El gobierno islámico de Sudán logró una importante victoria política, al lograr la incorporación a su plan de paz de un dirigente rebelde que se mantuvo en armas durante 11 años.
Se trata de Lam Akol, comandante de un grupo escindido del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA), la única fuerza insurgente aún en actividad, que lucha por la autonomía del sur y contra la ley islámica impuesta por Jartum.
Akol, del llamado SPLA-United, regresó el miércoles a Jartum tras adherir hace una semana al pacto de paz firmado en abril por el gobierno y seis dirigentes rebeldes.
La renuncia de Akol a la lucha armada "permitirá al gobierno concentrar su esfuerzo en lograr acuerdo con el coronel John Garang", comentó este jueves un voluntario de ayuda.
Garang, líder del SPLA, considera que los rebeldes firmantes del convenio de paz se "vendieron" al gobierno funamentalista sudanés.
Según Radio Omdurman, controlada por el gobierno, Akol afirmó que la región del Alto Nilo, bastión del SPLA-United y situada 750 kilómetros al sur de la capital, es ahora "una zona segura",
Akol, ex profesor de la Universidad de Jartum, exhortó a Garang a concertar la paz con las autoridades antes de que sea demasiado tarde.
El gobierno y el SPLA convinieron reanudar un diálogo interrumpido durante tres años. Un comunicado conjunto divulgado el lunes informó que las partes se reunirán el 28 de octubre en Kenia, con la intención de poner fin a una guerra civil de 14 años.
Mas de un millón de personas murieron a causa de la guerra en el sur, que alberga a 35 por ciento de los 30 millones de sudaneses y donde predominan los cultos cristianos y africanos. La población de la zona norte es mayoritariamente islámica.
La rivalidad entre etnias en el SPLA condujo en agosto de 1991 al cisma de Akol y de otros dos comandantes, Riak Machar y Gordon Kong. La dvisión debilitó el movimiento rebelde y permitió al ejército gubernamental la recuperación de territorios.
Akol creó una nueva organización, conformada principalmente por milicianos de su propia etnia, los shilluk, asentados en el Alto Nilo. Mientras, Machar se puso al frente de un grupo armado de la etnia nuer, de la misma zona.
Machar integra ahora el Consejo de Coordinación de Sudán Meridional, encargado por el acuerdo de abril de supervisar la administración de los 10 estados del sur y de organizar en el plazo de cuatro años un plebiscito de autodeterminación de esa región.
Akol había descartado enb principio el pacto de abril que, a su juicio, no ofrecía garantías suficientes para la población del sur. No obstante, algunos meses después ordenó a sus fuerzas el cese del fuego.
Por último, el SPLA-United anunció que el rey de los shilluk negociaría con el gobierno. "El rey tiene la última palabra. Nadie está por encima de su autoridad, ni siquiera Akol", y su firma garantiza el fin de la lucha armada de los shilluk, aseguró en Nairobi un refugiado de esa etnia. (FIN/IPS/tra-en/mm/ff/97