El presidente de Perú, Alberto Fujimori, quien luego de ganar en 1990 su primera elección con un discurso populista lo abandonó para aplicar desde el poder una implacable política de ajuste, inició un nuevo viraje político en busca de mejorar sus posibilidades de electorales.
Legalmente, Fujimori no puede postular a una segunda reelección consecutiva, porque lo prohibe la Constitución, pero aparentemente, la tentación reelecionista lo impulsa a mejorar su imagen ofreciendo subsidios a las tarifas de servicios públicos en las zonas urbanas y rurales más pobres.
Esta semana, Fujimori prometió subsidiar el consumo de energía eléctrica de ls barriadas y áreas rurales deprimidas, anuncio que provocó la inmediata reacción adversa de sus opositores, y de algunos de sus simpatizantes.
Las críticas señalan que se trata de un viraje político significativo, pues el programa económico seguido hasta ahora por su administración se basó, justamente, en la reducción de los gastos públicos y la supresión de subsidios.
Su programa revirtió la hiperinflación de 7.000 por ciento que encontró en 1990, y el éxito le otorgó, pese a su dureza, popularidad en su primer período, que le permitió ser reelegido en 1995, fortuna que ahora sueña con repetir.
El modelo económico atrajo inversiones y produjo resultados macroeconómicos excelentes, pero como no redujo el desempleo ni bajó el costo de vida, el 65 por ciento de votación potencial que tenía Fujimori hasta el año pasado cayó al 20 por ciento, porcentaje con el que no podría ganar en el 2000.
El anuncio del subsidio al consumo de energía eléctrica desató un vendaval de críticas de todos los sectores de la oposición a su régimen, tanto de derecha como de izquierda.
La generación y comercialización de energía eléctrica, que antes era estatal, fue transferida a varias empresas privadas y no están muy claras las pautas tarifarias establecidas en los contratos de transferencia ni la disposición del gobierno de Fujimori para regularlas.
Personalidades conocidas por su ortodoxia liberal, como el economista Carlos Bolona, el periodista Federico Salazar y Rafael Villegas, dirigente de los empresarios privados, declararon que los subsidios tendrán un efecto "distorsionador" en la economía de mercado creada por Fujimori.
"Ha empezado la fiesta populista. El presidente se ha convertido en un candidato en busca de votos. Los subsidios abrirán un forado fiscal y provocarán demandas de la población de nuevos y mayores subsidios", comentó Bolona, ex ministro de Economía de Fujimori.
"Los subsidios generan desigualdad y corrupción y en lugar de concederlos debería ejercer el poder regulador del Estado para proteger a los usuarios, porque la energía es un insumo importante en la industria", expresó por su parte Villegas.
La congresista independiente Beatriz Merino afirmó que "Fujimori está dispuesto a subsidiar la energía eléctrica porque no se atreve a imponer tarifas reguladas por el Estado a las transnacionales que han adquirido las empresas antes estatales".
Inclusive medios de prensa fujimoristas, como el matutino "Expreso", manifiestan su desacuerdo y sostienen que los subsidios serán un requiem para la economía de mercado inaugurada por Fujimori en Perú.
"En el empeño ya enfermizo de lograr la reelección, el presidente Fujimori puede terminar hundiendo al Estado y sepultando su propia obra, que abrió al Perú un futuro claro y seguro después de casi 30 años de populismo estéril y empobrecedor", escribió el columnista Jaime de Althaus.
"Es un error político que debilitará la confianza empresarial en el grado de compromiso del gobierno con la ortodoxia económica….Tampoco se lo agradecerán las masas supuestamente beneficiadas, pues el subsidio sera mínimo", opinó Manuel D'Ornellas, director de "Expreso".
Lourdes Flores, congresista del Partido Popular Cristiano, afirmó que serán otros pobres, como los maestros de escuela, los policías, los trabajadores de clase media, quienes tendrán que sufragar los subsidios porque les serán elevadas las tarifas.
Por su parte, voceros izquierdistas como el congresista Javier Diez Canseco, el ex diputado Murrugarra y el periodista Mirko Lauer se oponen a la medida .
"?Es posible que quien se robó las banderas del neo liberalismo en 1990, para asumir las ideas y programa de su adversario electoral (Mario Vargas Llosa) termine robando las del populismo, la socialdemocracia y el nacionalismo económico en las elecciones del 2000?", pregunta Lauer.
Murrugarra sostiene que "los subsidios otorgarán un beneficio exiguo para la población, porque será referido sólo a los niveles mínimos de consumo, pero serán un excelente negocio para las empresas privadas que administran el negocio de la energía eléctrica porque podrán elevar sus tarifas".
Lauer propuso a los movimientos de izquierda marxista y al socialdemócrata Partido Aprista dejar que la derecha se oponga a los subsidios, y aprovechar para reclamar la revisión de los contratos de privatización de los servicios públicos.
Fujimori no ha replicado los ataques, pero sus ministros y parlamentarios han esbozado una defensa que los analistas independientes perciben contradictoria y confusa.
El ministro de Economía, Jorge Camet, afirmó que los subsidios prometidos "no son populismo sino humanismo"y negó calidad moral a los partidos que antes gobernaron a Perú, incluyendo al socialdemócrata aprismo, "para condenar la pobreza que ellos no quisieron o no pudieron erradicar"
Dos días después, el miércoles 10, el ministro de Trabajo, el economista Jorge González Izquierdo, admitió que se trataba de subsidios pero sostuvo que no alterarán la esencia de la economía de mercado sino que la complementarán.
"El Estado debe intervenir lo menos posible para hacer eficaz a la economía de mercado, pero cuando ésta presenta fallas, los gobiernos pueden intervenir a través de impuestos o de subsidios sin que ello signifique un desvío del modelo", sostuvo González Izquierdo.
Finalmente, en el Congreso, Carlos Ferrero, uno de los líderes de la bancada parlamentaria oficialista, proclamó que "desde que comenzamos a aplicar el modelo hemos dado subsidios a los sectores más pobres".
Afirmó que forman parte de los subsidios la ayuda alimentaria a los clubes de madres y comedores populares, los tres millones de desayunos repartidos en las escuelas públicas y el millón de zapatos y buzos deportivos regalados a los niños de las barriadas. (FIN/IPS/al/jc/ip/97