/CIUDADES DEL MERCOSUR/ BRASIL: Clinton da espaldarazo a proyecto social en "favela"

El presidente de Estados Unidos Bill Clinton concluyó el miércoles una visita de 46 horas a Brasil con una visita a la Villa Olómpica de Mangueira, exitoso proyecto social que combina deportes y escuela en Rio de Janeiro.

Mangueira es una tradicional "favela" (barrio marginal), un símbolo cultural de la ciudad, del carnaval y de la samba. La Villa Olímpica ofrece a sus niños y adolescentes una práctica deportiva regular, especialmente de atletismo.

Su población, que mantiene la más popular escuela de samba que desfila en el gran espectáculo del carnaval de Rio, alcanza 40.000 personas según su Asociación de Vecinos, pero sólo 15.000 según el censo oficial de 1991. El hacinamiento dificulta un censo preciso de los pobladores de favelas.

Los 4.000 niños beneficiados por el proyecto deben obligatoriamente frecuentar la escuela. Una parte estudia en la escuela de tiempo integral vecina al centro deportivo, donde disponen de comida y todo tipo de asistencia y allí asisten a clase.

Como resultado de los diez años del proyecto, Mangueira presenta actualmente un índice de casi cero en delincuencia juvenil y la más elevada frecuencia escolar entre las favelas de Rio de Janeiro, donde vive casi un tercio de los seis millones de habitantes locales.

Hillary y Bill Clinton fueron acompañados del ministro brasileño de Deportes, Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé, considerado el mayor futbolista de todos los tiempos.

La gran homenajeada fue Flavia Pessanha, la primera asistente de Villa Olímpica en ingresar en la Universidad. A los 20 años, estudia historia en la Universidad Federal de Rio de Janeiro.

Pelé, que como ministro impulsa otras Villas Olímpicas en la periferia de Rio y en otras partes, pidió a Clinton estimular ese modelo de proyecto en otros países para "combatir la pobreza".

Clinton agradeció a Mangueira por "dar vida a ese sueño" y destacó la importancia de la educación tanto para la economía como para reducir las desigualdades sociales y recordando el acuerdo firmado este martes en Brasilia para una cooperación entre Brasil y Estados Unidos en esa área.

Aplaudió la decisión del presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, de destinar a escuelas y no al pago de la deuda externa una parte de los ingresos obtenidos en la privatización de empresas. "La unica deuda real es con los niños", opinó.

Con su presencia en Mangueira y la visita de Hillary Clinton a una escuela pública de enseñanza primaria en Sao Paulo, los visitantes buscaron mostrar su preocupación social en relación a América Latina.

Tanto Clinton como la primera dama tuvieron allí su contacto más cercano con el pueblo brasileño, permitiéndose apretones de manos y abrazos, contrastando con el alejamiento popular impuesto por la seguridad en el resto de la visita.

La informalidad y la simpatía demostrada por Clinton permitieron incluso que fuera llevado a la cancha de fútbol, donde chutó un supuesto penal. De pie izquierdo anotó el gol. Luego intentó tocar un instrumento de percusión de la escuela de samba.

No todo fue tan rosa como en la Villa Olímpica y en la escuela de Sao Paulo.

El presidente estadounidense enfrentó manifestaciones de rechazo y protesta contra su presencia, pero con escasa participación popular. La más grande tuvo lugar al final de la visita en la playa de Copacabana, donde dos centenares de personas se concentraron delante de su hotel.

Una parte de esas personas, movilizadas por la Central Unica de Trabajadores, abucheó a Clinton y coreó consignas contra él y Estados Unidos. La represión policial condujo a la detención de cinco personas.

En la misma Villa Olímpica se podía leer, en un cartel solitario en una pared cercana, "vuelva a Estados Unidos" en inglés.

En Brasilia algunas decenas de manifestantes quemaron una bandera y un muñeco del Tío Sam, símbolos de la superpotencia. Las protestas contra el imperialismo y gritos de "go home" no llegaron a los oídos del visitante, mantenido a gran distancia.

La Xerox de Brasil, subsidiaria de la transnacional estadounidense, patrocina el proyecto de la Villa Olímpica desde su origen hace diez años y aporta unos 600.000 dólares al año. Otras empresas, nacionales y extranjeras, completan el presupuesto anual de más de un millón de dólares.

Un grupo de unas 150 empresas colabora ofreciendo empleos a los jóvenes de la villa.

El proyecto ya formó dos atletas que disputaron los juegos olímpicos del año pasado en Atlanta, Estados Unidos. Su director, Francisco de Carvalho, confía en tener muchos más en Sidney en la Olimpiada del 2000.

Pero un caso ejemplar es el de Alessandro da Silva, un adolescente de 15 años que confiesa haber sido drogadicto y asaltante en las calles.

Su ingreso a la Vila Olímpica le cambió la vida. Hace seis meses trabaja en la limpieza del centro deportivo y practica gimnasia.

La Villa Olímpica es tomada como modelo de cómo el deporte puede ser capaz de abrir perspectivas de vida sana a los niños. En Mangueira, como en todas las favelas de Rio, el narcotráfico es poderoso.

Pero allí los jefes traficantes no logran reclutar niños para la venta, el transporte y la seguridad del negocio. Tienen que buscarlos en otros barrios, según destacó el juez de menores Siro Darlan. (FIN/IPS/mo/dg/ip-pr-ed/97

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