JUEGOS OLIMPICOS: Un proceso complejo consagró a Atenas

El Comité Olímpico Internacional (COI) abrió la ceremonia de anuncio de la sede de los Juegos del 2004 con un saludo a "Sus Altezas, Distinguidos Delegados, Señoras y Señores".

En una de las actividades humanas más democráticas y participativas, como es el deporte, la fórmula empleada sería anacrónica si no fuera por la presencia de por lo menos siete cabezas coronadas entre los 111 miembros del COI.

El propio presidente del COI, el español Juan Antonio Samaranch, posee el título de marqués aunque discretamente lo omite.

Pero el ingrediente aristocrático es solo uno de los rasgos singulares que convierten al COI en un organismo de integración compleja y de decisiones inescrutables, como quedó demostrado este viernes en la elección de Atenas para sede de los Juegos del 2004.

Otra característica saliente es que los miembros del COI son elegidos por el propio organismo y no representan a países. De esa forma, suman menos de 50 los miembros provenientes del mundo en desarrollo.

Con esos antecedentes, no sorprendió que las dos ciudades candidatas del hemisferio sur (El Cabo y Buenos Aires) resultaran las menos votadas (16 votos cada una) en la primera vuelta de la elección de la sede del 2004.

En el desempate, Ciudad del Cabo superó, por 62 a 44 votos, a la capital argentina, que automáticamente resultó eliminada. Estocolmo quedó descartada en la segunda votación y en la tercera corrió la misma suerte la ciudad sudafricana.

Atenas, que figuró a la cabeza en las tres votaciones iniciales, obtuvo 66 votos en la elección definitva, contra 44 de Roma.

La distribución de votos en cada una de las consultas demostró que en el COI no existen bloques regionales homogéneos ni tampoco agrupamientos de países determinados por el peso económico, como en otros foros internacionales.

"Nosotros en fútbol somos distintos", comentó el argentino Julio Grondona, uno de los vicepresidentes de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA).

Grondona encontró dificultades para desentrañar las pautas que orientan el voto de los miembros del COI. "La gente que vota no representa al país que pertenece", lamentó.

El sudafricano Stephan Tshwete, miembro del comité organizador para Ciudad del Cabo, tampoco entendió los patrones que se emplean para la elección, pero sacó una conclusión: "Africa solo debe confiar en sus propias fuerzas".

Tshwete dijo a IPS que "nuestros amigos de Asia y de América Latina tampoco pueden confiar en los europeos. Ellos solo quieren que los juegos sigan en Europa".

Una interpretación de la elección de este viernes en el COI compartida por dirigentes deportivos y funcionarios de las ciudades descartadas atribuía el resultado a una reparación hacia Atenas.

En los Juegos Olímpicos de 1996, Atlanta desplazó la candidatura de Atenas y mantuvo la sede para Estados Unidos por segunda vez en un mismo decenio. "Ahora Atenas recibe el pago", dedujo Grondona.

A pesar del carácter indescifrable del proceso electoral secreto para la designación de la sede de los Juegos Olímpicos, una sola certeza era compartida por delegados y periodistas: el triunfo de Atenas correspondió a una mujer.

La responsable del comité organizador de Atenas, la griega Gianna Angelopoulos-Daskalaki, fue reconocida como el factótum de la victoria helénica.

Angelopoulos imprimió su vigor y su talento a la campaña de promoción de Atenas en los últimos nueves meses y creó la imagen ganadora de su ciudad, admitieron sus adversarios.

En un mensaje después de la elección, Angelopoulos invitó a la comunidad deportiva universal a deponer disputas y divisiones para llegar a Atenas, en el 2004, dispuesta a competir en paz. (FIN/IPS/pc/jc/cr/97

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