ASIA: Ineficacia y discriminación ante problema del sida

La epidemia de sida es un grave problema en la región de Asia y el Pacífico desde hace más de una década, pero la respuesta de la mayoría de los gobiernos son ineficaces y en muchos casos discriminatorias contra los infectados.

Sahara House, un centro de rehabilitación de drogadictos de Nueva Delhi, India, no da abasto debido a las prácticas discriminatorias de clínicas y hospitales que se niegan a admitir pacientes adictos por miedo al sida.

En Camboya, se ordenó el cierre de todos los burdeles en un intento por detener la epidemia de sida, pero la medida tuvo el efecto contrario, ya que se instalaron nuevos prostíbulos en lugares más alejados de centros de salud y menos accesibles para los trabajadores sociales voluntarios.

En diciembre de 1995, el ministro de Asuntos Islámicos de Malasia anunció que, a partir de enero de 1997, todas las parejas musulmanas que quisieran casarse deberían someterse a la prueba del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) "para proteger a las futuras generaciones".

Estas son algunas de las medidas que resultaron ineficaces para el control de la epidemia de sida en la región.

Lo que se requiere es descentralización, una gran colaboración entre los gobiernos y la sociedad civil, y consultas con las víctimas de la enfermedad, señalaron los participantes de un simposio sobre "Gobierno y VIH", patrocinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El simposio se realizó en el marco del Cuarto Congreso Internacional sobre Sida en Asia y el Pacífico.

"Muchos gobiernos aún no respondieron al problema del sida", dijo a IPS Desmond Cohen, director del programa "VIH y Desarrollo", del PNUD.

"Una respuesta efectiva depende de estructuras eficaces de gobierno, consultas con las comunidades afectadas y en riesgo, la participación de los enfermos y sus cuidadores, la potenciación de la mujer, el combate a la pobreza y a la ignorancia", destacó Michael Kirbi, ex miembro de la Comisión Mundial sobre Sida de la Organización Mundial de la Salud.

Kirbi subrayó la necesidad de una respuesta urgente y eficaz, dado que Asia-Pacífico será la región con mayor número de infectados con VIH para el año 2010, según las previsiones.

En 1996, un millón de los 2,7 millones de nuevas infecciones por VIH en todo el mundo se produjeron en el sudeste de Asia.

Dos estudios patrocinados por el Proyecto Regional del PNUD sobre VIH y Desarrollo pusieron de relieve algunos elementos básicos para el logro de una respuesta positiva.

En el extremo norte de Tailandia, donde se registran 40 por ciento del total de casos de sida en todo el país, se adoptó a mediados de esta década una política de descentralización de fondos, consultas con organizaciones no gubernamentales (ONG) y víctimas del VIH.

Las autoridades tailandesas establecieron en 1994 el Comité de Prevención de VIH/Sida del Extremo Norte, integrado por 32 miembros del gobierno y ONG.

El Comité fortaleció los sistemas de control, estableció una coordinación con todos los sectores relacionados con la enfermedad, promovió la educación preventiva, redujo la discriminación contra las víctimas y desarrolló una red de apoyo a las personas que viven con el virus del sida.

Un año después, el gobierno destinó 1,7 millones de dólares al programa, que fue administrado exclusivamente por el Comité y derivado a las comunidades de la región.

Desafortunadamente, el programa no dio resultados porque las autoridades reaccionaron demasiado tarde. El problema del sida se agravó y actualmente Tailandia tiene cerca de 850.000 infectados.

"La experiencia de Tailandia nos demuestra que el mejor momento para una prevención eficaz es cuando los índices de infección todavía son bajos", señaló Cohen.

En Filipinas, en cambio, se implementó un programa con muy buenos resultados en la ciudad de Olongapo, un centro de prostitución cercano a la antigua base naval de Estados Unidos en Subic Bay.

A comienzos de los años 90, Olongapo enfrentó una situación de emergencia al descubrir que tenía 58 casos de sida.

El gobierno municipal estableció entonces una comisión multisectorial integrada por representantes del gobierno, la comunidad, los medios, la iglesia y otros sectores.

Pese a las diferencias políticas sobre la presencia de bases militares estadounidneses, las autoridades locales y las ONG fueron capaces de trabajar en conjunto en bien del interés público.

"El espíritu de equipo, confianza y amistad jugó un papel esencial en el éxito del programa", destacó Fernando Aldaba, director ejecutivo del Ateneo de Política Social y Asuntos Públicos.

Olongapo logró implementar una gran campaña de información utilizando un enfoque comunitario que llegó a jóvenes, mujeres, homosexuales, marineros, camioneros, estudiantes y otros grupos.

Como resultado, se produjo un notable incremento del uso de condones en la ciudad.

Así mismo, se aplicó con éxito un programa de cuidado y apoyo a las víctimas y se desalentaron las prácticas discriminatorias.

"La respuesta multisectorial maximiza el potencial de los recursos financieros y humanos", y "el resultado final consiste en mejores servicios y programas", destacó Aldaba. (FIN/IPS/tra- en/idc/ral/ml/he/97

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