/REPETICION/ POLITICA: Mujeres en gobierno darán prioridad a lo social

El mayor número de mujeres en cargos públicos en el mundo implica que los temas sociales tendrán mayor prioridad, en lugar de otros asuntos preferidos por los hombres, sostuvo una socióloga de renombre en Estados Unidos.

En un artículo publicado en la influyente revista "Foreign Policy", la socióloga Jane Jaquette arguye que la mayor participación política de las mujeres podría enlentecer las reformas del mercado que organismos financieros internacionales como el Banco Mundial recomiendan para los países en desarrollo.

"Las mujeres tienden a respaldar más que los hombres la regulación estatal de los intereses empresariales para proteger al consumidor y el ambiente y para asegurar que se aborden las necesidades de los miembros más débiles de la sociedad", escribe Jaquette.

"Como las mujeres con frecuencia demuestran mayor escepticismo que los hombres frente a la efectividad de las reformas del mercado, la elección de más legisladoras puede indicar la atenuación de los aspectos más duros de la reforma", añadió.

Jaquette, socióloga del Occidental College, de Los Angeles, señala en su artículo "Women in Power: From Tokenism to Critical Mass" (Mujeres en el Poder: de la Política de Fachada a la Masa Crítica), que la mayoría de las mujeres del mundo recién consiguieron el derecho al voto.

Más reciente es el fenómeno en que las mujeres lograron ocupar un puesto público, tras la segunda guerra mundial.

A partir de 1975, cuando la Organización de Naciones Unidas celebró su primera conferencia internacional de la mujer, las mujeres protagonizaron importantes avances en la obtención de cargos jerárquicos de gobierno.

En los 20 años siguientes, la cantidad de legisladoras se duplicó en los países del Norte industrializado y aumentó de 7,5 a cerca de 11 por ciento en los países del Sur en desarrollo.

En la última década, los logros políticos de las mujeres fueron importantes, especialmente entre naciones industriales, Africa y América Latina, señaló Jaquette.

En 1997, la Unión Interparlamentaria halló que sólo nueve países carecían de mujeres en sus cuerpos legislativos, mientras la cantidad de estados sin mujeres ministras se redujo de 93 a 47.

La única excepción al incremento de la representación femenina ocurrió en los países ex soviéticos, donde se redujo a partir de cifras de hasta 35 por ciento a entre ocho y 15 por ciento en la actualidad.

La aparición de movimientos de mujeres en el mundo aumentó la conciencia femenina sobre su potencial político y ofreció nuevos temas en torno a los cuales las mujeres están dispuestas a movilizarse, asegura Jaquette.

Un ejemplo son las manifestaciones que las Madres de Plaza de Mayo realizan en Argentina para exigir la respuesta oficial sobre sus esposos e hijos desaparecidos.

Otro son los esfuerzos de mujeres en muchos países en desarrollo para disminuir el impacto de los programas de ajuste estructural que redujeron la asistencia sanitaria, la educación y otros servicios sociales a sus familias y comunidades.

La aparición de organizaciones no gubernamentales como actor político y social cada vez más importante en los años posteriores a la guerra fría también aumentó el perfil de las mujeres, señaló Jacquette.

Estos grupos ofrecieron nuevos estilos de liderazgo que brindan más oportunidades a las mujeres y transformaron las prioridades políticas en muchos países.

A la vez, los partidos políticos demostraron mayor voluntad que antes para reclutar mujeres en cargos públicos. En algunos casos, ello incluyó la adopción de cuotas de género que requieren cierto porcentaje de candidatas.

Las cuotas tuvieron un efecto radical, especialmente al reforzar la representación femenina en los países nórdicos, Gran Bretaña, Argentina y Brasil. Más países, incluyendo Taiwan, Costa Rica, Ecuador, Paraguay, Corea del Sur, México, India y Pakistán, consideran la adopción de medidas similares.

Finalmente, el cambio que ocurrió después de la guerra fría en las prioridades nacionales de muchos países, de la defensa a la economía y el bienestar social, se adapta a las mujeres.

"En los últimos diez años, no se trata de que las mujeres hayan accedido a la política, sino de que la política fue hacia ellas", escribe Jaquette.

Aún es muy pronto para saber la diferencia que esta situación puede implicar en el ámbito legislativo, reconoce Jaquette. "Como sus colegas masculinos, las mujeres en cargos públicos provienen de todas partes del espectro ideológico y dependen del apoyo que les brinden sus distritos electorales".

Sin embargo, investigaciones en distintos países y culturas revelan que las actitudes políticas de mujeres y hombres suelen ser distintas, en especial en relación a cuestiones de guerra y paz, ambiente y bienestar social, señala.

"Las mujeres tienden a pensar que el mercado debe regularse", indicó Jaquette, quien predice que "van a tener un rol muy activo en este sentido, en parte porque ellas mismas tienen mayores dificultades para lidiar con el mercado".

Jill Merrick, del Centro Internacional de Investigación para la Mujer, de Washington, concuerda. "A nivel mundial, las mujeres se oponen al desmantelamiento de las redes de seguridad social".

Merrick cita el papel de las legisladoras argentinas al obligar al parlamento a decidir normas sobre adopción, paralizadas desde hacía tiempo, así como el éxito de las mujeres en Uganda al influir en el derecho familiar y el gasto en salud y educación.

Las reformas económicas afectaron especialmente a las mujeres de las naciones ex soviéticas, sostuvo Jaquette. A medida que consiguen mayor poder político en los cuerpos legislativos y en el gobierno, es probable que se retrase el proceso de transición a la economía de mercado, arguye. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/aq-lp/pr-ip/97

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