Altos funcionarios del Banco Mundial tenían la esperanza de que los problemas de la represa de Yacyretá se desvanecieran, tras dos décadas de polémica ininterrumpida.
Pero no fue así, y directores ejecutivos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) deben enfrentar revelaciones según las cuales estas instituciones son en parte responsables de lo que el presidente argentino Carlos Menem calificó como "un monumento a la corrupción" en la frontera de su país con Paraguay.
Informes confidenciales presentados a las juntas directivas de ambas agencias por inspectores independientes confirman acusaciones de que los bancos no evaluaron los daños ambientales y sociales que causaría la represa.
El Banco Mundial y el BID tampoco mitigaron el daño causado, consultaron a las comunidades afectadas ni condicionaron a los beneficiarios de los créditos con obligaciones contractuales, según fuentes familiarizadas a los informes.
Además, las agencias mantuvieron un flujo de dinero hacia la represa, cuya construcción está atrasada nueve años y superó en 8.000 millones de dólares el presupuesto previsto inicialmente.
En el caso del Banco Mundial, la asistencia continuó a pesar de crecientes evidencias, reunidas por la propia agencia, de que el proyecto era un desastre económico y de desarrollo, según documentos internos obtenidos por IPS.
Irónicamente, indican fuentes cercanas a las investigaciones, los bancos ganaron cierto respeto por haber examinado su propia participación en el caos.
A partir de una queja de septiembre de 1996 de Supervivencia, afiliada en Paraguay del grupo ambientalista Amigos de la Tierra, las juntas de gobernadores despacharon inspectores a la represa y las ciudades de Posadas, Argentina, y Encarnación, Paraguay, vastas secciones de las cuales deberán ser inundadas por la reserva de Yacyretá.
Unos 5.000 residentes a lo largo de los ríos ya perdieron sus hogares y negocios debido a las aguas.
El contacto de los inspectores con la gente local, tras años de negligencia, dejó "relaciones públicas provechosas para los bancos", dijo Elias Diaz Pena, de Sobrevivencia.
Aunque las agencias se beneficiaron, aún está por verse si la gente de Posadas y Encarnación, la tercera ciudad de Paraguay, recibirán un alivio duradero, dijo Pena a IPS.
Los directores ejecutivos del Banco Mundial deberán discutir los descubrimientos de los inspectores y considerar las próximas medidas en una reunión prevista para el 2 de diciembre, dijeron fuentes de la agencia.
La junta de gobernadores del BID deberá revisar un informe de inspección separado, el primero de la agencia, el mes próximo. No obstante, fuentes en ambas agencias dijeron que los directores del BID podrían posponer sus reuniones para coincidir o seguir a las del Banco Mundial, como han hecho en el pasado.
Fuentes de la agencia y organizaciones no gubernamentales (ONG) temen que los directores desistirán de emitir instrucciones estrictas para remediar la situación, porque tales medidas requieren una fuerte voluntad política y dinero adicional.
A cambio, podrían optar por una posición de consenso debilidtada que permita a las agencias y autoridades del proyecto salvar la imagen y los fondos.
Este resultado salvaría las metas de Argentina, dijo Pena. "Cuanto más bajos sean los costos de la mitigación, menos costoso será para Argentina. Después de todo, los costos políticos deberán ser asumidos por Paraguay", dijo a IPS.
Ambos países deben partes iguales de la represa, administrada por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), una comisión binacional instalada en 1973. Buenos Aires pidió prestado todo el dinero para construir la represa.
Aunque toda la electricidad generada es para Argentina, la mayor parte de los 16.000 kilómetros cuadrados de tierras a ser inundados y gran parte de las 50.000 personas a ser desplazadas con el fin de las obras, dentro de tres años, son paraguayos.
Además de tierras de grupos indígenas, reservas naturales y áres de bajos ingresos, los sitios a ser sumergidos incluyen el centro de Encarnación, una estación de trenes y un aeropuerto.
Los preparativos para reubicar a estas personas y brindarles nuevas oportunidades para ganarse la vida han sido escasas, revelan documentos del proyecto.
A nivel local, hay poca confianza en las declaraciones oficiales según las cuales la gente y el ambiente serán adecuadamente protegidos, agregó Pena, aunque EBY reveló mayor voluntad de reunirse con comunidades locales desde que los bancos comenzaron sus investigaciones.
Los bancos prestaron unos 1.800 millones de dólares desde 1979 para construir la represa, de 67 kilómetros de largo.
Aunque el BID, cuya participación es más reciente y limitada, dio préstamos específicamente para medidas ambientales y sociales, el grueso de la financiación para estos esfuerzos de mitigación fue sentido por EBY.
Los bancos alegan que los problemas del proyecto son en un alto grado fallas de EBY. La comisión es descrita en documentos internos como inepta, corrupta e intransigente.
Sin embargo, después de estos hallazgos, el banco autorizó nuevos préstamos al polémico proyecto. El año pasado, auditores internos se quejaron, en un documento obtenido por IPS, de que "el Banco aceptó repetidas violaciones de importantes convenios y continuó asociándose con un funcionamiento operativo y financiero totalmente insatisfactorio".
Incluso los críticos más duros no cuestionan la evaluación del Banco sobre EBY. Sin embargo, Sobrevivencia expresó en su queja que el personal del Banco se apresuró a culpar a EBY de las carencias del proyecto, pero nunca le pidió cuentas por sus violaciones.
Personal del Banco Mundial dijo en 1995 a la televisión de Canadá que, aunque sabían que habría desplazados, no consultaron a los residentes locales hasta que la inundación estuvo a punto de producirse, en 1994.
Como consecuencia, economías locales han sido devastadas y familias forzadas a trasladarse a viviendas precarias a kilómetros de escuelas y negocios.
Según Sobrevivencia, las nuevas reservas instaladad como compensación por hábitats naturales perdidos incluyen una base militar, una autopista internacional y un basurero. (FIN/IPS/tra-en/aa/fah/lp/en-ip/97