de esos gases, causantes del calentamiento del planeta y producto de la quema de combustibles fósiles en la industria, el tráfico de vehículos y la energía domiciliaria.
Los activistas atribuyeron la limitada propuesta del gobierno a la presión de los poderosos industriales del país. Las fábricas japonesas emiten 75 por ciento del gas invernadero de todo el país, mientras las viviendas son responsables apenas de nueve por ciento.
Las empresas introdujeron medidas tendientes a reducir hasta 30 por ciento sus emisiones de esos gases. "Es imposible reducir las emisiones de forma drástica como la gente pretende que decidamos en Kioto", dijo un portavoz de la firma Nippon Steel Corporation.
"Eso no significa que la industria japonesa no esté preocupada por la situación. Muchas grandes compañías ya han planificado pasos significativos para reducir sus emisiones de gases contaminantes, o los están planificando", agregó el funcionario.
Japón propuso reducir las emisiones de gases invernadero del 2010 a cinco por ciento menos de las registradas en 1990, mientras la Unión Europea pretende que las naciones industrializadas lleguen a ese año con un abatimiento de 15 por ciento.
El gobierno tomó su decisión con miras a la conferencia en Kioto luego de largas negociaciones en las que el poderoso Ministerio de Comercio Internacional e Industria se puso del lado del empresariado.
El objetivo que se propondrá ante la conferencia es asequible, dados los crecientes requerimientos de energía de Japón y del mundo entero, afirma Tokio.
El ministerio advirtió que una meta más ambiciosa supondría un retroceso económico y derivaría en la pérdida de por lo menos 1,9 millones de empleos.
El gobierno de Estados Unidos, país que produce la cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, también anunció una propuesta que fue fustigada por los grupos ambientalistas debido a previsiones de los industriales similares a las de sus pares japoneses.
El presidente Bill Clinton anunció esta semana que procurará llevar las emisiones mundiales de gases invernadero del 2010 a los niveles de 1990, una meta aun menos ambiciosa que la planteada por Japón.
La organización ambientalista Greenpeace Internacional sostuvo que Washington había sucumbido a la presión del opositor Partido Republicano, que aceptó para su última campaña electoral millones de dólares en donaciones de compañías de gas y petróleo.
Los ambientalistas afirman que los países industrializados, responsables de la mayor parte de la liberación de gases invernadero a la atmósfera, deberían asumir también el grueso de los recortes de esas emisiones.
Como potencia industrial, Japón se ubica cuarto en la lista de emisores de gases invernadero. Su liberación de dióxido de carbono en la atmósfera por habitante es diez veces mayor al de India y 100 veces mayor al de Nepal.
Pero los países como Japón deberían tomar medidas drásticas para reducir su fuerte dependencia de los combustibles fósiles. Las empresas industriales afirman que ya han tomado algunos pasos en ese sentido.
"Estamos comenzando a recortar el uso excesivo de energía, el primer paso de muchos otros dolorosos que debemos asumir para reducir los gases que calientan el planeta", dijo el portavoz de Nippon Steel.
La industria automotriz, pilar de la economía japonesa, desarrolla autos denominados "verdes". El modelo Prius, diseñado por Toyota, generó una tormenta en la última Feria Internacional Automovilística en Tokio, aún en curso.
Se trata del primer vehículo producido en masa con un "motor híbrido", que, al contrario que los eléctricos, cuya batería debe recargarse con frecuencia, tiene una motor de combustión interna que recarga la batería. Su rendimiento es de 28 kilómetros por litro de gasolina, el doble que los normales.
El gasto de diseño e investigación aumentó entre cuatro y seis por ciento debido a la necesidad de desarrollar vehículos "verdes", estimó el presidente de Toyota, Hiroshi Okuda. (FIN/IPS/tra-en/sk/mj/en/97