Los parlamentarios, que siempre se quejaron de la escasa participación en el proceso de integración, pasaron a ser protagonistas del Mercosur de la peor forma, al desatar un nuevo conflicto entre Argentina y Brasil.
Suspender la importación de trigo argentino es la represalia que propuso el diputado Paulo Bornhausen ante la decisión del Congreso en Buenos Aires de prohibir reducciones arancelarias para el azúcar brasileño, lo que mantiene el producto fuera de los acuerdos de libre comercio.
Bornhausen preside en Brasil la Comisión Parlamentaria Conjunta del Mercosur, un órgano creado para contribuir con la integración en el ámbito legislato, una función que se contradice con la iniciativa del diputado.
Su proyecto de decreto legislativo es una reacción desproporcionada, prácticamente sin posibilidades de aprobación. Una votación de urgencia exigiria un acuerdo entre los líderes de numerosos partidos brasileños. Sin eso, el trámite parlamentario se prolongaría más de un año.
Brasil absorbe más de la mitad del trigo que exporta Argentina. Serán más de cinco millones de toneladas por un valor de 800 millones de dólares este año. El trigo constituye uno de los principales rubros del comercio bilateral, junto con el petroleo y los automóviles.
En el sentido inverso, la exportación de azúcar a Argentina es casi nula. No alcanzó a 10.000 toneladas el año pasado. Es solo "un mercado potencial", según Claudio Manesco, vocero de la Unión del Agroindustria Cañera de Sao Paulo (UNICA).
El sector cañero enfrenta hoy un problema con excedentes de alcohol, no de azúcar. Por eso, propuso añadir alcohol al diesel, tal como ya se hace con la gasolina, una alternativa que enfrenta resistencias en la industria automovilística.
Bornhausen argumentó que Brasil renunció a la producción interna de trigo para favorecer la integración con Argentina. Una cosecha de más de seis millones de toneladas hace un decenio, que casi permitía el autosuficiencia nacional, cayó a menos de dos millones en los últimos años.
El azúcar sería la contraparte. Su producción en Brasil presenta ventajas de costo y productividad similares a las que goza Argentina con respecto al trigo.
Los productores argentinos defienden la protección, de entre 20 y 30 por ciento, y argumentan que los subsidios brasileños concedidos al alcohol carburante distorsionan la competencia. De la caña de azúcar producida en Brasil, cerca de 60 por ciento se destina al combustible alternativo.
Los industriales brasileños del sector niegan validez a esa justificación. Es el azúcar que por muchos años subsidió el alcohol, nunca al revés, según Cicero Junqueira Franco, director de una central azucarera y consejero de UNICA, asociación que representa 56 por ciento de la producción brasileña del sector.
Bornhausen calificó su propia iniciativa como "advertencia" y una "actitud política" de presión hacia sus pares en el Congreso argentino. Eso sugiere que no procura interrumpir de hecho las importaciones del trigo argentino.
Brasil podría volver a importar el grano desde Estados Unidos, Canadá y Europa en gran cantidad, observó el diputado. Pero eso, además de sacudir el mercado mundial y la industria nacional de harina y derivados, provocaría aumentos de precios internos, con el trigo más caro y pagando aranceles.
El aporte parlamentario agrava las controversias que generan frecuentes tensiones en el Mercosur. Brasil contribuyó este año con restricciones a alimentos y medicamentos argentinos, luego revocadas, y al limitar la financiación a importaciones desde abril.
Argentina agregó disensiones al oponerse a la candidatura de Brasil a un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, tras ser elegido por Estados Unidos para ganar categoría de aliado militar externo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El nuevo embajador argentino en Brasil, Jorge Herrera Vega, explicó que será muy dificil revocar la decisión del Senado, que prohibió la desgravación del azúcar al anular el miércoles un veto del presidente Carlos Menem a la leyes aprobadas antes por el Congreso.
Solo una nueva ley podría cambiar la situación, sentenció el embajador.
Eso posterga para después de las elecciones parlamentarias de octubre en Argentina cualquier propuesta que se pueda negociar para superar el conflicto. La decisión del Senado argentino es atribuida a razones electorales.
El azúcar es la gran fuente de empleos en provincias norteñas de Argentina como Tucumán y Jujuy, que enfrentan una grave crisis social. Las exportaciones brasileñas agravarían el desempleo que ya provocó varias sublevaciones populares en la región, con bloqueos de carreteras y depredaciones.
Al gobierno brasileño le preocupa el hecho de que el ejecutivo argentino no hizo ningún esfuerzo por impedir el rechazo al veto de Menem, por unanimidad del Senado.
Con los parlamentos ingresando en la batalla, razones políticas internas se suman a las sociales y comerciales para agregar estorbos a la integración. (FIN/IPS/mo/mj/ip if/97