/ELECCIONES EN ARGENTINA/ Dos mujeres, protagonistas de la jornada

Dos mujeres serán las principales protagonistas de las elecciones legislativas de este domingo en Argentina: una de ellas podría postularse a la presidencia en 1999, si vence esta vez, y si gana la otra, el candidato agradecido será su marido.

Hilda González, esposa del gobernador peronista Eduardo Duhalde, compite en la provincia de Buenos Aires, primer distrito del país, donde encabeza la lista de diputados desde hace pocos meses, cuando su esposo la convenció de que en su aceptación estaba "su" (de él) futuro político.

Ningún dirigente, funcionario o legislador alcanzaba los niveles de popularidad que ostentaba González, una mujer casi desconocida en el resto del país, que apenas asiste a programas de televisión y no aparece en las revistas. Sólo dirige un plan asistencialista en la provincia.

En el mismo distrito, pelea la senadora Graciela Fernández Meijide, primera en la nómina de legisladores de la Alianza de oposición formada por la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario. Fernández no niega su ambición de suceder al presidente Carlos Menem en 1999.

Tanto Eduardo Duhalde como Fernández deberán pasar por el filtro de una elección interna dentro de sus partidos para que se legitime su candidatura presidencial, pero a dos años de esa pelea las encuestas los colocan en las gateras, por eso estos comicios son claves.

Con nueve millones de votantes -sobre un padrón nacional de más de 22 millones- la elección en la provincia de Buenos Aires representa casi 40 por ciento del padrón, y los encuestadores coinciden en que la paridad entre las dos candidatas es tal que impide hacer pronósticos certeros.

Las elecciones se celebran para renovar la mitad de la cámara baja: 127 diputados sobre 257. El oficialismo tiene 131 legisladores, pero a partir de estos comicios el equilibrio puede variar.

La polarización en la provincia bonaerense repartió más de 90 por ciento de los votos entre las dos mujeres. La esposa de Duhalde, con su programa de ayuda social, recoge mayoritariamente el voto de sectores pobres e indigentes. Fernández atrae más fuerte a la clase media y alta.

Según una encuesta del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, la esposa de Duhalde consigue 74 por ciento de votos entre los más pobres y 59 por ciento de la clase media prefiere a Fernández.

Leche, huevos y cereales parece ser la receta de Hilda, conocida como "Chiche". Esos alimentos los reparten todos los días unas 25.000 voluntarias (las "manzaneras") en los barrios más pobres de su provincia. El programa llega a 600.000 personas y se financia con fondos oficiales.

Los críticos denuncian que la tarea humanitaria de Chiche -que se realiza casi con la mitad de los 600 millones de dlares anuales asignados por ley a atender solo las necesidades del conurbano de Buenos Aires- pala las falencias del programa oficialista que genera alto desempleo y pobreza.

Cultora del perfil bajo -que se cotiza alto en estas elecciones- , la esposa del gobernador rechaza el debate. Ella confiesa desinters por la tarea legislativa que piensa delegar en sus asesores y asegura preferir la acción social, siguiendo de cerca los planes de su provincia.

Chiche no tiene antecedentes políticos, salvo el de estar casada con Duhalde. Es maestra, crió a cinco hijos y trabajó siempre "ayudando" a su esposo, que llegó a ser gobernador de la provincia ms importante del país, fue reelegido y aspira a ser el candidato peronista a la Presidencia.

Fernández, en cambio, era profesora de francés y saltó a la política desde una organización de derechos humanos en la que comenzó a actuar luego del secuestro y desaparición de uno de sus hijos durante la última dictadura militar. Su esposo es arquitecto y poeta y no le interesa la política.

En diálogo con IPS, la socióloga Cecilia Lipsyck, especialista en estudios de la mujer, sostuvo que las dos candidatas tienen parecidos y diferencias. "Ninguna es vista como surgida de la partidocracia sino del campo social, no están contaminadas porla corrupcin, son sensibles y pragmáticas".

Sin embargo, aclaró que a su juicio, Hilda de Duhalde tiene un "poder delegado" de su esposo con el que armó una red solidaria que "tiende a reforzar el papel tradicional de la mujer altruísta, ama de casa, responsable de velar por la salud de la familia y de dar alimento".

"En cambio, Fernández tiene una imgen de mujer más moderna, con poder propio, que rechaza el asistencialismo y tiene un gran poder de comunicación, un valor muy importante en momentos en que los medios desplazaron a los partidos políticos como espacio de debate", añadió.

Cada una de las "manzaneras" que trabajan para Chiche controla en realidad cuatro manzanas. Ellas se aseguran de que si hay niños pobres, sus madres reciban alimentos básicos, si hay embarazadas, velan por sus controles peridiócos, y si hay desocupados, "avisan" a Chiche.

Aún con diferencias, ambas coinciden en algunos puntos de política hacia la mujer. Las dos se manifiestan proclives al control de la natalidad y al derecho de ejercer libremente la sexualidad, aunque Fernández acusa a Chiche de tomar posturas que no se reflejan en la práctica de gobierno.

En cuanto al divorcio, discrepan. Fernández está de acuerdo en que exista, y de hecho la ley fue aprobada hace casi 10 años. La esposa de Duhalde lo rechaza por experiencia propia. Sus padres se separaron cuando ella tenía 15 años y su padre la abandonó.

Con estas historias como antecedentes, las dos mujeres se preparan para competir en unas elecciones históricas, en las que por primera vez dos mujeres no son protagonistas sólo por una necesidad de cumplir con el cupo que obliga a presentar mujeres en las listas.

Esta vez, los hombres políticos, identificados con el desprestigio de su actividad, se vieron forzados a ocultarse detrás de ellas, que son hoy las que tienen la última palabra. (FIN/IPS/97

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