El portaaviones estadounidense Nimitz, acompañado de dos cruceros, un destructor y un submarino de ataque, se internó el domingo en el Golfo, en cuya región se cuentan dos tercios de las reservas comprobadas de petróleo.
Este lunes, la marina de guerra de Irán comenzó, también el el Golfo, la tercera jornada del programa de maniobras "Demostración de fuerza", en el que participan barcos, submarinos de fabricación rusa y pequeñas lanchas patrulleras, con el respaldo de 40 aviones.
El arribo del USS Nimitz al estrecho de Ormuz, que une el mar de Omán con el Golfo, tiene dos razones.
La primera es el debate aguardado para el día 16 en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos para considerar el informe de la comisión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para la eliminación de las armas de destrucción masiva de Iraq (UNSCOM).
La segunda causa es la incursión realizada el 29 de septiembre por aviones de la fuerza aérea de Irán en el sur de Iraq contra bases de la organización insurgente iraní Mujahedin e Khalq (Combatientes del Pueblo). El sur de Iraq fue declarado por Estados Unidos área de exclusión de vuelos.
La respuesta de Washington a la penetración iraní en la zona de exclusión contrasta con su silencio ante las operaciones que Turquía realizó en los dos últimos años en el norte de Iraq. Las fuerzas turcas intentan destruir los campamentos en esa zona del rebelde Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), de Turquía.
Turquía lanzó a mediados de septiembre su última ofensiva contra las guerrillas del PKK en suelo iraquí y aún la mantiene, pese a las protestas de Iraq en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El área invadida por Turquía incluye la zona de exclusión de vuelos del norte Iraq que patrullan aviones de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
Turquía envió al norte de Iraq a 15.000 soldados apoyados por helicópteros y aviones. Un portavoz del Departamento de Defensa de Washington explicó que Estados Unidos y Turquía "toman algunas medidas para evitar 'conflictos" con sus respectivos vuelos. Es decir, Turquía avisa a Estados Unidos cuándo bombardeará la zona.
La última lista de organizaciones terroristas divulgada por el Departamento de Estado de Estados Unidos incluye tanto al PKK como al movimiento insurgente iraní Mujahedin e Khalq.
Washington advirtió a Irán que no debe atacar los campamentos de Mujahedin e Khalq en el sur de Iraq, pero admite implícitamente que Turquía se lance contra los guerrilleros del PKK en el norte del mismo país.
La política estadounidense contra Irán se extiende al ámbito económico, especialmente a su industria de petrólo y gas natural.
La ley de sanciones a Irán y Libia (ILSA), promulgada en 1996, contempla medidas contra las compañías extranjeras, sus subsidiarias y particulares que inviertan más de 40 millones de dólares por año en el petróleo o en la industria de gas natural de esos dos países.
Ya antes, otrs disposición había impuesto una prohibición semejante a las corporaciones, subsidiarias y ciudadanos de Estados Unidos. La aplicación de la ILSA queda a criterio y decisión del presidente Bill Clinton.
Un día antes de la intromisión iraní en el espacio aéreo de Iraq, un consorcio conformado por la corporación petrolera francesa Total, la rusa Gazprom y Petronas, de Malasia, firmó con un contrato con Irán por 2.000 millones de dólares para explotar una cuenca marítima de gas natural.
Se espera que esa cuenca produzca en el 2001 unos 20.000 metros cúbicos de gas, volumen suficiente para atender dos tercios de la demanda anual de gas de Francia.
Los defensores de la ILSA, encabezados por dos dirigentes reopublicanos, el senador Alfonse D'Amato y Benjamin Gilman, presidente del comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Reprepresentantes, exigieron firmeza a Clinton.
"Decenas de compañías extranjeras están a la espera de nuestra reacción ante el acuerdo firmado por Total", advirtieron D'Amato y Gilman en una nota entregada el 1 de este mes a Clinton.
"Si no sancionamos a Total por la violación de la ILSA, la inversión extranjera lloverá sobre las cuencas petroleras y de gas de Irán", agregaron los dos congresistas.
"La legislación estadounidense se aplica en Estados Unidos, y no en Francia. La Unión Europea apoya la posición francesa de rechazo a la pretensión de Estados Unidos de imponer su ley en todo el mundo", declaró por su parte el primer ministro de Francia, Lionel Jospin.
Atrapado entre dos fuerzas poderosas, Clinton optó por una táctica dilatoria. El Departamento de Estado envió una delegación a París, Moscú y Kuala Lumpur para estudiar el caso.
Francia y Alemania mantienen estrechos lazos comerciales con Irán, y no es probable que renuncien a esa relación por las amenazas de Estados Unidos.
Así mismo, la Unión Europea llevará el asunto a la Organización Mundial de Comercio, si Clinton impone sanciones a Total.
Compañías petroleras francesas también participan de contratos para la exploración de yacimientos de petróleo en Iraq, pero sólo comenzarán los trabajos cuando la ONU suprima las sanciones que mantiene sobre ese país desde septiembre de 1990.
Eso sólo ocurrirá una vez que la UNSCOM compruebe el retiro de los arsenales de Iraq de todas las armas de destrucción masiva y de los misiles de alvance superior a 180 kilómetros, y el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe su informe.
Las esperanzas de Iraq de anulación de las sanciones aumentaron cuando Richard Butler, embajador de Australia en la ONY y experto en desarme, reemplazó al sueco Rolf Ekeus en la presidencia de la UNSCOM.
Butler sugirió que Ekeus había politizado el caso. "No haré declaraciones políticas sobre este asunto. El papel de la UNSCOM es fundamentalmente técnico y científico", dijo Butler en vísperas de hacerse cargo de la presidencia de la comisión.
No obstante, los problemas siguen para los inspectores de la ONU. El gobierno iraquí se negó a autorizar la visita de la UNSCOM a tres sitios, con el argumento de que se trataba de residencias particulares.
Washington redujo recientemente su vigilancia del sur y del norte de Iraq, que realiza invocando la necesidad de proteger de Bagdad a dos zonas pobladas respectivamente por comunidades musulmanas chiítas y por la minoría kurda.
En el norte, lo hizo para favorecer la operación de limpieza lanzada por el Turquía. En el sur, debido al traslado de la base de su fuerza aérea de Khobar, en el oriente de Arabia Saudita, a la remota región de Al Kharj.
La nueva base se halla 500 kilómetros al sudeste de Khobar, y el traslado fue resuelto a causa de la muerte de 19 soldados en un atentado. La nueva ubicación ha aumentado el tiempo de reacción de los aviones de Estados Unidos ante una crisis en el sur de Iraq.
Pero la presencia del portaaviones Nimitz en el Golfo devuelve a Estados Unidos velocidad de reacción ante eventuales hechos en la zona de exclusión de vuelos del sur iraquí. También podrá penetrar más profundamente en esa área.
El Departamento de Defensa informó quue los barcos de guerra que acompañan al Nimitz están equipados con misiles crucero con capacidad para alcanzar objetivos en territorio de Iraq.
Se trata de un capítulo más de la estrategia de Washington para mantener bajo presión al presidente iraquí Saddam Hussein y convencer a Irán de que Estados Unidos no tolerará la violación del área de exclusión.
En síntesis, la amenaza está dirigida tanto a Iraq como a Irán, dos estados "renegados", según Washington.
Pero la fricción con la Unión Europea por Irán que, a diferencia de Iraq y Libia, no ha sido sancionado por la ONU, demuestra que la política de contención aplicada por Washington en el Golfo no es sostenible a medio o largo plazo. (FIN/IPS/tra- en/dh/rj/ff/ip/97