El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ignoró la cautela diplomática para denunciar a rebeldes y gobernantes de Uganda, Sudán y Argelia por el asesinato y el reclutamiento militar de niños.
"UNICEF tiene el mandato y la obligación de expresar su voz en nombre de los niños que están inmersos en conflictos civiles, sin consideraciones de tipo político", advirtió la directora ejecutiva del Fondo, Carol Bellamy.
Las agencias del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU) evitan habitualmente criticar en público a los estados miembros, ya que dependen de su respaldo político o financiero.
Además, los directores de esos organismos son funcionarios internacionales, que deben abstenerse de comentar asuntos políticos delicados.
Pero la estadounidense Bellamy aseguró que seguirá expresándose en "los términos más fuertes" contra "todo ataque contra niños y mujeres".
UNICEF denunció la semana última el reclutamiento de cerca de 10.000 niños por el insurgente Ejército de Resistencia del Señor (LRA), de Uganda, y el respaldo de Sudán a esa organización armada.
Bellamy "se extralimitó como directora ejecutiva y funcionaria internacional de Naciones Unidas al afirmar que el gobierno de Sudán apoya al LRA", declararon autoridades de Jartum.
"El gobierno de Sudán desea expresar con claridad que esas afirmaciones sin fundamento son completamente inaceptables", se agregó en el comunicado oficial de Jartum.
Bellamy citó informes de las organizaciones de derechos humanos Amnistía Internacional y Human Rights Watch para asegurar que los rebeldes ugandeses reciben armas, alimentos y refugio en Sudán.
"A cambio, el LRA obliga a niños y niñas a combatir en el conflicto del sur de Sudán, y los destina a la primera línea de fuego contra el ejército de Uganda", afirmó la directora de UNICEF.
Bellamy desafió al gobierno de Sudán a "denunciar inmediatamente" al LRA en público y a disociarse de sus actividades de manera clara.
"Si el gobierno de Sudán no puede hacerlo (denunciar al LRA), entonces la ONU y la comunidad internacional llegarán a conclusiones incriminatorias", advirtió.
Bellamy también reclamó el cese del asesinato de civiles en Argelia. "Pido a los responsables que pongan fin inmediatamente a esta matanza incomprensible", exhortó, tras declararse "horrorizada" ante la violencia contra niños y mujeres en Argelia y en otras partes del mundo.
La violencia contra la población civil es violatoria de la Convención de Ginebra sobre Protección de Civiles en Conflictos Armados y de la Convención de los Derechos de la Infancia, que Argelia ratificó en abril de 1993, por lo que forma parte del derecho argelino.
La Convención de los Derechos de la Infancia también asegura la protección y cuidado de niños afectados por conflictos armados. "Lo que ocurre en Argelia es una burla" de ese protocolo, dijo Bellamy.
Así mismo, instó a Olara Otunnu, el nuevo Representante Especial de la ONU sobre Niños en Conflictos Armados, a concentrarse de modo prioritario en el caso de Argelia.
Bellamy formuló su solicitud al saberse que más de 200 personas fueron asesinadas en Argel la semana pasada. En agosto, unos 300 civiles fueron masacrados en Rais, 24 kilómetros al sur de la capital, un incidente deplorado por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien condenó el creciente terrorismo en Argelia.
El gobierno argelino reaccionó con malestar y advirtió a la ONU que no debe interferir en lo que considera un asunto interno.
La ex primera dama de Mozambique Graça Machel presentó un 1996 informe a la Asamblea General de la ONU en que describió el sufrimiento de los niños atrapados en unas 30 guerras en todo el mundo.
"No solo son asesinados y heridos muchos niños, sino que una cantidad innumerable crecen con sus necesidades materiales y emocionales satisfechas y privados de estructuras que otorgan significado a la vida social y cultural", señaló Machel.
Así mismo, advirtió que la base de la sociedad, compuesta por la familia, las escuelas, los sistemas de salud y las instituciones religiosas, se está desintegrando en varias regiones.
Bellamy también solicitó alimentos y asistencia humanitaria a cientos de miles de niños acosados por el hambre en Corea del Norte.
Al respecto, se enfrentó a Estados Unidos que, por motivos políticos, no ayuda a Corea del Norte, un país en guerra fría con Corea del Sur, aliada de Washington. La guerra de Corea finalizó en 1953 con un armisticio, pero las dos Coreas no han firmado todavía la paz.
Después de una visita de tres días a Corea del Norte, afectada por una sequia, Bellamy advirtió que casi 800.000 niños están al borde de la inanición.
Pero Robert Manning, ex asesor sobre Asia del Departamento de Estado estadounidense e investigador del Instituto de Política Progresista, de Washington, sostiene que los países donantes deben actuar con cautela ante cualquier pedido de asistencia de Corea del Norte.
Algunos legisladores arguyen en Washington que la ayuda alimentaria no tiene justificación cuando misiles y artillería de Corea del Norte apuntan a los 37.000 soldados estadounidenses acantonados en Corea del Sur. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/aq-ff/ip hd/97