Ochocientos millones de personas despiertan cada día con una sola idea: conseguir el sustento mínimo necesario para poder seguir viviendo. Del total, 200 millones son niños, cuyo "juego" principal consiste también en procurarse alimentos o esperar que los encuentren sus padres.
Casi todas esas personas viven en el Sur en desarrollo, aunque algunas se encuentran en los países ricos, donde la mayoría se despierta cada día con otra preocupación: comer menos, para combatir el sobrepeso.
Con múltiples actos en más de 150 países se recordó este jueves la situación de aquellos que sufren hambre, al celebrarse el Día Mundial de la Alimentación, cuyo lema fue "Invertir en la seguridad alimentaria".
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) instituyó el Día Mundial de la Alimentación en conoincidencia con el aniversario de su fundación, que se remonta a 1945.
La persistencia del hambre en el mundo pone de relieve la necesidad de crear condiciones e incentivos para la inversión en sectores y actividades que permitan conseguir la seguridad alimentaria para todos.
La Cumbre Mundial sobre la Alimentación, realizada en noviembre de 1996 en la capital italiana, aprobó la llamada Declaración de Roma sobre seguridad alimentaria mundial y un plan de acción.
La Cumbre fijó la fecha del 2015 para reducir a la mitad el número de personas desnutridas, que son 800 millones en la actualidad. El acto central de este aniversario se efectuó también en Roma, donde se halla la sede central de la FAO.
El Papa Juan Pablo II, quien este juves comenzó el vigésimo año de su pontificado, destacó que, para "derrotar el hambre, no basta la disponibilidad de alimentos, sino que se requieren condiciones políticas, económicas y ambientales".
También la FAO ha advertido que para erradicar el hambre no basta producir más alimentos. El único medio para conseguir la seguridad alimentaria para los pobres es mejorar el acceso de éstos a los alimentos, afirma la organización.
Estudios de la FAO indican que uno de los mayores problemas con que se enfrenta la humanidad es alimentar a una población mundial que aumentará de 5.800 millones de personas en 1997 a 9.400 millones en el 2050.
El director general de la FAO, Jacques Diouf, de Senegal, señaló la necesidad de poner a disposición de los agricultores pobres tecnologías apropiadas, mejorando su acceso al crédito, invirtiendo en bienes productivos, mejorando la sanidad y la educación.
Las inversiones relacionadas con la agricultora en los países en desarrollo para el período 1990-2010 deberán incrementarse en casi 25 por ciento respecto del último decenio, hasta alcanzar un total de 166.000 millones de dólares anuales, expresa un documento de la FAO.
Como ha sucedido hasta ahora, casi las tres cuartas partes de esa cantidad procederán de los agricultores que invierten su propia mano de obra y sus propios fondos.
El resto, que representa unos 41.000 millones de dólares anuales, tendrá que proceder de fuentes gubernamentales y de la ayuda internacional.
Los gobiernos y la comunidad internacional deberán revertir el decreciente apoyo a la agricultura. Entre 1982 y 1992, el valor de la asistencia bilateral y multilateral a la agricultura disminuyó de 10.000 a 7.200 millones de dólares.
El ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Lamberto Dini, reiteró la voluntad de su país, que otorga a la FAO 30 millones de dólares por año, de proseguir su colaboración con el esfuerzo por la seguridad alimentaria, que está basada en la filosofía de la "racionalización" de acciones bilaterales y multilaterales.
"Combatir la pobreza y empeñarse en extirparla es nuestro deber moral y político y debemos actuar según las dimensiones sociales y económicas de los países interesados", afirmó Dini.
A la ceremonia realizada en la FAO asistieron los representantes de los 174 estados miembros de la organización. (FIN/IPS/jp/ff/dv/97