REPETICION/ ASIA: Crisis monetaria podría retrasar liberalización de mercados

La comunidad financiera, presente en la asamblea anual conjunta del Banco Mundial y el FMI iniciada este lunes en Hong Kong, asumió que la crisis monetaria del sudeste de Asia podría retrasar la liberalización de los mercados de capitales.

Los círculos financieros afirman que los países en desarrollo deben estar preparados para todo tipo de desastre, natural o no.

Para ellos, la retirada en masa de especuladores que negocian con las monedas de mercados emergentes, como ocurrió en México hace menos de tres años y hace unos meses en Tailandia, Malasia e Indonesia, no difiere de fenómenos como sequías, inundaciones, terremotos, hambrunas o golpes de Estado.

Pero la comunidad financiera demuestra mayor prudencia desde que el primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, atacó a los especuladores este fin de semana, acusándolos de intentar detener las economías "tigres" de Asia por temor a la competencia de los países del Sur con rápido desarrollo.

Los banqueros comienzan a darse cuenta que toda crisis económica en la región de mayor crecimiento del mundo los perjudicará como inversores. Además, podría retrasar el ritmo de la liberalización financiera en Asia.

El fin de semana, Mahathir describió a los especuladores financieros como acaparadores despiadados y al comercio de la moneda como una actividad innecesaria, improductiva e inmoral que debería ser ilegal.

Luego, el primer ministro declaró al diario South China Morning Post, de Hong Kong, que la liberalización del sector financiero de Malasia debería sufrir una "completa revisión".

"Los especuladores no pueden hacernos esto y esperar que seamos abiertos", sostuvo Mahathir.

Mahathir culpa a los especuladores por los males de Asia, pero otros países de la zona y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en distintos grados, consideran que las inadecuadas políticas de gobierno también tuvieron su parte.

En casi toda crisis económica, la causa básica es política, señaló este lunes el influyente miembro del gabinete de Singapur Lee Kwan Yew, quien atribuyó la crisis del baht tailandés, que comenzó en julio y se extendió a otras monedas del sudeste asiático, a la inadecuada atención de políticos a los desequilibrios económicos.

Aunque hubo evidentes defectos en Tailandia, países como Indonesia, Malasia y Filipinas se niegan a aceptar el cargo de ineptitud política y aseguran que hicieron todo lo posible para mantener a sus mercados en equilibrio, aunque de cualquier manera sufrieron la reacción exagerada de los especuladores.

Las crisis monetarias no surgen de la nada sino que comienzan como reacciones racionales a errores políticos o conmociones externas, señaló Stanley Fischer, primer vicedirector gerente del FMI. El problema es que una vez que comienzan, a veces llegan demasiado lejos.

Y aunque el gobierno de Tailandia quizá haya ignorado las señales de advertencia, muchos bancos y agencias financieras occidentales inyectaron dinero en el país, ajenos a los riesgos, lo que aumentó el problema y agravó la crisis durante el colapso subsiguiente.

"En la práctica, las fuerzas del mercado no juzgan el valor inherente de una política, sino si pueden hacer ganancia de los movimientos del mercado", señaló una publicación del Banco Mundial en 1996, "Administración de Corrientes de Capital en el Este de Asia".

Los países asiáticos no aceptan la idea de que la culpa radica por entero en sus gobiernos. Pero el FMI sostiene que desde que la crisis monetaria afectó al sudeste asiático, el proceso de liberalización de los mercados de capital de la región y de otros países en desarrollo disminuyó su ritmo.

El mercado de capitales de China sigue cerrado a los extranjeros y la turbulencia monetaria podría enlentecer su apertura, aunque el gobierno de Beijing prometió acelerar la convertibilidad del yuan.

"Una vez más, la crisis en el sudeste de Asia nos envió una señal de advertencia", declaró un funcionario del Ministerio de Finanzas chino.

La semana pasada, el Grupo de los 24 (G-24) países en desarrollo declaró que, en virtud de la crisis monetaria, la liberalización de corrientes de capital podría dañar a las economías que luchan por adaptarse a la competencia mundial.

"La lección que aprendimos es que, aunque todos queremos liberalizar las corrientes de capital, debemos contar con mecanismos generales para asegurarnos evitar el impacto negativo de lo que ocurre en el mundo", dijo una funcionaria del gobierno de Colombia, Cecilia López.

El viceprimer ministro y ministro de finanzas de Malasia, Anwar Ibrahim, señaló que la mayor liberalización del sector financiero que pretende el mundo industrializado debe acompañarse con mecanismos efectivos para "regular, supervisar y proteger los mercados de economías emergentes contra especuladores".

"Le aclaré a los funcionarios de comercio y del tesoro de Estados Unidos y del FMI que aún estamos comprometidos con la liberalización. Pero también ellos deben comprometerse en apoyar a los países en desarrollo contra prácticas de manipulación", exhortó Ibrahim recientemente en Kuala Lumpur.

Para contrariedad de los banqueros, el Grupo de los 24 ya rechazó una iniciativa del FMI para cambiar la carta del Fondo y comenzar a presionar a los estados miembros para que liberalicen sus cuentas de capital, como consecuencia de la crisis.

Representantes del G-24 afirman que la insistencia del FMI de que los países del Sur deben contrarrestar las caídas especulativas con mayor apertura, transparencia y supervisión sólo expondrá a las economías débiles a mayor inestabilidad y a la posible crisis política y social.

Esta semana, en lugar de reclamar mayor liberalización, el FMI defendió el status quo. El lunes, el Fondo advirtió contra la prohibición impuesta por algunos países asiáticos, incluyendo Filipinas, contra ciertos tipos de venta especulativa.

Los funcionarios del FMI advirtieron que un mecanismo de control de capital pronto conduciría a otros, a medida que los sectores financieros hallan la manera de abandonar el mercado en tiempos de crisis.

Los círculos financieros comprenden que la crisis monetaria es más que una disputa entre el primer ministro de Malasia y especuladores extranjeros. Al final, los males del sudeste de Asia también podrían perjudicarlos. (FIN/IPS/tra-en/ys/js/aq-lp/if-dv/97

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