La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que siempre es escenario de polémicos debates, inaugura hoy una de las sesiones más conflictivas en la historia del foro.
El organismo inicia este martes su sesión número 52 y las tres controversias más importantes sobre las que deberán pronunciarse sus 185 países miembros no tienen relación con crisis mundiales sino con el propio funcionamiento de la ONU.
La Asamblea deberá discutir cómo hacer más eficientes las actividades de varios organismos, la expansión del Consejo de Seguridad y las gestiones para que Estados Unidos, el mayor contribuyente de la ONU, pague sus deudas.
Nadie cree que la tarea será fácil. El ambicioso plan de reformas impulsado por el secretario general Kofi Annan incluye muchos puntos que requieren la aprobación de la Asamblea y no hay garantías de que el organismo tenga intención de otorgarla.
Las reformas surgieron, al menos en parte, porque Estados Unidos las exigió, en un momento en que las deudas de 1.500 millones de dólares que Washington mantiene con el foro mundial le otorgan poca credibilidad, incluso entre aliados tradicionales del país del norte.
De esta manera, el escenario está pronto para lo que podrían ser varios meses de debate sin solución sobre la manera de preparar a la ONU para el siglo que se aproxima.
El presidente saliente de la Asamblea General, Razali Ismail, de Malasia, sintetizó el panorama cuando dejó su cargo el lunes.
"Todo en la ONU sigue siendo presa del creciente debate entre el Norte y el Sur. Cada parte plantea reclamos contradictorios sobre valores y perspectivas fundamentales, lo que causa una parálisis política en casi todos los aspectos de la reforma", declaró Ismail.
A pesar de esas inquietudes, Annan es optimista de que su plan de reformas, por el cual la ONU ya adoptó un tipo de liderazgo del estilo de gabinete presidencial, será aceptado por la amplia mayoría.
"Creo que los vientos soplan en la dirección correcta. Es importante de que avancemos con la reforma", señaló la semana pasada.
Annan espera que la nueva sesión apruebe su paquete de reformas. El secretario general argumentó que el clima para los cambios mejoró en cierta manera tras el avance que se logró al inclinar a Washington hacia el pago de sus deudas.
La Casa Blanca y el Senado acordaron pagar, en forma provisional, 819 millones de dólares en los próximos meses, aunque Annan concedió que "aun esa suma podría aumentar un poco". Otros diplomáticos aspiran a más.
"Las deudas de Estados Unidos quizá sean la cuestión que causó más desilusión en la última sesión de la Asamblea General", sostuvo Razali.
"Los países miembros deben considerar con mucha seriedad si el pago de la mitad del dinero es aceptable o no", advirtió, en referencia a la promesa de Washington.
Washington intentó mejorar su imagen luego de varios años de críticas, en especial de sus aliados europeos, por el dominio que ejerce en el organismo mundial y sus deudas, que según las palabras del ex canciller de Gran Bretaña Douglas Hurd, reflejan una "representación sin tributación".
"La labor del secretario general fue buena no solo con respecto a la reforma de la ONU sino también al asegurarse de que sus finanzas estén en orden", afirmó recientemente el embajador de Estados Unidos ante el foro, Bill Richardson.
Washington espera liquidar las deudas, al menos de forma parcial. "Queremos terminar con el problema del paquete de deudas", aseguró Richardson.
Estados Unidos también pretende otro cambio importante en la ONU. Se trata de una modificación del cálculo de los aportes, de acuerdo con la cual Washington se comprometería a pagar 20 por ciento del presupuesto regular de la organización y no 25 por ciento como ahora.
El cálculo se efectúa de modo de reflejar el poderío de las economías de los países miembros y Estados Unidos sostiene que las escalas deben reformarse de acuerdo con el creciente poder económico de Alemania, China y Japón.
Richardson viajó a otros países a obtener respaldo para la pretensión de reducir los aportes de Washington.
Uno de los planes estipula que China, que paga menos de uno por ciento de los costos de la ONU pero cuya economía creció a un ritmo anual de 10 por ciento en los últimos años, aporte cuatro por ciento de los gastos, Japón 19 por ciento y la Unión Europea, que hoy desembolsa 36 por ciento, pague 41 por ciento.
Japón señaló que está dispuesto a aceptar el plan y China no lo rechazó, pero varios países europeos expresaron su irritación porque Washington haga campaña por la reforma antes de pagar sus deudas.
Para calmar el ánimo de los países que pagarían más, Estados Unidos también respaldó con firmeza la inclusión de cinco nuevoss miembros permanentes junto a los 15 miembros existentes del Consejo de Seguridad.
De ese modo, se sumarían a China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, las cinco potencias con poder de veto, Alemania, Japón y uno de Asia, otro de Africa y un quinto escaño para América Latina.
Richardson no indicó si los nuevos miembros gozarán del poder de veto como los integrantes permanentes originales. Washington no desea la expansión de los 10 miembros no permanentes, electos de forma rotativa por períodos de dos años.
Los problemas de la ONU están tan relacionados entre sí que aun la expansión del Consejo puede perderse en la maraña de las restantes disputas.
"Los países en desarrollo serían estúpidos si acceden a la reforma del Consejo antes de que se decidan sus otras pretensiones, como el pago de las deudas de Washington", dijo un ex diplomático de la ONU. "Es la única carta de negociación que tienen", añadió.
Muchos países no están de acuerdo con el aumento de los cinco miembros permanentes, en especial porque Washington insiste en que no haya más de 21 miembros en total.
Razali dijo que la iniciativa era "absurda" y consiguió el apoyo de numerosos países para un Consejo con al menos 24 miembros, la mayoría no permanentes. Otros estados exigen el poder de veto para los nuevos miembros.
Al final, el enredo de controversias llegará a la Asamblea General en el otoño boreal aunque muchas de las controversias serán presentadas el lunes 22, cuando los líderes mundiales asistan al primer plenario.
Mientras tanto, las crisis mundiales que siempre se ciernen sobre el horizonte, desde el paralizado proceso de paz de Medio Oriente hasta las masacres de Africa central, prometen complicar lo que ya es un programa complejo. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq- mj/ip/97