BRASIL: Privatizaciones, escudo ante ataques especulativos

Brasil, mencionado como posible nueva víctima de los ataques especulativos que ahora se concentran en Asia, cuenta con un escudo poderoso en su programa de privatizaciones, que puede aportar al Estado 80.000 millones de dólares hasta 1999.

Con un ajuste fiscal en retraso y un déficit en las cuentas corrientes externas equivalente hasta septiembre a 4,2 por ciento del producto interno bruto (PIB), la vulnerabilidad brasileña es frecuentemente recordada por los analistas internacionales.

Esos "gurúes" intentan adivinar qué nuevas regiones golpeará la crisis financiera que de Tailandia se propagó a toda Asia sudoriental, para llegar por fin a Hong Kong.

El ministro de Hacienda de Brasil, Pedro Malán, trató de tranquilizar a los agentes económicos destacando las ventajas brasileñas en relación a los países ya atacados por la fuga de capitales.

Pero Malán admitió que en una economía globalizada "no hay total inmunidad" ante los efectos negativos de esas crisis, que comenzaron hace tres años en México.

México y Tailandia presentaban un saldo negativo de cuenta corriente de ocho por ciento del PIB, señaló Malán, quien aseguró que Brasil no llegará a ese nivel. Al atribuir a ese rubro el gran factor de riesgo, olvidó puntualizar que Hong-Kong no escapó al ataque, pese a que su déficit de cuenta corriente es sólo de 1,7 por ciento del PIB.

Pero lo que hace Brasil menos vulnerable es que la mitad de su déficit se financia por el ingreso de capitales extranjeros sanos, inversiones productivas que se distinguen del dinero volátil de los especuladores en los mercados financiero o en las bolsas, destacó el ministro.

Brasil es actualmente el segundo receptor de inversiones directas en el mundo en desarrollo, solo superado por China, recalcó.

Gran parte de esos capitales es atraida por el programa de privatizaciones, que entró ahora en una fase de sumas abultadas, al tocar turno a la infraestructura de telecomunicaciones y de energía. En los próximos tres años, la venta de activos públicos rendirá ingresos por 60.000 millones de dólares, calculó Malán.

Se trata de una previsión conservadora. Sólo con la venta del sistema de telefonia fija y móvil actualmente en manos de 28 empresas estatales, el gobierno podrá recaudar 30.000 millones de dólares.

El ministro de Comunicaciones, Sergio Motta, anunció que ese sector será privatizado en junio del próximo año, tras su reorganización en tres grandes empresas regionales para teléfonos fijos y nueve para los celulares móviles. El proceso de privatización en esa área es considerado bien diseñado y ejecutado.

El programa establece reglas que no permiten el monopolio y estimulan la prestación universal de los servicios. El retraso de la privatización tiene la ventaja de evitar errores cometidos en otros países, como Argentina, donde dos monopolios se repartieron en dos áreas el viejo servicio estatal de telefonía fija.

El éxito del proceso brasileño se mide por las elevadas sumas obtenidas por la concesión del servicio de telefonía móvil en la "banda B", que compite con las estatales que serán privatizadas en 1998. Las subastas ya concluidas superaron las previsiones más optimistas y permiten estimar una recaudación de más de 7.000 millones de dólares, 2,6 veces la suma mínima fijada.

También se obtienen sumas millonarias de la venta de empresas de distribución de energía eléctrica. La última, que involucró a la compañía provincial de Río Grande del Sur, en el extremo meridional del país, proporciónó 2.850 millones de dólares, 87,7 por ciento por encima del valor mínimo fijado para la subasta, realizada el martes.

El próximo mes, el gobierno provincial de Sao Paulo comenzará la privatización de sus tres gigantescas empresas eléctricas. Un banco extranjero estimó en 13.000 millones de dólares el ingreso potencial, una suma a la que se agregarían los 3.000 millones a conseguirse por la compañía de saneamiento básico y por otra, de distribucion de gas.

El ministro de Planificación, Antonio Kandir, corrige sus previsiones a cada nueva subasta. Ahora calcula que el total de las privatizaciones, entre 1997 y 1999, puede aportar 80.000 millones de dólares, y que el mejor año será el próximo, cuando se podrían recaudar 34.000 millones.

Esa es un arma con que cuenta el gobierno brasileño para derrotar los ataques especulativos. El producto de las privatizaciones se sumará a reservas internacionales que ya llegan a 60.000 millones de dólares.

El problema, siempre recordado por los críticos, es que el déficit de las cuentas externas va en aumento. Fue de 2,5 por ciento del PIB en 1995, subió a 3,3 por ciento en 1996 y ahora sobrepasó lo que antes se consideraba el límite del riesgo: cuatro por ciento.

El déficit comercial, que llegó a 5.500 millones de dólares en 1996, este año duplicará esa cantidad, aumentando las presiones por la devaluación de la moneda nacional.

En el frente fiscal, el gobierno celebró una mejora en las cuentas de agosto. El déficit cayó a 4,68 por ciento del PIB, ante 7,5 por ciento en agosto del año pasado, señaló el ministro de Hacienda. Pero el impacto de la crisis de Hong Kong, que hizo caer 11,3 por ciento la Bolsa de Sao Paulo en los dos ultimos días, impidió al gobierno celebrar las buenas noticias en el área fiscal.

La mejora tampoco oculta las dificultades que enfrenta el gobierno para imponer su plan de reformas del sistema tributario, de la seguridad social y de la administración pública, cuyo objetivo es dar solidez al ajuste fiscal. En esas condiciones, los problemas financieros lejanas seguirán sonando como advertencia y riesgo para Brasil. (FIN/IPS/mo/ff/if/97

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