Con la experiencia de la crisis mexicana, Argentina enfrenta con más solidez el terremoto en curso en los mercados bursátiles. Pero los analistas temen la desacelaración de la actividad económica, la caída del empleo, ajuste fiscal y pérdidas en los ahorros previsionales.
El presidente Carlos Menem aseguró este viernes que "Argentina aguantará" el cimbronazo de los mercados, que esta semana provocó en la bolsa de Buenos Aires una caída de cotizaciones de 30 por ciento.
Menem confió en que Brasil "no devaluará" su moneda, "porque eso sería una locura".
"La economía argentina está muy sólida, como nunca lo estuvo. Los bancos tienen liquidez y no habrá ningún tipo de inconvenientes", tranquilizó Menem. Pero otras fuentes creen que Argentina deberá pagar ciertos costos.
En diálogo con IPS, el ingeniero Alberto de las Carreras, de la Cámara de Exportadores de Argentina, coincidió con Menem en que Brasil resistirá la presión sobre el real, pero admitió la preocupación de su sector, porque la solución de la crisis implicaría recesión.
"Brasil puede evitar la devaluación. Pero si se confirma que su Banco Central vendió 10.000 millones de dólares -cerca de 15 por ciento de sus reservas-, y que ya tenía un fuerte déficit fiscal, debemos esperar que compre mucho menos y exporte más", vaticinó De las Carreras.
Brasil es el principal cliente de Argentina, su socio en el Mercosur. En 1996 compró productos a este país por 6.600 millones de dólares -30 por ciento de las exportaciones argentinas- y para este año se prevé que las ventas a ese destino lleguen a 8.000 millones. Por eso, una recesión en Brasil afectaría a Argentina.
Así mismo, los analistas argentinos señalan la suba de las tasas de interés, que pasaron de 20 a 40 por ciento en Brasil y de siete a 15 por ciento en Argentina, para anunciar el encarecimiento del crédito y la caída en la actividad y del consumo.
Menem dijo este viernes que quien desea tomar un crédito "puede hacerlo con toda tranquilidad", pero sus palabras no reflejan la realidad que viven estos días los bancos locales.
En los últimos dos años, el crédito hipotecario creció fuertemente en Argentina. Según datos del Banco Central, las familias concentran 22,3 por ciento del total de créditos que brinda el sistema, lo que significa un monto estimado en 15.000 millones de dólares.
La mayor parte de esa deuda está pactada en dólares, por eso esta semana los consumidores colapsaron los teléfonos de consulta, y los que estaban por concretar contratos de préstamos prefirieron esperar a que escampe.
Para este año se preveía un crecimiento de ocho por ciento, una meta que habría permitido bajar dos puntos la tasa de desempleo. El producto interno bruto de Argentina perdió casi cinco por ciento en 1995, por efecto de la crisis en México,
El índice de actividad económica podría retroceder y, con lña consecuencia de un nuevo aumento de la desocupación. "Lo primero que hacen las empresas en estos casos es disminuir las horas extra, y no toman decisiones de nuevos empleos", advirtió el analista Marcelo Bonelli.
La economía argentina, que perdió 8.000 millones de dólares en depósitos en el momento culminante de la crisis mexicana, presenta hoy un sistema bancario saneado, reducido 30 por ciento, y con fuertes inversiones de grandes bancos extranjeros que adquirieron entidades locales.
No se registraron retiros de depósitos desde que la semana pasada, la crisis del sudeste de Asia hizo impacto en la bolsa de Hong Kong y en todos los mercados de acciones del mundo. Pero colocaciones a plazo fijo en pesos argentinos fueron convertidas en cuentas en dólares, de menor rendimiento pero más seguras.
Tampoco sufrieron sangría las reservas internacionales, que llegan a 22.000 millones de dólares. Según una fuente del Banco Central, esa entidad vendió 200 millones de dólares, menos de uno por ciento de las reservas.
En este contexto, el Ministerio de Economía prefiere no echar mano de su fondo de 6.000 millones de dólares, creado en 1996 para responder a eventuales crisis financieras. Se trata de un monto de auxilio que un grupo de bancos estaría dispuesto a entregar rápidamente para apoyar a entidades en problemas.
El ministro Roque Fernndez, que era presidente del Banco Central durante la crisis de México, prefiere evitar las medidas de emergencia, para no dar señales de nerviosismo. Fernández cree que esta crisis no puede durar más de siete días, y dijo estar dispuesto a bajar salarios si fuera necesario.
Mientras, la crisis ya debilitó los depósitos que custodian las privadas Administraciones de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, de las que depende el futuro de millones de argentinos. La pérdida ya suma 800 millones de dólares, 10 por ciento del total. (FIN/IPS/mv/ff/if/97