Obispos de la Iglesia Católica Romana de Haití lanzaron un llamado a la unidad, la tolerancia y la solidaridad como elementos indispensables para acelerar la reconstrucción económica del país caribeño.
En una carta pastoral recién publicada por la Conferencia Episcopal Haitiana, los nueve obispos y tres arzobispos de Haití hablan de "las desavenencias que dividen a las familias, las comunidades y aun las dinastías políticas, que han privado al pueblo de su esperanza".
"La vida política parece haberse reducido a una lucha por el poder. ¿Los políticos aspiran a servir a su nación para el bien de todos o sólo de unos pocos?", se preguntaron los prelados.
La carta es muy crítica de los funcionarios públicos "que parecen incapaces de satisfacer o promover el bienestar de la población".
Los obispos expresaron alarma por el rápido deterioro del nivel de vida de la mayoría de la población haitiana, especialmente de los campesinos. "Hay demasiadas familias que no pueden alimentar a sus hijos, enviarlos a la escuela, darles atención médica, y muchos padres que no tienen empleo", dice.
La jerarquía católica también manifestó preocupación por el deterioro del medio ambiente, especialmente por la contaminación urbana y la deforestación de las montañas, que ha tenido un grave impacto sobre la agricultura.
Así mismo, expresaron preocupación por el creciente número de homicidios, que se han vuelto algo cotidiano, y otros crímenes como la corrupción y el narcotráfico, que se diseminan "como un cáncer".
"En estos tiempos trágicos, decimos que nada está perdido aún… Dios nos urge a crecer en espíritu, generosidad y abnegación, y nos exhorta a rechazar el egoísmo, que es la raíz de toda violencia, desprecio por la vida y aislamiento", dice la carta.
El tema principal de la carta pastoral es la necesidad de solidaridad entre los haitianos y de ciertos valores morales y espirituales para promover el bien común y mejorar la calidad de vida de la población. La carta exhorta también a los haitianos a rezar por estas necesidades en todo enero de 1998.
Las autoridades católicas reconocen que esos valores son necesarios para reconstruir el país y revivir el orgullo de la identidad humana y cristiana.
Tal reconstrucción sólo se concretará, según los obispos, mediante la abnegación, el abandono de toda codicia personal o colectiva, el reconocimiento de los otros como iguales y el amor a la nación.
La carta fue publicada recientemente pero está fechada el 12 de octubre, cuando se realizó la ceremonia de ascención de un nuevo arzobispo coadjutor en Puerto Príncipe. (FIN/IPS/tra- en/imc/sz/mk/ml/cr-ip/97
