El Banco Central de Brasil reconoció el ataque especulativo contra la moneda nacional y duplicó en la noche del jueves la tasa primaria de interés, medida que defiende el real, pero traba el crecimiento económico.
Lo drástico de la reacción causó preocupación en varios sectores económicos y la Asociación Comercial de Sao Paulo espera "la peor Navidad de los últimos años", según manifestó su presidente, Elvio Aliprandi.
Las tasas de interés, que ya eran de las más elevadas del mundo, vuelve a los altos niveles de principios de 1995, cuando América Latina trataba de neutralizar el "efecto tequila", de la crisis mexicana.
La tasa básica del Banco Central, estable desde abril en 1,58 por ciento, fue elevada a 3,05 por ciento mensual, mientras la de asistencia financiera a los bancos subió de 1,78 a 3,23 por ciento. Esto repercute en forma negativa en el crédito en general.
El gobierno brasileño optó así por mantener su política cambiaria, cumpliendo lo anunciado telefónicamente por el presidente Fernando Henrique Cardoso a su par argentino Carlos Menem en la mañana del jueves.
La decisión responde a la fuerte caída de las reservas cambiarias desde el martes -se habla de una reducción de más de 8.000 millones de de dólares, y que 5.500 millones salieron del país- como consecuencia del derrumbe de las bolsas afectadas por la crisis en Hong Kong.
Brasil tenía reservas de 61.900 millones de dólares a principios de octubre. Las pérdidas fueron, por tanto, relativamente menores que las de 1995, cuando alcanzaron a un tercio del total de 30.000 millones de dólares del momento.
El problema es que, como admitió el ministro de Planificación, Antonio Kandir, la crisis ahora es más amplia que la de México y el dinero puede escasear en el mundo, ante la demanda de mayor cantidad de pases.
Además, el déficit de la cuenta corriente externa de Brasil se duplicó en estos tres años, superando los 30.000 millones de dólares, y se triplicó el saldo comercial negativo.
El alza de las tasas de interés atiende también a la gran preocupación de Argentina sobre una eventual devaluación del real. Brasil es el mayor mercado de Argentina: absorbe un tercio de sus exportaciones.
De mantenerse las tasas de interés en el alto nivel alcanzado, podría producirse una recesión económica y se reducirían el consumo y las compras a Argentina.
El desempleo tiende a agravarse en todo el Mercado Común del Sur, que depende del mercado brasileño. La contratación temporal de trabajadores habitual en el último trimestre del año, sería menor ahora.
El comercio de Río de Janeiro y Sao Paulo, que ya esperaba un mediocre comportamiento de las ventas para este fin de año, prevé ahora una reducción de 20 por ciento respecto de 1996. Por eso pide al gobierno un descuento en el impuesto sobre el crédito al consumidor, para aliviar las pérdidas.
Contra lo previsto por los expertos, el mercado de acciones se comportó con tranquilidad en las primeras horas de este viernes, con alza en las bolsas, especialmente en Sao Paulo, donde se registró un mejoramiento de 6,7 por ciento al comenzar las operaciones.
Esto refleja la buena acogida que los inversionistas dieron a las medidas del Banco Central, que estabilizaron el cambio, comentó Pedro Espíndola, presidente de la Asociación Brasileña de Analistas del Mercado de Capitales. En períodos normales, el aumento de intereses provoca la caída de las bolsas.
De todas formas, hay consenso en que la economía brasileña no crecerá cuatro por ciento este año, como se esperaba, y se pronostica para 1998 un aumento del producto de sólo 2,5 por ciento, en el mejor de los casos. Es decir, si la crisis es rápidaente superada y bajan las tasas de interés.
El presidente Cardoso sufrirá los efectos políticos de la frustración de expectativas.
La pérdida de dinamismo de la economía ocurre exactamente un año antes de los comicios en que Cardoso buscará su reelección. La oposición aprovecha el momento, intensificando sus críticas a la política económica.
El proceso puede alimentar un círculo vicioso. En efecto, el debilitamiento del gobierno y de las posibilidades de reelección de Cardoso restarían a los inversionistas confianza en el rumbo de la economía brasileña.
Las altas tasas de interés agravan el déficit fiscal, aumentando el costo de la enorme deuda pública, fuente de incertidumbre. (FIN/IPS/mo/ag-ff/if/97