PANAMA: Frontera con Colombia convertida en tierra de nadie

La frontera de Panamá con Colombia se ha convertido en una tierra de nadie desde que la guerrilla y los grupos paramilitares colombianos trasladaron el conflicto armado de ese país a la selva panameña de Darien.

Caseríos abandonados, asaltos a patrullas policiales, asesinato de civiles, secuestros y el saqueo de poblados ha pasado a formar parte de la vida diaria de los habitantes de Darien desde las primeras invasiones armadas de los irregulares colombianos a partir de abril de este año.

Pese a que los partes oficiales del gobierno panameño intentan minimizar el problema, el obispo católico de Darien Rómulo Emiliani, misioneros y viajeros procedentes de la zona afirman que los irregulares controlan grandes extensiones de la región próxima a la frontera con Colombia.

Emiliani informó que guerrilleros colombianos penetraron hasta las proximidades de la ciudad de Yaviza, ubicada a más de 100 kilómetros de la frontera con Colombia, lo cual a su juicio es un indicio "del grado de peligrosidad" que está adquiriendo el conflicto.

Detalló que a mediados de agosto unos 30 insurgentes tomaron el poblado de Pinogana y los policías panameños que vigilaban el pueblo "negociaron" con ellos para evitar un enfrentamiento debido a su inferioridad numérica y en armas.

El día 14 de este mes un policía panameño resultó gravemente herido cuando una patrulla de cuatro agentes que viajaban en un bote por el río Chico, cerca de Yaviza, fue atacada a balazos por un grupo de civiles.

La toma de poblados y centros misioneros son permanentes en Darien, según el obispo, quien denunicó que el día 18 otro grupo armado colombiano saqueó la sede de una granja experimental de la Iglesia Católica en cercanías de Yaviza.

"Volvemos a insistir que se debate en Darien la calidad de aprecio y respeto que sentimos por la soberanía de Panamá', dijo Emiliani en declaración pública.

Advirtió que si las autoridades no actúan con prontitud y firmeza "Darien se convertirá en una tierra de nadie".

El director de la Policía Nacional José Luis Sosa y el ministro de Gobierno Y Justicia Raúl Montenegro respondieron que la situación en Darien "está bajo control" de los 1.200 agentes enviados a mediados de este año a ese lugar con el fin de erradicar los focos insurgentes.

El embajador de Colombia, Edgardo Sales, coincidió con Sosa y Montenegro en que la situación en la zona fronteriza entre los dos países "está bastante tranquila".

Sin embargo, las denuncias de Emiliani fueron corroboradas por otras fuentes de la Iglesia Católica y dirigentes sindicales y comunitarios, así como por activistas de derechos humanos.

El misionero español Joaquín Arnáiz, residente de la granja saqueada por los irregulares, indicó que los pobladores de la región próxima a Yaviza están tratando de organizar un comité de defensa civil "para repeler las incursiones de los bandoleros colombianos".

Otro grupo misionero, radicado en la región de El Real de Santa María, cercano al litoral del Caribe, denunció que los grupos indígenas kunas y emberá "han desalojado sus fincas" por miedo a ser atacados.

"En los últimos meses ha surgido el clamor de un pueblo que tiene hambre y sed de justicia" ante los atropellos que sufren de parte de los irregulares colombianos, indicó un comunicado de las misioneras y misioneros firmado por Luisa López, Isiris Abrego, Ileana Núñez, Guido Maroto y Gerardo Hernández.

Albertín Vázquez, representante de la Asociación Regional para las Migraciones Forzadas, indicó que los grupos de refugiados colombianos radicados en Panamá "viven atemorizados" por los constantes asesinatos que comenten los paramilitares de derecha procedentes de Colombia.

En abril alrededor de 80 parmilitares de la Autodefensa Campesina de Córdoba y Urabá coparon el pueblo panameño La Bonga y asesinaron a cinco refugiados colombianos acusados de cooperar con las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

El secretario general de la Central General de Trabajadores Mariano Mena, quien es originario de esa provincia, señaló por su parte que la violencia que sufre Colombia "se está traspolando a toda la provincia" de Darien.

Subrayó que a pesar de la movilización de 1.200 unidades de la fuerza pública los guerrilleros "saben que la policía no puede actuar por falta de experiencia y armamento, pese a que conoce dónde están" los alzados.

"La limitación legal, la desmoralización, la falta de equipo adecuado, el pobre armamento y falta de preparación para operaciones en la selva, en la que sus enemigos son expertos", son a juicio de Mena las principales limitantes de las autoridades de Panamá para controlar la situación.

Advirtió que Panamá debe tomar la iniciativa, porque de lo contrario "se va a generar una masacre y nuestra gente va a llevar la peor parte". La cosa no es juego", concluyó el dirigente sindical. (FIN/IPS/sh/dg/ip/97)

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