/REPETICION/ ARGENTINA: Los logros económicos ya no los capitaliza el gobierno

En el primer semestre de este año, la economía argentina creció ocho por ciento pero el resultado no se traduce en respaldos políticos: 70 por ciento de la población apoya los logros económicos del gobierno pero asegura que no lo votará.

El dato surge de una encuesta realizada por una consultora cercana al oficialismo, la del sociólogo Hugo Haime. La investigación resulta sorprendente en un país donde las simpatías y rechazos a la hora de votar estuvieron casi siempre muy condicionados por lo económico.

Esta vez, cuando el electorado se prepara para elegir representantes al Congreso en los comicios legislativos del 26 de octubre, el gobierno del presidente Carlos Menem podría sufrir su primera derrota nacional en 10 años, pese a la estabilidad económica.

La corrupción, el alto desempleo, la crisis de la educación y la salud públicas, la distribución inequitativa del ingreso y un estilo político que tiende a avasallar la independencia del Congreso y de la Justicia, parecen haber fatigado a los electores argentinos.

Cuando Menem fue reelecto en mayo de 1995, con 50 por ciento de los votos, comenzó, paradójicamente, su declive. Hasta ese momento, un analista crítico de la gestión oficial, José Feinmann, consideró que el votante había quedado atrapado por el miedo.

Para Feinmann, el electorado argentino temía la "ira del mercado", la creencia de que si votaban contra Menem el caos sobrevendría al día siguiente, cuando abrieran los mercados. Si cambiaban las reglas del juego, la clase media endeudada podría perder.

Ese miedo llevó a muchos electores a emitir un "voto vergonzante", según lo calificó el sociólogo Manuel Mora y Araujo: lo votaban a Menem en el cuarto oscuro, pero afuera lo criticaban.

En este sentido, el alejamiento del ministro de Economía Domingo Cavallo en julio de 1996 permitió a los votantes experimentar que aún cuando se produjeran cambios políticos, la estabilidad de precios no se alteraría, ni tampoco el tipo de cambio o las reglas generales del sistema.

La encuestadora de Haime señala que actualmente el gubernamental Partido Justicialista suma 32 por ciento de los votos, en tanto la Alianza opositora que nació hace poco más de un mes del matrimonio entre la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario llega a 44 por ciento.

El resultado final podría revertirse en los próximos días, cuando se vayan definiendo los votantes indecisos. Pero al momento, el escenario se anticipa muy difícil para el gobierno, que pelea no sólo con la oposición sino con los propios candidatos del partido gobernante.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, principal candidato del oficialismo para suceder a Menem en 1999, anticipó el lanzamiento de su campaña y promete desde ahora que él será mejor presidente que el actual.

Duhalde, que realiza una gestión asistencialista con fuerte respaldo en los sectores más desposeídos de su provincia, tiene 50 por ciento de imagen positiva en el conurbano según una encuesta del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, la misma que da 13 por ciento a Menem.

Duhalde supone que puede haber un recambio en el futuro, y ya comenzó a hablar de una "etapa superadora" del "menemismo". Pero el actual presidente no se resigna. Esta semana aseguró que él mismo quiere saldar las cuentas pendientes con el electorado.

Así, el gobierno ideó una serie de respuestas a los asuntos que constituyen su talón de Aquiles, pero por el momento, las campañas parecen rebotarle en contra.

La carta publicada esta semana por el presidente dirigiéndose a los maestros que mantienen un ayuno desde hace más de cinco meses en reclamo de mayor presupuesto educativo fue considerada por los destinatarios como una burla.

Menem les ofreció un aumento salarial, pero no acompañó la oferta de ningún proyecto legislativo o decreto que lo haga realidad. Para peor, al día siguiente, el ministro de Economía Roque Fernández ofendió a los maestros al afirmar que dos de cada tres cobran sin trabajar.

Las iniciativas para contrarrestar la imágen de corrupción que empaña la gestión de gobierno, tampoco resultaron felices. Esta semana, el presidente inauguró la Oficina de Etica, un organismo gubernamental creado a instancias de la Organización de Estados Americanos.

La Oficina iba a crearse en febrero, pero en mayo se vetó su función de controlar la evolución patriomonial de los funcionarios. Ahora, esa función se le asignó nuevamente, pero se colocó como director del organismo a un hombre cercano al gobierno.

El escritor José María Castiñeira de Dios, de conocida militancia dentro del Partido Justicialista, es el presidente de la Oficina de Etica, que fue inaugurada con la promesa de Menem de presentar allí, por primera vez, su declaración patrimonial.

Pero a una semana de la creación del organismo, no sólo Castiñeira de Dios aún no tiene oficina asignada, sino que Menem aún no presentó la declaración jurada y ya anticipó que cuando la entregue quedará en reserva, para evitar comentarios y especulaciones. (FIN/IPS/mv/dg/ip-if/97)

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