La "campaña por un planeta vivo", que impulsa el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), es la síntesis de tres décadas de trabajo de conservación ambiental que ha realizado esta organización y se fundamenta en la búsqueda de alianzas entre gobiernos y comunidades locales.
Esta campaña fue el tema central de la conferencia internacional "Gente y Conservación", organizada por la Fundación Natura de Ecuador, filial local del WWF, que concluyó este jueves en Quito.
En la conferencia participaron 120 delegados del WWF, con presencia en 150 países mediante proyectos de conservación y educación ambiental que involucran a más de 4,5 millones de personas.
"El hilo conductor entre los grupos sociales, que llevó a plantearnos nuevas iniciativas, es la conservación y su relación con la calidad de vida que cada pueblo aspira a tener", dijo la ecuatoriana Yolanda Kakabadse, presidenta de la Unión Mundial para la Conservación (UICN) y miembro del directorio del WWF.
La conferencia Gente y Conservación "no pretende ser poesía sino un planteamiento que exige mayor creatividad y coherencia", pues "estamos conscientes de que la conservación, el objetivo primordial, no se puede alcanzar aisladamente", afirmó.
Los problemas ambientales "pertenecen a toda la especie humana" y, por tanto, "ningún grupo social puede ser excluido de las tareas de conservación", apuntó Kakabadse, al señalar la necesidad de "determinar responsabilidades compartidas entre los distintos sectores".
El director general del WWF, Claude Martin, dijo que "los problemas ambientales se agudizan conforme nos acercamos al siglo XXI y ni lo gobiernos ni las organizaciones ambientalistas pueden trabajar en soledad para solucionarlos".
Es por eso que "una de las principales estrategias que venimos desarrollando es fomentar asociaciones entre comunidades, organizaciones y estados, bajo un concepto más afín a la llamada globalización", apuntó Martin.
La conservación de 200 ecorregiones, la protección de especies en riesgo de extinción como el tigre en India, el oso panda en China o el rinoceronte africano, y la reducción del consumo a escala global, mediante la certificación de productos no renovables, son los ejes de la "campaña por un planeta vivo".
Estos temas han sido ampliamente debatidos en la reunión de Ecuador, "un país estratégico para impulsar esta campaña, porque en su pequeño territorio se encuentran 11 de las 200 ecorregiones que han sido identificadas por el WWF", dijo a IPS Teodoro Bustamante, director de Fundación Natura.
Además, "en este país existe una gran diversidad de culturas y una amplia experiencia en el trabajo comunitario", otro de los temas de análisis de la conferencia.
Bustamante consideró que "no existen fórmulas para lograr una participación de la gente", pues "son muchas las maneras en que se puede trabajar, como la educación en las escuelas, en las casas o en las oficinas, pero siempre buscando el consenso y la integración de otros sectores".
Para el director del WWF, los lineamientos de la campaña "tienen que formar parte de un compromiso mundial, que vaya más allá de los acuerdos internacionales entre países, que se rigen bajo el mínimo común denominador, y que se firman cuando no son amenzadas sus políticas ni sus niveles de producción".
Uno de los mecanismos que ha establecido el WWF para concretar este compromiso con los distintos gobiernos del mundo, son los llamados "regalos para la tierra", iniciativas que provienen de "individuos, empresarios y de los propios estados".
Entre los logros de "regalos para la tierra" se encuentra el reciente compromiso de una firma maderera de Suecia, una de las más grandes del mundo, para certificar ante el Consejo del Manejo Sustentable la totalidad de su producción antes del año 2000.
El WWF tiene grandes esperanzas en que los "regalos para la tierra" se conviertan en una institución mundial y contribuyan a solucionar graves problemas, como el efecto invernadero y el cambio climático, temas en que la organización mundial ha puesto especial énfasis en los últimos años, dijo Martin.
La Organización de las Naciones Unidas realizará en diciembre la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático, en Kioto, Japón, donde participarán representantes de más de 150 países.
Según Martin, existen pocas esperanzas de que Japón y Estados Unidos, los mayores emisores de los llamados gases invernadero, cedan ante la presión internacional que plantea 20 por ciento de reducción de emisiones por debajo de lo registrado en 1990, para el año 2005.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, expuso a mediados de octubre la posición de su gobierno sobre la emisión gases invernadero, "que dista mucho de ser satisfactoria", según Martin.
Los gases metano, dióxido de carbono y clorofluorocarbonados que se utilizan en procesos industriales son los responsables del calentamiento gradual del planeta. Clinton propuso que los países industrializados reduzcan sus emisiones a los niveles de 1990, entre el 2008 y el 2012, y una posición similar expuso Japón.
"La sociedad de Estados Unidos presenta una actitud más progresista al respecto, pero hace falta que las autoridades recojan y den forma a esas inquietudes sociales", apuntó Martin. (FIN/IPS/mg/dam-ag/en/97