ARGENTINA: Los más pobres, fieles a Menem en comicios del domingo

Los pobres siguen apoyando al presidente Carlos Menem para las elecciones legislativas del domingo en Argentina, pese a que el desempleo se triplicó durante su gobierno, pero ese respaldo podría ser insuficiente esta vez para vencer a una oposición unificada.

Buena parte de los sectores medios, que había brindado su apoyo a la estabilidad lograda por Menem y a la reforma del Estado, ahora quiere transparencia en la acción de gobierno y justicia independiente, y para eso prefiere a la oposición.

Del mismo modo, la clase alta, que usufructuó de los beneficios del ajuste y se enriqueció más con Menem, lo abandona para seguir al ex ministro de Economía Domingo Cavallo, que se postula como candidato a diputado por la capital. En ese sector, Cavallo empata con el candidato oficialista, Daniel Scioli.

Según las encuestas de Gallup, "la división sociopolítica es absoluta" en estos comicios convocados para renovar la mitad de la Cámara de Diputados, señaló su directora, Marita Carballo.

Entre los más pobres, el gobernante Partido Justicialista (peronista) obtiene siete de cada 10 votos.

La tradición del justicialismo, que nació para defender los intereses de los trabajadores y tuvo como columna vertebral al movimiento sindical, se mantiene arraigada entre los más pobres, pese a que ahora la orientación neoliberal del gobierno de Menem actuó más en favor del capital que del trabajo.

En cambio, la Alianza de oposición, que nuclea a la Unión Cívica Radical y al Frente País Solidario, consigue seis de cada 10 votos del estrato más alto de la clase media frente a sólo uno del peronismo.

También Cavallo podría hacer una buena elección en la capital argentina, venciendo al oficialismo, aunque muy lejos del candidato de la Alianza, Carlos Alvarez, que podría obtener 60 por ciento de los votos.

El mayor apoyo de la nueva coalición está en la clase media, pero según la opinión del politólogo Franco Castiglione "para que surja un polo progresista en Argentina de gobierno como en Francia, Inglaterra, Italia o Chile, la Alianza debe concitar el interés de los más pobres".

Por el momento, los más pobres no logran identificarse con los candidatos de la Alianza, en su mayoría profesionales de clase media, y mantienen su adhesión al justicialismo pese a su giro conservador.

"Quienes votan al gobierno son los más castigados por su modelo", advirtió Rosendo Fraga, director de la encuestadora Centro de Estudios para la Nueva Mayoría.

Los encuestadores aseguran que si se suman los votos de la Alianza a los que obtengan los dos partidos que la integran, que se presentan separados en distritos donde no hubo acuerdos, la oposición superará el domingo al oficialismo por un margen de 10 a 14 por ciento de los votos.

De ser así, sería la primera vez en 10 años que el peronismo pierde una elección nacional, cuando faltan aún dos años para que Menem termine su segundo mandato.

Fraga asegura que el gobierno mantiene el respaldo de gran parte del electorado cautivo del justicialismo, los más pobres, en cambio pierde esta vez a la clase media alta y alta, y a algunos sectores medios.

Esa alianza que había formado el gobierno entre los grupos más alejados entre sí de la pirámide social, y que le permita ganar las elecciones en los últimos años, se rompió en 1995. A partir de entonces comenzó la sangría, pero no de los más pobres sino de los "recién llegados".

En la provincia de Buenos Aires, el primer distrito del país, la candidata de la Alianza, Graciela Fernández Meijide, está empatada en las encuestas con la abanderada del oficialismo, Hilda Duhalde.

La candidata peronista, esposa del gobernador de la provincia, Eduardo Duhalde, administra los millonarios fondos de un programa asistencialista que goza de fuerte respaldo entre los que no tienen empleo, o los que lo tienen en forma precaria.

Duhalde es uno de los gobernadores peronistas más populares por la gran cantidad de obras que realiza. Por este motivo, la Alianza trata de identificarlo con el presidente Menem, de su mismo partido, en tanto el gobernador procura diferenciarse.

"Para que gane la Alianza en la provincia de Buenos Aires se tiene que quebrar la fidelidad al justicialismo de los más pobres", aseguró Roberto Vagman, del Centro de Estudios de Opinión Pública.

Del mismo modo opina el encuestador Enrique Zuleta Puceiro. La Alianza ganará si logra convencer a los traficionales votantes del justicialismo de que deben votar en contra del gobierno nacional, aún cuando no se trata de una eleccin presidencial, afirmó.

Pero según el sociólogo Eduardo Fidanza, el problema es que "en el nivel social más bajo, hay una sensación arraigada del trabajo precario" y, por tanto, no se culpabiliza al gobierno por la falta de empleo.

Para algunos observadores como Mara Barun, de Mori Internacional, la Alianza podra volcar la diferencia a su favor si consigue tentar a los tradicionales votantes justicialistas que hoy son "nuevos pobres", es decir los que se empobrecieron en los últimos años.

En esa puja se mantienen entonces los candidatos de uno y otro partido cuando falta menos de una semana para las últimas elecciones legislativas del gobierno de Menem, la antesala de la gran elección para suceder al presidente que habrá gobernado por 10 años consecutivos en 1999. (FIN/IPS/mv/ag/ip/97

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