La empresa Nike pretende proyectarse como promotora de los derechos de la mujer pero maltrata a las obreras que trabajan en sus fábricas de Asia, denunció en Estados Unidos una coalición de grupos de mujeres.
El desencadenante de la protesta fue un anuncio publicitario de la gigantesca fabricante de calzados deportivos en que se intenta vincular la potenciación de la mujer con su participación en los deportes.
"Aunque las mujeres estadounidenses que usan calzados Nike son estimuladas a desarrollar su potencial, muchas indonesias, vietnamitas y chinas que fabrican los zapatos reciben salarios de hambre, trabajan horas extras sin remuneración y sufren castigos corporales y acoso sexual", manifestaron las mujeres.
La crítica fue formulada en una carta de protesta al presidente de Nike, Phillip Knight, por varios grupos de mujeres entre los que se encuentran la Mayoría Feminista y la Organización Nacional para la Mujer (NOW).
La carta, suscripta también por Alice Walker, ganadora del premio Pulitzer, y la representante demócrata Maxine Waters, presidenta de la Asamblea Negra del Congreso, destaca la situación de las trabajadoras vietnamitas que "difícilmente pueden comer tres veces al día, para no hablar de transporte, alquiler, vestimenta y atención de la salud".
Los grupos exhortaron a Nike a permitir que observadores independientes locales inspeccionen sus fábricas en Asia, donde hubo denuncias de abusos físicos contra las trabajadoras, y a aumentar los salarios de éstas.
En el caso de Vietnam, la coalición pretende que el jornal se aumente de 1,6 a tres dólares por día.
La empresa respondió a sus críticos que su promoción de la potenciación de la mujer "es un compromiso demostrado cada día en los últimos 25 años por la forma en que Nike conduce sus negocios, trata a sus trabajadores y sirve de ejemplo en la industria por sus iniciativas laborales".
En los anuncios publicitarios, exhibidos durante el reciente torneo abierto de tenis femenino de Estados Unidos, aparecen mujeres diciendo que si se les permite practicar deportes serán más fuertes, más sanas y más independientes.
"Si me dejas hacer deporte, aumentará mi autoestima, será más probable que pueda dejar a un hombre que me golpea y menos probable que quede embarazada si no lo deseo", dice una voz femenina mientras niñas y mujeres aparecen sudando en la cancha.
Pero Eleanor Smeal, presidenta de Mayoría Feminista, señaló que "aunque el mensaje sobre potenciación es muy positivo, se contradice con la forma en que Nike trata y remunera a sus trabajadores, especialmente a las mujeres".
Nike no es la primera empresa que explota el movimiento por los derechos de la mujer para beneficiarse económicamente, señaló Elizabeth Toledo, vicepresidenta de NOW.
"Philip Morris utiliza el anuncio de Virginia Slims para vender la idea de que las mujeres liberadas deben fumar, mientras cientos de miles de mujeres mueren debido a enfermedades relacionadas con el cigarrillo", dijo a IPS.
La coalición escogió a Nike porque la empresa es muy poderosa y "tiene la capacidad de crear modelos que otros imitarán", explicó Toledo, pero aclaró que la campaña de la coalición "no terminará con Nike".
Catherine Reith, portavoz de Nike, aseguró que la compañía paga a sus trabajadores un salario superior al mínimo nacional y que los supervisores responsables de abusos físicos, denunciados hace varios años, fueron despedidos.
La empresa también destacó un reciente estudio del instituto superior empresarial Dartmouth College, el cual concluyó que los trabajadores de las fábricas de Nike en Indonesia y Vietnam ganan lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas y les sobra dinero para otros gastos y pequeños ahorros.
"Las oportunidades laborales que ofrecemos a miles de mujeres y hombres en países en desarrollo como Vietnam e Indonesia les otorga la oportunidad de adquirir un mejor nivel de vida", resaltó Vada Manager, otra portavoz de Nike.
Pero activistas de los derechos humanos ponen en duda tales afirmaciones. "Nike se negó a permitir la participación de observadores independientes en el estudio de Dartmouth", señaló Kimberli Miyoshi, de la organización Global Exchange.
"No hay forma de discutir la validez del estudio sin acceso a la información real", observó Miyoshi. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/ml/hd-pr/97