Enos Schera es dirigente de siete grupos contra la inmigración en Estados Unidos, aunque sus bisabuelos eran inmigrantes y él se describe a sí mismo como medio italiano, un cuarto irlandés y un cuarto alemán.
Tres de esos grupos, Ciudadanos Unidos de Dade, Inglés de Estados Unidos y Ciudadanos de Arizona por el Inglés Oficial, hacen campaña para mantener el inglés como única lengua oficial, ante el avance del español en el estado de Florida.
Ciudadanos Unidos de Dade se creó en un principio para luchar contra la intención del gobierno municipal de Miami de declarar bilingüe a la ciudad, explicó Schera.
La organización lanzó luego una campaña para impedir que el condado de Dade, donde reside Schera, gastara un millón de dólares por año en la traducción al castellano de documentos de las autoridades locales.
Sus miembros recaudaron más de 137.000 firmas para realizar junto con las elecciones municipales de 1980 un plebiscito a favor del inglés como único idioma oficial del condado, que se halla en Florida.
La batalla fue ganada en aquella ocasión, pero 13 años después, el resultado se dio vuelta, cuando seis comisionados hispanos se incorporaron al consejo del condado.
Ciudadanos Unidos de Dade se convirtió entonces en una fuerza contra los inmigrantes. Schera, su vicepresidente, se refiere a lo que denomina el "conflicto del idioma en Miami" y a la "falta de integración de los inmigrantes que llegan a la zona", un hecho que "sofoca la cultura anglosajona".
Mientras, inmigrantes originarios de países anglófonos del Caribe expresan malestar ante ofrecimientos de empleo en Dade y Broward, incluso en los ayuntamientos de esos dos condados, que solicitan candidatos bilingües.
La Universidad Internacional de Florida ofrece un curso de posgrado de periodismo que se dicta sólo en castellano, ya que no existe un programa paralelo en inglés.
Algunos integrantes de la comunidad anglófona procedente del Caribe reconocen que no tienen interés en aprender castellano y se preocupan porque los inmigrantes hispanos que hablan inglés cuentan con ventajas en el mercado de trabajo.
Olivia, enfermera nacida en Jamaica, se queja de tener que tratar con personal hispano que "no habla inglés claro" tanto en el sector público como en el privado. Luego de 12 años de vivir y trabajar entre inmigrantes en Florida, ella no habla una palabra de castellano.
El caso de los inmigrantes que no hablan o no quieren aprender el inglés es capítulo importante del debate en curso sobre la inmigración. La Federación para la Reforma del Sistema de Inmigración de Estados Unidos (FAIR) entiende que ese hecho indica falta de voluntad de integración social.
Pero el tema también es importante para otros estadounidenses que no comparten la resistencia de FAIR a la inmigración.
Sandra, hija de inmigrantes, afirma que la "diversidad de idiomas, comidas, costumbres y música contribuye a la riqueza de la cultura de Estados Unidos".
Pero a Sandra no le gusta la idea de que la compañía de electricidad de Filadelfia gaste dinero en imprimir las cuentas de energía en inglés y castellano mientras reduce costos con el cierre de oficinas pero no reduce sus tarifas.
"La última vez que participé en elecciones, las papeletas de votación estaban presentadas en inglés y español. Estoy harta de oir protestas cuando los documentos no están traducidos al español, como si el inglés fuera una especie de lengua opresora. Las leyes y la constitución están en inglés", señaló Sandra.
Kurt, residente en Washington, comparte la opinión de Sandra. "Estados Unidos es un país libre y la gente puede hablar el idioma que quiera. Si (algunos hispanos) quieren marginarse y limitar su existencia a una lengua extranjera, es su decisión".
"Pero no tienen derecho de esperar que se les responda en otra cosa que no sea el idioma nacional, que es el inglés", agregó.
Los defensores el inglés como única lengua oficial cuentan con un poderoso portavoz en la figura del ex precandidato presidencial del Partido Republicano Pat Buchanan.
Grupos progresistas arguyen que la causa del inglés como único idioma oficial encubre ánimo racista y ataca a los residentes extranjeros, pero el tema del idioma también genera tensión entre las organizaciones de inmigrantes.
La activista Cheryl Little rechaza el argumento de que los inmigrantes no quieren integrarse a la sociedad.
"Todos nuestros clientes quieren aprender inglés", aseguró Little, directora del Centro de Defensa del Inmigrante, de Florida, organización sin fines de lucro que brinda asistencia legal gratuita a los inmigrantes.
"Todos quieren ser parte de la sociedad estadounidense. Creo que somos nosotros quienes les cerramos las puertas", dijo Little.
"El idioma simboliza mucho. Una de las cosas que la sociedad estadounidense espera de los inmigrantes es que aprendan el inglés, preferiblemente 15 minutos después de llegar al país", comentó el periodista hispano Ray Suárez.
Sylvia Pedraza, profesora de sociología de la Universidad de Michigan, arguyó en una de sus publicaciones que los inmigrantes de hoy sufren menos presión para integrarse a la sociedad receptora debido a la revolución del transporte y las comunicaciones.
Pedraza señaló que las posibilidades de regresar a su país de origen eran escasas para los inmigrantes llegados a Estados Unidos en el siglo pasado.
En cambio, hoy se puede hablar de "comunidades trasnacionales", que van y vienen, y por lo tanto, pueden retener más de su cultura original, incluyendo el idioma. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/aq-ff/pr/97