La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, intentará esta semana revivir el moribundo proceso de paz de Medio Oriente en su primer viaje a esa región desde que asumió su cargo.
Albright, quien llegará a la región el martes, debe transmitir a sus interlocutores dos claros mensajes, según observadores.
Los mensajes a transmitir son que Washington intenta jugar un papel más fuerte en las negociaciones palestino-israelíes y que espera que Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) cumplan escrupulosamente con el espíritu y la letra de los acuerdos preliminares de paz negociados en Oslo.
"Ella debe endurecerse y ser dura con ambas partes", opinó Judith Kipper, experta en asuntos de Medio Oriente del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, un gabinete de estrategia de tendencia conservadora.
Kipper caracterizó el ambiente actual en la conflictiva región como "sumamente cargado, con mucha sangre derramada".
La mayor parte de la sangre vertida últimamente pertenece a israelíes, un hecho que el gobierno de Israel y sus aliados utilizaron para presionar a Albright con el fin de que concentre su visita en el supuesto fracaso del presidente palestino Yasser Arafat en la represión de los radicales islámicos.
Tres comandos suicidas palestinos hicieron estallar bombas el jueves en una calle peatonal de Jerusalén, dejando como saldo cuatro israelíes muertos y 200 más heridos.
El Movimiento de Resistencia Islámica Hamas se habría declarado responsable por el atentado, ocurrido cinco semanas después de otro que causó la muerte a 15 israelíes en un mercado cercano.
El viernes, 12 comandos israelíes murieron en una emboscada al norte de la autodeclarada "zona de seguridad" del sur de Líbano, en el peor ataque militar sufrido por Israel en ese país en más de 10 años.
El primer ministro Benjamin Netanyahu anunció, en respuesta al último atentado en Jerusalén, que su gobierno congelará la transferencia de más territorios ocupados de Cisjordania a la ANP, y se reservó el derecho de detener unilateralmente a militantes de Hamas aun en áreas de autogobierno palestino.
Soldados israelíes ya cerraron ciudades y localidades de Gaza y Cisjordania y detuvieron a decenas de sospechosos de pertenecer a Hamas en áreas cisjordanas que aún permanencen bajo control del ejército de Israel.
"No pueden pretender que entreguemos más tierras a la ANP cuando ésta no combate el terrorismo", dijo Netanyahu y repitieron sus aliados de Washington en las últimas cinco semanas.
Aunque sin apoyar explícitamente la posición de Netanyahu, las declaraciones oficiales de Estados Unidos desde los atentados tienden a apoyarlo.
La propia Albright demandó "acciones unilaterales palestinas para frenar el terrorismo", mientras el Departamento de Estado repetía incesantemente que la ANP no hace lo suficiente por combatir a los terroristas.
El portavoz James Foley, en referencia al reciente acercamiento de Arafat a líderes políticos de Hamas, exhortó al presidente palestino a separarse claramente del grupo.
Arafat "debe entender que ellos son enemigos de la paz y que el atentado del jueves demuestra la futilidad del diálogo político con esas personas y de su inclusión en el proceso de paz", dijo.
Pero si Albright transforma estos mensajes en el centro de su misión, ésta fracasará, advirtió Rashid Khalidi, un historiador de la Universidad de Chicago.
"Si se pasa todo el tiempo censurando a Arafat, no llegará a ninguna parte", agregó. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ml/ip/97