ISRAEL: Experto que reveló carrera nuclear ya pasó 11 años preso

Mordechai Vanunu, procesado por revelar información secreta del programa de armas nucleares de Israel, cumplió 11 de los 18 años de cárcel a los que fue condenado en estricto aislamiento en una prisión israelí de alta seguridad.

La Campaña Internacional Liberen a Vanunu continúa su labor para que el caso reciba la atención de la opinión pública y exige que se ponga fin a su sufrimiento. Un nuevo libro, "Voces para Vanunu", escrito por 15 expertos internacionales, elogia su ejemplo moral.

El activista trató de defender la democracia y la seguridad de su pueblo y la humanidad cuando entregó al diario británico Sunday Times fotografías que tomó como técnico auxiliar en la planta nuclear de Dimona, Israel, en el desierto de Negev, asegura el libro.

La obra suministra un amplio panorama de la historia de Vanunu en el contexto de la seguridad de Medio Oriente y los aspectos políticos, médicos y de derechos humanos del caso.

Vanunu está recluido en una celda de dos por tres metros y apenas se le permite una sesión diaria de ejercicios y una visita de una hora de sus familiares, cada 15 días, separados por una reja.

El aislamiento prolongado viola claramente tratados internacionales que Israel está obligado a cumplir. En 1991, Amnistía Internacional condenó esta forma de reclusión durante días o semanas como una forma de tortura.

El aislamiento prolongado conlleva graves riesgos de enfermedad mental y somática. Los observadores se asombran de la aparente resistencia de Vanunu.

El ganador del premio Nobel de la Paz, Joseph Rotblat, uno de los autores del libro, arguye que Vanunu actuó en coherencia con la lealtad que el científico debe mantener hacia la humanidad.

El técnico, cuyo nombre fue considerado nueve veces para el premio Nobel, no debe ser considerado espía o traidor, sino como alguien que intentó advertir al mundo de un gran peligro, opinó Rotblat.

Vanunu sólo entregó las pruebas decisivas de la existencia de una capacidad nuclear que ya era de conocimiento general. Si la intención del programa de Israel era defensiva, el técnico no perjudicó al país al informar a los estados vecinos que su nación contaba con armas atómicas, sostiene Rotblat.

Cuando aceptó el premio Nobel en 1995, Rotblat dijo que Vanunu pagó un precio terrible por su acción ética, que ya sufrió bastante y debe ser puesto en libertad. Su motivo no fue el espionaje o la traición y el sistema judicial israelí debió haber forzado sus leyes penales para hallarlo culpable.

La culpa debe atribuirse en vez al pequeño grupo en el gobierno y las fuerzas armadas que lanzó el proyecto de armas nucleares, dejando de lado la constitución democrática de Israel.

Vanunu es una víctima de la historia especial de Israel y la posición que ocupa en el mundo. Si hubiera publicado fotos similares de un programa de armas nucleares de Irak o Corea del Norte, se le hubiera considerado un héroe.

Si Irak hubiera secuestrado a un denunciante en Londres, en la forma que lo hizo Israel, y luego lo hubiera recluido en forma solitaria, sin duda se habría generado una protesta mundial para su liberación, con respaldo oficial.

De haber sido un "espía" verdadero para otro país, las negociaciones entre gobiernos ya habrían producido su liberación.

"Vanunu estuvo al servicio de los intereses de todos los países que desean el desarme nuclear. Esperamos que acudan en su ayuda y que, especialmente Gran Bretaña e Italia tomen la delantera", señaló el activista británico Ernest Rodker.

La operación de los servicios secretos israelíes para capturar a Vanunu violó los derechos territoriales de estos dos países. Una agente conocida como "Cindy", actuando como estudiante de Estados Unidos, lo llevó hasta Roma, donde fue golpeado, drogado y trasladado hacia un barco de la marina israelí.

"Gobiernos británicos anteriores declararon que no hubo evidencia de violación alguna del territorio inglés, pero de hecho, las pruebas son abrumadoras", aseguró Rodker.

Los partidarios de Vanunu en todo el mundo esperan que la nueva administración laborista de Londres adopte una actitud distinta hacia el tema.

La Campaña Internacional Liberen a Vanunu organizó una conferencia internacional en Tel Aviv, en 1996, con la participación de prestigiosos oradores.

"La conferencia, con la presidencia del ganador del premio Nobel Joseph Rotblat, tuvo gran éxito en derribar el tabú en los medios de comunicación", opinó Sam Day, líder de la campaña en Estados Unidos.

"Aun si gran parte de la amplia cobertura de los medios israelíes fue hostil, la información y comprensión del público de Israel aumentó". Day asegura que Vanunu recibe un tratamiento más respetuoso de sus carceleros desde que se realizó la conferencia.

El activista Daniel Ellsberg, famoso en los años 70 por divulgar documentos sobre la participación de Washington en la guerra de Vietnam, también afirma que la acción de Vanunu equivale a un servicio moral en vez de un crimen.

Los juicios de Nuremberg posteriores a la segunda guerra mundial confirmaron hace 50 años la obligación que tienen los individuos de negarse a obedecer órdenes ilegales si desean evitar la responsabilidad penal internacional por sus actos.

Si todas las personas actuaran de acuerdo con esta premisa, los estados no podrían cometer crímenes de guerra ni tener una producción ilegal de armas en tiempos de paz.

Los líderes israelíes violaron en forma clandestina acuerdos internacionales para fabricar armas nucleares.

La gravedad de la acción quedó en evidencia en 1996, cuando la Corte Internacional de Justicia de La Haya confirmó que el poder destructivo de las armas nucleares impiden que sean utilizadas sin violar las leyes de la guerra y, en especial, la ley humanitaria que protege a los civiles de las hostilidades.

A Vanunu se le permite escribir y recibir cartas, en ambos casos, con censura. "No quise ser ni héroe ni famoso. No quise realizar esta acción, pero supe que si no lo hacía, nadie lo haría", escribió a su hermano.

"Me sentenciaron a muerte por ataque al corazón, pero sus esperanzas son en vano. No me rindo ni desespero. Sigo siendo muy fuerte, pero perdí la confianza en las organizaciones humanitarias", escribió Vanunu en una de sus últimas cartas. (FIN/IPS/tra-en/fsh/mk/aq-mj/dv/97)

(*) Fredrik S. Heffermehl es miembro de la Campaña Internacional Liberen a Vanunu y prestigioso activista de paz de Noruega

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