La Iglesia Católica de México tiene a Cuba en la mira. Apoyar la organización de la primera visita del Papa Juan Pablo II, promover una "teología de la reconciliación" y preparar sacerdotes son parte de sus programas con el país caribeño.
Entre miércoles y jueves, miembros de las Iglesias de los dos países se reunieron en México para afinar estrategias de respaldo a la visita del Papa a Cuba, prevista para enero de 1998, y dialogar sobre su relación.
Por la isla participó el cardenal Jaime Ortega y por México el obispo Adolfo Suárez y el sacerdote Alberto Athié.
"Estamos recibiendo mucha ayuda de México, mucha ayuda de nuestros hermanos obispos", señaló Ortega, tras confirmar que entre las Iglesias de los dos países existe una comisión mixta "en la cual se trabaja todo junto y todo va muy bien".
Según fuentes extraoficiales, para la visita del Papa la Iglesia mexicana entregará unos 50.000 dólares, fuera de la donación de 300.000 libros y 50.000 camisetas con fotografías impresas de fotos y leyendas alusivas a la ocasión.
Grupos católicos independientes informaron por su parte que a propósito de la visita papal enviarán unos 400.000 carteles y dos millones de catecismos.
Ojalá la Iglesia pueda apoyar más al clero cubano, pues está integrado "por hermanos muy necesitados", dijo a fines de agosto a la revista Proceso Ramón Godínez, secretario general de la Conferencia del Episcopado de México.
En los últimos años y sin mayor publicidad varios obispos de Cuba y México intercambiaron visitas. Además, la Iglesia del país norteamericano mantiene en la isla 67 sacerdotes, quienes trabajan con la consigna de reclutar el mayor número de adeptos a la fe católica.
En la Universidad Pontificia de México y el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC) han estudiado desde 1989 unos 150 sacerdotes, seminaristas y laicos cubanos.
En la isla, 480 personas toman actualmente cursos a distancia dirigidos a la formación de sacerdotes, preparados por la Iglesia Católica de México. También reciben periódicamente visitas de profesores.
México tiene la obligación de ayudar, pues "allá (en Cuba) la Iglesia no tiene ninguna imprenta, ni papel, ni tinta, únicamente su palabra viva. Es común que los estudiantes tarden meses en leer, por ejemplo, una encíclica, porque sólo tienen un ejemplar y se lo van turnando", indicó Manuel Gómez, director del IMDOSOC.
La Conferencia Episcopal mexicana sostiene que sus prioridades de apoyo en el extranjero son Cuba y Haití.
Para promover la próxima visita del Papa a la isla, la Iglesia local creó la Oficina Mensajera de la Verdad y la Esperanza.
El objetivo de la nueva instancia es "influir en el ánimo de la comunidad católica internacional -desde México- ante la visita del Papa para descubrir su significado cristiano", apuntan documentos de la Iglesia.
Los prelados de México, el segundo país, luego de Brasil, con el mayor número de católicos en el mundo, indican que están dispuestos a actuar como mediadores entre los cubanos que viven en la isla y aquellos que dejaron el país y que hoy se encuentran en Estados Unidos.
Lograr el acercamiento entre los católicos es uno de los objetivos de la visita del Papa. La Iglesia mexicana afirma que apoya la "Teología de la Reconciliación", de la que viene hablando su similar de Cuba.
Bajo la batuta del nuncio apostólico Jerónimo Prigone, cuya gestión terminó en abril, la Iglesia mexicana cambió su rostro en los últimos 19 años. Es bajo esa nueva línea que mantiene un estrecho apoyo a Cuba.
Prigone, un conservador que persiguió a los obispos que pregonaban la llamada "Teología de la Liberación" y organizó tres visitas del Papa a México, logró en su gestión cambiar a 86 de los cerca de 100 obispos del país.
Para analistas de temas religiosos como Luis Gutiérrez, la salida de Prigone, quien cumplió 75 años -la edad límite para desempeñar su cargo- representa el fin de una etapa en la que la Iglesia mexicana se vio sometida, como nunca antes, "al proyecto vaticano".
El nuevo nuncio es Justo Mullor, un sacerdote al que los analistas también ubican dentro de una línea conservadora, aunque lo consideran menos radical que Prigone. (FIN/IPS/dc/dg/cr/97)