CHINA-EE.UU.: Estudiantes afianzan relaciones bilaterales

Mientras el presidente chino Jiang Zemin y su homólogo estadounidense Bill Clinton hablan de política y comercio en Washington, las relaciones entre ambas naciones no podrían ser mejores en esta ciudad portuaria sobre el río Yangtsé.

Por las tardes, en un edificio bajo y verde situado en el campus de la Universidad de Nanjing, los residentes locales pueden ver y oir a decenas de estudiantes chinos y estadounidenses reunidos en pequeños grupos.

Distintas cuestiones políticas están presentes en las discusiones entre los alumnos del Centro Hopkins-Nanjing para Estudios Chinos y Estadounidenses.

Los estudiantes creen que los derechos humanos jugarán esta semana un papel fundamental en las conversaciones entre Clinton y Jiang, el primer líder chino en visitar Estados Unidos luego de Deng Xiaoping, quien lo hizo en 1979.

Las conversaciones reflejan preocupaciones políticas. "¿Crees que la condición de nación más favorecida de China debería relacionarse con su tratamiento de los derechos humanos?", preguntó un estudiante. "¿Has leído el libro Amenaza China?", preguntó otro.

A veces las conversaciones abordan cuestiones menos profundas. "¿Puedes enseñarme la letra de aquella canción de Whitney Houston?", pidió un estudiante a otro.

Pocos temas son tabú en el centro Hopkins-Nanking, establecido en 1986 por la Universidad John Hopkins y la Universidad Nanjing, que actualmente posee 100 estudiantes chinos y estadounidenses que conviven y aprenden sobre el lenguaje, la cultura, la economía, la política y la sociedad de sus compañeros.

El centro ofrece cursos como Historiografía de la Política Estadounidense, Relaciones Chino-Estadounidenses, Mao Zedong y la Revolución China e Historia de la Revolución Cultural China.

El objetivo del centro consiste en reunir dos culturas en un programa: los estudiantes chinos aprenden sobre Estados Unidos en su propio suelo con métodos educativos de ese país, mientras los estadounidenses aprenden sobre China con profesores chinos.

Aunque los estudiantes están muy lejos de los corredores del poder de Washington y Beijing, su intercambio podría ser más efectivo en el derrumbe de los muros de sospecha entre ambas potencias, según observadores.

"Los fundadores de este centro esperaban que los graduados formaran un conjunto de conocimientos que pudiera ser utilizado por los líderes de sus respectivos países", señaló Leon Slaweki, uno de los precursores del centro.

En los últimos 10 años, más de 400 chinos y cerca de 300 estadounidenses se graduaron en el Centro Hopkins-Nanjing. Actualmente trabajan en diferentes lugares y profesiones en sus respectivos países (muchos en comercios, centros académicos o el servicio exterior), pero tienen en común sus experiencias en el centro.

Estudiantes chinos y estadounidenses comparten habitaciones, lo cual les permite conocerse mejor y aprender inglés o mandarín en un ambiente natural.

Por supuesto, son necesarios ciertos ajustes, pero el desafío consiste justamente en superar las incomprensiones y las diferencias culturales.

"Tenemos diferencias, pero también cosas en común, y encontrarlas es la meta", dijo Chen Yongxiang, director del sector chino.

Kevin, un estudiante estadounidense de 22 años, admitió que él y su compañero de cuarto chino manifestaban profundas diferencias al principio y le resultó difícil adaptarse.

"Mi compañero de cuarto no tenía sentido de la privacidad y eso me molestaba, pero luego me di cuenta de que sus preguntas sobre mi vida personal eran una forma de demostrarme su amistad", manifestó.

Los festivales contribuyen enormemente al intercambio cultural. En ellos, los chinos aprenden sobre el Día de Acción de Gracias y el pastel de calabaza, y los estadounidenses sobre el Festival de Primavera y las bolas de masa hervida o "jiaozi".

Pero no tiene que ser Año Nuevo Chino para que los estudiantes coman juntos. El centro tiene su propio Festival Jiaozi el segundo sábado de abril, en que los estudiantes, profesores, personal administrativo y familiares amasan, cocinan y comen juntos.

"Los jiaozis saben muy bien, pero lo mejor es la atmósfera familiar que se crea cuanto todas esas personas amasan y cortan la masa, preparan el relleno de cerdo y verduras, y se ríen juntas", expresó Grace, una estudiante estadounidense.

Normalmente los estudiantes pasan un año en el centro y realizan unos 12 cursos en cuatro semestres. Uno de los cursos más populares es el de Metodología de Estudios Sociales, en que los estudiantes visitan fábricas, aldeas y empresas además de asistir a las clases.

Los diplomas otorgados por el centro cuentan con el reconocimiento de las principales universidades de todo el mundo.

El Centro Hopkins-Nanjing es financiado por los gobiernos de China y Estados Unidos y por el sector empresarial. (FIN/IPS/tra-en/nx/ml/cr/97

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