ASIA CENTRAL: Turkmenistán rompe frente regional contra Talibán

La visita secreta a Turkmenistán de una delegación del gobierno afgano del Talibán expuso una brecha en el frente común que las cinco repúblicas ex soviéticas de Asia central habían mantenido contra el grupo islámico extremista.

La misión del Talibán llegó la semana pasada a la capital turkmena de Aschabad en helicóptero para analizar el tendido de un canal de gas natural desde Turkmenistán a Pakistán que pasaría por Afganistán.

El tema de las relaciones con el régimen del Talibán es tan sensible que el gobierno turkmeno mantuvo absoluto silencio sobre el viaje secreto del grupo, con sede en la capital afgana de Kabul. Una fuente privada filtró la noticia de la misión a la radio británica BBC a fines de la semana pasada.

La delegación del Talibán habría sido encabezada por Maulavi Ahmadjan, ministro de Energía y Minería. Durante su viaje a Ashchabat, los representantes afganos también se reunieron con el canciller de Turkmenistán, Boris Shaikhmuradov.

Aunque Turkmenistán es uno de los tres estados de Asia central que comparten fronteras con Afganistán, junto a Tajikistán y Uzbekistán, demostró una notable falta de preocupación ante el ascenso del régimen del Talibán, que capturó Kabul hace 13 meses.

En la cumbre de Asia central que se realizó en abril en Dushanbe, Tajikistán, para analizar la amenaza que implica la emergencia de la administración del Talibán en Afganistán, el presidente turkmeno Sapramurad Niyazov fue el único jefe de Estado ausente. En su lugar, envió a su vicepresidente.

La actitud de Niyazov se debe a causas económicas y políticas. Turkmenistán, con apenas cuatro millones de habitantes, tiene una enorme riqueza de recursos energéticos, en especial de gas natural, cuyos 2,89 billones de metros cúbicos constituyen la séptima mayor reserva del mundo.

La demanda del gas turkmeno es elevada, tanto en Europa, a la que llegaría por Irán y Turquía, como en el sur de Asia, adonde llegaría a través de Afganistán. Las circunstancias le otorgan a Niyazov una extraordinaria independencia en su política exterior, que explotó con destreza desde la independencia de su país, en 1991.

Niyazov también estima que al otorgar participación económica en la exportación del gas natural de Turkmenistán al régimen del Talibán, que cobraría derechos de tránsito, reducirá su vigor militante y lo convertirá en un factor de estabilización.

De esta manera, el Talibán se abstendría de fomentar el fundamentalismo islámico entre la población turkmena.

Pakistán y Arabia Saudita son los únicos estados que reconocieron al régimen del Talibán luego de que sus fuerzas capturaran Kabul, en septiembre de 1996.

Los demás países siguen reconociendo al gobierno del presidente Borhanuddin Rabbani, con base en el norte de Afganistán, fuera del territorio controlado por el Talibán.

Pakistán, el vecino más importante de Afganistán, tiene deficiencias de energía y algodón y mantiene interés en comprar gas natural y algodón turkmeno para sus fábricas textiles. Es importante que Afganistán esté en paz para que este comercio pueda florecer.

Este elemento fue el que condujo en primer lugar a Pakistán a respaldar las milicias del Talibán en los campamentos de refugiados afganos en territorio paquistaní e incorporarlas al mundo fracturado de los jefes militares de Afganistán, a mediados de 1994.

En 1992, la Corporación Bridas, de Argentina, con sede en las Islas Vírgenes británicas y especializada en petróleo y gas, creó una empresa conjunta con el gobierno turkmeno para desarrollar el yacimiento gasífero de Yashlar, que contiene 750.000 millones de metros cúbicos de gas natural.

Para exportar el producto sin utilizar la actual red de gasoductos, construida en la época soviética, debe tenderse un nuevo sistema que vaya hacia el oeste por Irán o al este por Afganistán.

Luego de que Washington formalizara su hostilidad hacia Teherán en 1995 al imponer severas restricciones comerciales y de inversión contra Irán, aplicables a compañías de todo el mundo, Bridas dirigió su atención hacia el este e ideó un proyecto para tender un gasoducto de Turkmenistán a Pakistán via Afganistán.

Bridas propuso un gasoducto desde Mary, en Turkmenistán, hasta Sui, en Pakistán, a través del oeste y el sur de Afganistán por un costo estimado de 2.500 millones de dólares.

A principios de 1996, Bridas firmó un contrato con la autoridad central del Talibán, entonces basada en Qandahar, sur de Afganistán. Pero la firma argentina se enfrentó a la competencia de un serio rival de Estados Unidos, Unocal, que operaba en asociación con la compañía petrolera saudita Delta.

Se estima que la familia real saudita, que pertenece a la puritana secta wahhabi dentro del Islam, es una importante contribuyente financiera del movimiento Talibán, cuyos líderes respaldan una interpretación dogmática de la "sharia" o ley islámica.

Unocal ideó una propuesta para conectar a Mary con Multan en Pakistán por un costo de 1.900 millones de dólares, con una extensión a India por 900 millones adicionales, superando la oferta de Bridas.

A diferencia de Bridas, Unocal instaló una oficina hace unos años en Mazar-e-Shariuf, la capital del noroeste de Afganistán, bajo la autoridad del general Abdul Rashid Dostum, adversario armado del Talibán.

Este año, Unocal abrió una sucursal en Qandahar, con la cual mantuvo su presencia en los territorios controlados por ambas facciones rivales afganas.

En las últimas semanas, la competencia entre las corporaciones rivales, ambas activas en Ashqabat, se intensificó. Se espera en breve un anuncio oficial sobre la concesión del contrato para la construcción del gasoducto hacia el este.

Versiones sin confirmar aseguran que el gobierno turkmeno invitó a la delegación del régimen del Talibán a Ashchabat para obtener respaldo a su decisión.

En este contexto comercial, los contactos sin precedentes entre Ashchabat y el régimen del Talibán tienen sentido, pero no es probable que la situación apacigüe a los vecinos de Turkmenistán en Asia central, a Irán o a Rusia.

Se prevé que esos países criticarán a Ashchabat, en forma privada o pública, por otorgar legitimidad al régimen del Talibán. Sus gobiernos consideran al grupo fundamentalista como un factor de desestabilización en la región y pretenden marginarlo para así contenerlo.

No es probable que estos estados acepten la explicación de Niyazov para la violación del sólido frente contra el Talibán que habían mantenido hasta el momento en forma colectiva.

Pero, teniendo en cuenta sus antecedentes, cabe pensar que Niyazov no será disuadido y considerará su última acción como otro paso más hacia la búsqueda de una política exterior independiente. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/aq-ml/ip-if/97

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