La comuna de Acqui Terme, una pequeña ciudad del norte de Italia, ofreció una recompensa de 600 dólares a quien denuncie a inmigrantes ilegales albaneses.
"Los ciudadanos que sean capaces de identificar a albaneses clandestinos y permita su inmediata expulsión", recibirán un millón de liras (600 dólares), decidió este jueves el Concejo comunal de Acqui Terme, en la norteña región de Alessandria.
La medida constituye una verdadera "caza de brujas", comentó la ministra de la Solidaridad Social, Livia Turco, del Partido Democrático de Izquierda, principal fuerza de la coalición de centroizquierda que gobierna Italia.
"Existen las leyes para encontrar a los clandestinos y los hombres para aplicarlos, por lo tanto, estas medidas constituyen provocaciones absolutamente condenables", añadió.
Al alcalde de Acqui Terme, Bernardino Bosio, de la separatista Liga Norte, se le enconmendó la tarea de encontrar el dinero necesario para llevar a cabo esta medida, que no tiene precedentes y fue condenada por el gobierno.
El municipio de la pequeña ciudad está desde 1993 en manos de la Liga Norte, un movimiento político que reclama la independencia de la región del río Po, que incluye Las Marcas, Toscana, Liguria, Emilia Romania, Veneto, Lombardia, Piamonte, Valle D'Aosta, Friuli- Venecia-Giulia y Trentino-Alto Adigio.
Con 31 millones de habitantes, poco más de la mitad de la población total de Italia, de 58 millones, es la región más rica de Italia y una de las más ricas de Europa.
Para encontrar el dinero de la "talla", como se denomina a la recompensa, utilizada tradicionalmente contra los delincuentes, sus impulsores han pensado incluso en solicitar un aporte a los "ciudadanos padanos".
El gobierno italiano decidió el martes pasado la expulsión de los albaneses que se refugiaron en Italia a raíz de la guerra civil en ese país. La medida tendrá efecto inmediato para aquellos que se fugaron de los centros de acogida y gradual para los restantes, operación que debe concluir el 30 de noviembre.
Según un informe del Ministerio del Interior, hasta el 30 de junio último ingresaron a Italia 16.964 albaneses, de los cuales han ya regresado 6.493 , por su propia voluntad o expulsados, y 2.000 se fugaron de los centros establecidos para acogerlos.
El alcalde de Acqui Termi defendió este viernes la decisión aduciendo que el gobierno italiano era incapaz de expulsar a los 3.000 albaneses clandestinos que hay en la ciudad.
"Algunos de estos albaneses huyeron de las cárceles de su país, mientras otros, a causa de las inhumanas condiciones en las cuales están obligados a vivir, constituyen un grave peligro para los ciudadanos italianos", afirmó.
El "premio", puntualizó, es válido para quien denuncie a otros inmigrantes clandestinos, siempre que sean "extracomunitarios", término usado frecuentemente en forma despectiva para referirse a los ciudadanos de países que no pertenecen a la Unión Europea.
Al Papa Juan Pablo II le advirtieron en una oportunidad, durante los paseos que realiza en los períodos de descanso, cuando se instala en el norte de Italia, que cerca de donde estaba había un grupo de "extracomunitarios".
"No se preocupe porque yo también soy un extracomunitario", respondió.
Los albaneses parecen ser una idea fija del alcalde Bosio, quien hace un año amenazó con rodear la ciudad con alambre de púas si el gobierno enviaba refugiados albaneses.
Un miembro del municipio de Acqui Terme, Francesco Cattafi, del opositor Centro Democrático Unitario (CDU), fuerza de ex democristianos que integra la coalición de centroderecha, propuso que se prohiba dar trabajo u hospedar a ciudadanos extracomunitarios que carezcan de permiso de residencia. (FIN/IPS/jp/ag/ip/97