Gran Bretaña, al anunciar su plan de privatización parcial de la Corporación de Desarrollo de la Comunidad Británica de Naciones (CDC), alarmó a los países en desarrollo del grupo, cuyos jefes de gobierno se reunirán desde este viernes.
El primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, anunció la medida pocos días antes de la cumbre en Edimburgo, Escocia. "El CDC es una institución pública. Creo que puede mejorar si se convierte en una sociedad público-privada", dijo ante 300 políticos y empresarios.
Pero la propuesta puso en pie de guerra a algunas organizaciones no gubernamentales británicas.
"La inversión solo funciona en determinadas circunstancias. No es una panacea", dijo Andrew Simmns, del grupo Christian Aid, en una referencia clara a la oposición entre inversión y asistencia subyacente en el planteo de Blair.
El CDC, que cuenta con más de 400 funcionarios en Londres y en todo el mundo, tiene la función de ayudar a los 54 países de la Comunidad Británica a aprovechar e incrementar el flujo de capital y los riesgos de inversión moderados, desarrollar los mercados de capital y adiestrar gerentes.
Este objetivo es complementario a los de otras agencias de desarrollo británicas y a la política del Ministerio de Asistencia al Extranjero.
Blair manifestó ante el Foro de Empresarios de la Comunidad que la venta parcial requerirá una ley especial que permita que el sector privado invierta su dinero en el CDC.
Parte del dinero será aportado como préstamos y otra parte en carácter de capital accionario. El gobierno conservará una participación minoritaria sustancial y continuará estableciendo el marco de operaciones para preservar sus actuales funciones.
"Esta nueva sociedad permitirá al CDC pedir dinero prestado en el mercado de capitales. También puedo prometer que todo el dinero que el gobierno obtenga de la venta será vertido de forma directa en el programa de desarrollo", agregó Blair.
La medida está en consonancia con la atención que concentra en la cumbre el comercio en las inversiones, pero obligó a las agencias de asistencia y desarrollo a dar la voz de alerta.
"Nuestro temor es que a través de intentos para remover los controles sobre la inversión le extendamos un cheque a las grandes empresas para que drenen nuestros recursos sin que ellas den nada a cambio", dijo Simms.
El CDC ha aplicado una política consistente en invertir solo en casos en que los proyectos contribuyen de forma positiva al desarrollo nacional de los países.
Pero Simms advirtió que la necesidad de inversiones de los países más pobres es tan acuciante ante la caída de la ayuda oficial al desarrollo que podría registrarse "una presión a la baja que lleve a esas naciones a aceptar una rebaja en sus parámetros laborales y ambientales".
Expertos independientes alertaron también sobre el peligros de depender demasiado de las inversiones extranjeras en momentos en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) exhorta a los países en desarrollo a liberalizar sus cuentas de capitales.
"La atracción de capital para inversiones a países en desarrollo puede constituir un fenómeno temporario. No pueden ser la base para un desarrollo a largo plazo", dijo Angela Wood, del Bretton Woods Project, organización no gubernamental que controla las operaciones del FMI y el Banco Mundial.
"El ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, ha dicho que el reciente reflujo de inversiones supuso un retroceso del país equivalente a 10 años, por ejemplo", agregó Wood.
El CDC, a pesar de su nombre, no es una institución de la Comunidad Británica de Naciones, si bien tiene vínculos muy estrechos con países del grupo.
El organismo fue creado por el gobierno de Gran Bretaña en 1948 a través de una ley dirigida a alentar proyectos del sector privado enfocados al desarrollo de países pobres.
Sus únicos fondos proceden del gobierno en Londres y del Fondo de Inversión Europeo. Ha invertido en promedio 489 millones de dólares en países en desarrollo. En la actualidad cuenta con 1.257 millones de dólares del gobierno británico.
De todos modos, el CDC no ha recibido fondos de Londres en los últimos dos años, lo que no le deja más opciones que recurrir al mercado de capitales u otras fuentes privadas de financiamiento, según su director de Relaciones Corporativas, Sean Magee.
"Somos un órganos estatutario del Reino Unido y el cambio de categoría deberá ser aprobado por el Parlamento", dijo Magee a IPS.
"Seguiremos en contacto con los gobiernos para garantizarles que éstas son, de hecho, buenas noticias. A través de un aumento del acceso a fondos, podremos ampliar nuestras operaciones dirigidas al desarrollo", agregó.
Magee negó que una mayor participación del sector privado diluya la atención que presta el CDC al desarrollo. "Creemos que el gobierno protegerá el carácter único y la categoría del CDC como organización dirigida al desarrollo", sostuvo.
La venta parcial del CDC es un fuerte mensaje de Gran Bretaña a los jefes de gobierno que asistirán a la cumbre de Edimburgo, cuyo tema será "Comercio, inversión y desarrollo: el camino a la prosperidad de la Comunidad".
La Comunidad Británica de Naciones reúne 54 países con una población total de 1.600 millones de habitantes, representa 20 por ciento del comercio mundial e incluye a 12 de las 20 economías de más rápido crecimiento del planeta.
Todos los bloques comerciales regionales están representados en la Comunidad, menos el latinoamericano Mercado Común del Sur (Mercosur).
Pero entre los países miembros también figuran muchos países pequeños y pobres, algunos con un sector empresarial apenas en ciernes.
"Hay muchos países para los que la globalización significó marginación y a los que el desarrollo sigue eludiendo", dijo el secretario general de la Comunidad, Emeka Anyaoku. (FIN/IPS/tra- en/dds/rj/mj/dv/97