El canciller británico Robin Cook declaró hoy que la decisión de la Liga Arabe de flexibilizar su adherencia al embargo de vuelos comerciales de la ONU contra Libia es "insensata" y podría perjudicar los intereses de los países islámicos.
Durante una visita a la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Cook rechazó el argumento de que los vuelos desde Libia a otros países deberían permitirse en casos humanitarios o para viajes de autoridades libias, de acuerdo con la resolución de la Liga Arabe, aprobada en El Cairo el domingo.
Tales excepciones son violatorias de las resoluciones que prohíben los vuelos comerciales desde y hacia Libia, aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU en marzo de 1992, y "creo que es insensato que cualquier grupo de estados miembros desestime una decisión de la organización", dijo Cook.
La resolución de la Liga Arabe, aprobada por 18 cancilleres en la reunión de El Cairo, invitó a los países árabes a "tomar medidas para aliviar las sanciones contra Libia hasta que se alcance una solución justa y pacífica a la crisis".
En particular, la resolución exhorta a permitir los vuelos de autoridades libias que participan de encuentros regionales y "el transporte de enfermos, muertos y medicamentos, así como los vuelos de motivación religiosa".
El nuevo canciller británico contrastó la falta de disposición de la Liga Arabe a continuar adhiriendo a las resoluciones 748 y 883 con su insistencia en la aplicación de las resoluciones 242 y 338, que requieren la devolución de las tierras ocupadas por Israel durante la Guerra de los Seis Días.
La actual decisión de Libia "debilita la autoridad de todas las resoluciones de la ONU, entre ellas las referentes a Israel, y me imagino que eso no sirve a los intereses del mundo árabe", dijo Cook.
El Consejo de Seguridad recibió amplio apoyo para el embargo de vuelos establecido en 1992, el congelamiento de los activos libios en el exterior y el embargo al comercio de maquinaria de la industria petrolera dispuestos en 1993.
Sin embargo, la renovación regular de las sanciones divide tanto al Consejo de 15 miembros como a los países árabes.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, "informó al Consejo que el apoyo a las sanciones ha disminuido", señaló un funcionario de la ONU que solicitó reserva.
Annan sugirió "cláusulas ocaso" para que los embargos de largo plazo expiren antes de que su prolongación en el tiempo ponga a prueba la paciencia de los países miembros, agregó la fuente.
Pero Gran Bretaña y Estados Unidos insisten en mantener la presión sobre Libia, al que consideran un "estado renegado", para que otorgue la extradición de los ciudadanos libios Lamen Khalifa Fhimah y Abdel Basset al-Megrahi.
Ambos ciudadanos están acusados del ataque con bomba en 1988 contra un avión de la compañía Pan American que volaba sobre Lockerbie, Escocia, en el que murieron 270 personas.
Las resoluciones de la ONU exigen la entrega de ambos hombres para que sean juzgados en Estados Unidos o Gran Bretaña como condición para el levantamiento de las sanciones.
Sin embargo, Libia arguye que los sospechosos no recibirían un juicio justo en ninguno de ambos países y sugirió que sean juzgados por un tribunal escocés, según la ley de Escocia, en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Cook reiteró el rechazo del gobierno británico a esa oferta argumentando que la ley escocesa no permite que su sistema judicial se aplicado en otro país y señaló que, para garantizar un juicio justo, se designarían "observadores internacionales en todas las instancias del proceso en Escocia". (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ml/ip/97