AFRICA: Estados Unidos tiene problemas en los dos Congos

Estados Unidos está involucrado otra vez en luchas africanas que preferiría ignorar. Tropas de Angola ocupan parte de Congo-Brazzaville y Congo-Kinshasa se niega a que la ONU investigue presuntas masacres en su territorio.

La poca atención que prestó Washington a los dos Congos en los últimos cinco meses ha contribuido al deterioro de la situación política en ambos países y ahora se apresura a intervenir por la vía diplomática para recuperar el espacio perdido en la región, según analistas políticos.

El mismo día, Washington inició gestiones hacia la celebración de elecciones democráticas en Congo-Brazzaville y encomendó a tres altos funcionarios a convencer al presidente de Congo-Kinshasa, Laurent-Desiré Kabila, de que acepte la investigación de la ONU.

La quietud inicial y el apresuramiento actual "demuestran que no tenemos una estrategia hacia Africa central, y, por cierto, tampoco una política preventiva", dijo Salih Booker, a cargo de Estudios Africanos del no gubernamental Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos.

El gobierno de Bill Clinton reclamó la convocatoria de elecciones en Congo-Brazzaville para restaurar la democracia civil, pero luego de meses de sangrientas luchas callejeras previas al derrocamiento el miércoles del presidente Pascal Lissouba, elegido en comicios democráticas.

Estados Unidos consultará antes de dar los próximos pasos al enviado especial de la ONU (Organización de Naciones Unidas), Mohamed Sahnoun, y al presidente de Gabón, Omar Bongo, quien intentó sin éxito mediar entre Lissouba y el derrocado presidente Denis Sassou-Nguesso.

El portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, James Rubin, dijo el miércoles que también se considerará con otros miembros del Consejo de Seguridad de la ONU la posibilidad de enviar una fuerza de paz internacional a Brazzaville.

Sin embargo, Washington se había opuesto al pedido urgente en el mismo sentido efectuado esta semana por el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

"Parece que las fuerzas del señor Sassou controlan Congo- Brazzaville. Ahora, asumiendo que consolide ese control, queremos un proceso de organización de elecciones y retorno al régimen democrático para que el país recupere cierta normalidad", dijo Rubin.

El funcionario estadounidense manifestó preocupación sobre el papel que jugaron la semana pasada las tropas de Angola que capturaron Pointe-Noire, el principal puerto y centro petrolero de Congo-Brazzaville.

Estados Unidos interpuso protestas formales ante esta intervención en Washington y en Luanda.

"Preferiríamos ver al gobierno de Angola utilizando su tiempo y su energía en la implementación de los protocolos de Lusaka y su propio acuerdo de paz, más que en los asuntos de otros países", sostuvo Rubin.

Otros representantes del gobierno estadounidense descartaron que las tropas angoleñas se retiraran en el breve plazo. "Se quedarán hasta que logren lo que pretenden", dijo un funcionario que reclamó reserva sobre su identidad.

El informante observó que tanto el grupo rebelde angoleño Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) como el secesionista Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC) han utilizado en ocasiones anteriores Pointe-Noire como centro de aprovisionamiento.

"Para los angoleños no será difícil lograr lo que quieren, pues contribuyeron al triunfo de Sassou-Nguesso", si bien el grupo étnico al que pertenece Lissouba, el bakongo, domina Pointe- Noire, observó el funcionario. "Es imposible predecir si Sassou- Nguesso será resistido allí", agregó.

La remoción de Lissouba marca un retroceso de los intereses de Estados Unidos en la región, según Booker. El presidente derrocado había intentado reducir la dependencia de Brazzaville hacia París y en especial hacia la petrolera francesa ELF, que maneja la mayor parte de la riqueza petrolera del país.

"El petróleo tuvo mucho que ver con esta lucha. Lissouba intentaba invitar a empresarios estadounidenses a lo que había sido una reserva exclusiva de Francia", dijo Booker.

Analistas dentro y fuera del gobierno de Estados Unidos mencionaron que el apoyo de ELF a Sassou-Nguesso fue clave, incluso para la contratación de mercenarios, pero agregaron que los angoleños tuvieron sus propios motivos para intervenir en la operación.

Durante los combates, Washington se limitó a mirar. "Ni siquiera intentamos ayudar en la mediación", afirmó Booker.

Cuando comenzó la lucha, el gobierno de Estados Unidos evacuó a todos sus funcionarios diplomáticos en Brazzaville. Mientras tanto, del otro lado del río Congo, en Kinshasa, la relación con el gobierno de Kabila era cada vez más delicada.

Washington anunció el miércoles una misión viajará la semana próxima a Kinshasa en un intento por convencer a Kabila de cooperar con una investigación de la ONU sobre presuntas masacres cometidas por sus fuerzas durante y después de su exitosa campaña para derrocar al fallecido presidente Mobutu Sese Seko.

La delegación estadounidense está integrada por el enviado especial a Burundi, Howard Wolpe, el diputado Douglas Payne y el embajador ante la ONU, Bill Richardson, quien la encabezará.

El presidente de la República Democrática de Congo (antiguo Zaire) y la ONU tienen hace meses ásperas diferencias sobre el modo en que el equipo investigador debe realizar su tarea. Kabila logró que el investigador chileno Roberto Garretón fuera removido.

El mandatario también tuvo éxito en su reclamo de que la investigación incluyera la violencia étnica que sufrió el este de Zaire desde 1993.

Una misión encabezada por el juez de Togo Atsu-Koffi Amega viajó a Kinshasa pero el gobierno no le permitió investigar en otras partes del territorio del país. Luego de seis meses, los investigadores fueron retirados por Annan.

Rubin advirtió que la no admisión de los investigadores de la ONU "solo impedirá que Congo-Kinshasa reingrese a la comunidad de naciones, tenga acceso a respaldo financiero internacional y sea considerado un país normal".

Washington ofreció a Kinshasa apenas 10 millones de dólares en asistencia para 1997, con la posibilidad de asignar 40 millones más el año próximo. Pero ese dinero no se desembolsará a menos que la investigación se realice. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/mj/ip/97

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