El premio Nobel de la Paz Oscar Arias denunció hoy en España la hipocresía de los países desarrollados que fabrican y exportan armas al Tercer Mundo.
Arias recibió este jueves el premio Carmen García Bloise, otorgado por la Fundación Españoles en el Mundo, que le fue concedido por sus aportes a la búsqueda de la seguridad humana global y al desarrollo humano y por ser "un profesional de la lucha por la paz".
El galardón le fue entregado por el octogenario Ramón Rubial, presidente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
García Bloise, la mujer que da su nombre al premio, fallecida hace tres años, estuvo exiliada durante el franquismo, perteneció a la dirección del PSOE hasta su muerte y creó la Fundación.
Arias agradeció la recompensa y subrayó que "muchos de los pueblos más pobres del mundo continúan sufriendo los efectos de innumerables conflictos bélicos, exacerbados por los intereses de los proveedores de armas, principalmente de Estados Unidos y Europa".
Añadió que es una paradoja que "las naciones desarrolladas justifiquen el tráfico de armas, presentándolo como su respuesta natural a una demanda existente, en tanto que en el caso del tráfico de drogas exigen que las restricciones se den en el lado de la oferta".
La transferencia de armas hacia América Latina "se origina muchas veces en la gestión, frecuente promotora de la corrupción, de contratos por parte de las industrias productoras y en la cínica presión diplomática de los países donde están establecidas esas industrias".
El Nobel de la Paz 1987 y ex presidente de Costa Rica criticó el levantamiento por el gobierno de Estados Unidos de la prohibición de suministrar armas de alta tecnología a América Latina.
Esa decisión, explicó, "podría dar inicio a una trágica carrera armamentista en América, porque reaparecerían las ahora casi inexistentes posibilidades de que en la región estallen conflictos internacionales".
Además, "porque eso significaría inevitablemente un aumento de la pobreza y el deterioro de las condiciones de vida de las grandes mayorías".
Eso es así porque las democracias que emergieron en aquella región continúan siendo graves y porque los niños americanos "necesitan escuelas y no tanques ni aviones de combate. Necesitan escuelas y centros de salud".
Arias aprovechó su presencia en Madrid para hacer "un llamado al pueblo español, a sus dirigentes y a su gobierno, para que apoyen a los pueblos y gobiernos de América Latina y el Caribe en su resistencia a los esfuerzos que hacen los grandes productores de armamentos para inducirnos a una nueva carrera armamentista".
En ese sentido, opinó que la próxima Cumbre Iberoamericana, que se realizará en Isla Margarita, Venezuela, el 8 y 9 de noviembre, podría ser un marco apropiado para la materialización de ese apoyo español que reclama.
No obstante esa situación, Arias se manifestó optimista. Se ha llegado "a un momento en el que la paz es, finalmente, una opción viable", dijo.
"Muchos países, previamente sumidos en el militarismo, transforman sus armas en herramientas y de todo ello emerge una comunidad global que se une en favor del desarrollo humano y la democracia, y en contra de la pobreza y de los vestigios del totalitarismo", consideró.
Arias terminó su discurso manifestando su deseo que un día el cantante español Joan Manuel Serrat, también premiado por la Fundación aunque no pudo acudir a recibir el premio, cante en España, en Costa Rica y en toda América y Europa, una estrofa del poeta español Antonio Machado, con la que cerró su discurso:
"¡Señor! La guerra es mala sy bárbara, la guerra,/ odiada por las madres, las almas entigrece:/ mientras la guerra pasa, ¿quién sembrará la tierra?/ ¿Quién segará la espiga que junio amarillece?" (FIN/IPS/td/dg/ip/97