/INTEGRACION/AMERICA LATINA: La hora de la armonización macroecnómica

El proceso de integración de América Latina exige en su fase actual la armonización de políticas macroeconómicas y la coordinación en materia de obras de infraestructura y servicios, afirmó el Sistema Económico Latinoamericano (SELA).

El argentino Carlos Moneta, secretario permanente del SELA, presentó el jueves 2 en Caracas el documento "Tendencias y opciones en la integración de América Latina y el Caribe", que será considerado del 6 al 9 de este mes por el ministerial XXIII Consejo Latinoamericano, en Trinidad y Tobago.

Como ejemplo de la necesidad de armonización macroeconómica, Moneta senaló el caso del Mercado Común del Sur (Mercosur), que presenta "problemas de coordinación de políticas económicas, porque sus mayores socios, Argentina y Brasil, tienen procesos de estabilización con distintas políticas y tiempos de inicio".

Por esa razón se producen tensiones "naturales" en el Mercosur, integrado también por Paraguay y Uruguay y al que se asociaron Bolivia y Chile. "No debemos verlas con visión catastrófica, porque son controversias cotidianas que se van resolviendo", aclaró Moneta.

Pero es muy claro, subrayó, que la armonización macroeconómica ya está en la agenda de la integración, pues "los esquemas subregionales vigentes aspiran a la formación de un mercado común".

"En América Latina y el Caribe es poco lo que se ha avanzado en esta dirección", dijo Moneta, evocando la inestabilidad que prevaleció en la región hasta los años 90 y las crisis financieras de esta década.

También advirtió que "el funcionamiento de una unión aduanera requiere la coordinación de políticas sectoriales en temas como la construcción de infraestructura y la provisión de servicios".

"Si queremos integración y más comercio necesitamos caminos, puertos, telecomunicaciones", explicó Moneta, para quien "en la medida en que más nos integramos más debemos ocuparnos de temas antes obviados".

Lo que diferencia una unión aduanera de un mercado común es que en este último existe el libre movimiento de factores de producción, esto es, de capitales y personas, recuerda el documento que la secretaría del SELA llevará al Consejo.

El libre movimiento de prsonas es un asunto extremdamente sensible en los países latinoamericanos, que prsentan altos niveles de pobreza, desempleo y subempleo. "El problema se presume de tal magnitud que prácticamente aún no ha sido abordado de manera abierta en los esquemas subregionales", observó Moneta.

El documento cita una observación de la Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina, según la cual, el libre movimiento de personas trasciende la eliminación de barreras a su desplazamiento y requiere "garantizar al emigrante un conjunto de derechos en los campos laboral, previsional, sanitario, educacional y otros".

El tema se tocará en un panel del XXIII Consejo, sobre Crecimiento y Empleo, comentó por su parte el trinitobaguense Luis Rodríguez, subsecretario del SELA, .

Pese a la dificultad, los esquemas subregionales necesitan profundizar esas modalidades de mercado común si aspiran mantener su identidad dentro de espacios de libre comercio más amplios, que los incluyan, como la hemisférica Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que debe negociarse para el año 2005.

Por otra parte, un área sudamericana y aún enteramente regional de libre comercio plantea "un objetivo conceptualmente muy simple, pero lleno de dificultades en la práctica: multilateralizar las preferencias arancelarias y unificar nomas y procedimientos para ese comercio".

Se trata de compatibilizar los regímenes de origen, salvaguardas, valoración aduanera, normas técnicas y de solución de controversias, con base en las directrices pactadas en la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Pese al tamaño y dificultades de las tareas planteadas, Moneta estimó que las condiciones para entrar de lleno en una zona regional o sudamericana de comercio liberado estarán presentes entre el año 2005 y el 2010.

"Es parte de un proceso global. Hay un 'boom' de la integración a nivel mundial y prácticamente todos los miembros de la OMC forman parte de algún acuerdo integracionista", recordó Moneta, quien subrayó por otra parte los avances cnseguidos en la última década.

El comercio ha crecido. En 1985 América Latina y el Caribe exportó al resto del mundo por 95.664 millones de dólares. En 1995 lo hizo por 216.962 millones de dólares. El intercambio intrarregional se ha cuadruplicado: en 1985 fue de 9.062 millones de dólares, y en 1995 de 37.554 millones.

Otros activos son la estabilización democrática, la similitud del ajuste económico, la apertura, el fortalecimiento de los grupos subregionales de integración y la opción por el regionalismo abierto. Todos abonan la búsqueda de convergencia en un esquema regional.

En paralelo corre el proyecto hemisférico. El SELA advierte que uno de los grupos que participarán en el ALCA -el Tratado de Libre Comercio de Canadá, Estados Unidos y México- representa 87 por ciento del producto bruto del continente y 83 por ciento de su comercio exterior.

Los cancilleres y ministros de Economía, Comercio e Integración que se reunirán en Puerto España trazarán entonces directrices para trabajar en paralelo por las áreas de libre comercio del sur de América y de toda ella.

Y en uno y otro caso, recordó Moneta finalmente, deberá considerarse el tema de las economías más pequeñas, como las de la mayoría de los países del Caribe y América Central. Todo orientado a un mercado común que apoye los esfuerzos de latinoamericanos y caribeños para alcanzar el desarrollo. (FIN/IPS/jz/ff/if/97

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