El mayor grupo empresarial de India enfrenta denuncias sobre su participación en la financiación de grupos guerrilleros militantes en el noreste del país.
Tata Tea, parte del grupo Tata, con ventas de 8.700 millones de dólares, fue acusada por el gobierno de Assam, el mayor estado del noreste, de financiar al Frente Unido de Liberación de Asom (ULFA) y al Frente Democrático Nacional de Bodoland (NDFB).
Tata Tea, con ganancias de 200 millones de dólares, es considerada la mayor compañía de té del mundo.
El episodio plantea serias cuestiones sobre el mundo empresarial, la política y la ética en India.
Tres ejecutivos de Tata Tea fueron detenidos este mes acusados de conspirar contra el gobierno de India y de juntar armas para lanzar una guerra.
Un cuarto, Brojen Gogoi, se entregó a la policía de Assam. Gogoi, gerente de desarrollo comunitario y bienestar social de Tata Tea, es acusado de escoltar personalmente a la secretaria cultural de ULFA, Pranati Deka, desde Delhi hasta Bombay, donde dio a luz en un hospital privado. El viaje, el parto y la estadía de Deka en un hotel fue pagado por la empresa.
El 24 de este mes Gogoi dijo a la prensa que las órdenes para ayudar a Deka provinieron de la oficina de Tata Tea en Calcuta, la cual supervisa el funcionamiento de las 21 plantaciones de té en Assam.
En una amplia campaña publicitaria, Tata Tea negó algunas de las acusaciones, y responsabilizó al gobierno de Assam de no cumplir su deber constitucional de proteger la vida y la propiedad, mientras sostuvo que la financiación de grupos políticos va en contra de la política de la empresa.
Sin embargo, su promesa de tomar medidas contra "funcionarios errados" sólo fortaleció las sospechas de su complicidad, ya que no negó que los gastos de Deke se cubrieron con su esquema de asistencia médica.
Tata Tea no es la única empresa acusada de financiar a grupos guerrilleros. Según el gobierno de Assam, la empresa Williamson Magor entregó 8,6 millones de dólares a ULFA y 11,4 millones de dólares al NDFB.
Gran parte de la financiación es una forma de extorsión y "dinero de protección" recolectado por grupos militantes que rutinariamente amenazan a autoridades de empresas productoras de té y otros empresarios, y a ciudadanos comunes.
Grupos militantes de ULFA y el grupo étnico Bodo han secuestrado en los últimos años a varios empresarios y ejecutivos.
En los primeros ocho meses de este año, 250 personas murieron en operativos violentos. Entre las víctimas figura Sanjoy Ghose, activista social que desplegaba su trabajo en el norte de Assam, lo cual fue considerado por ULFA como una amenaza a su base y una erosión de su credibilidad.
Las declaraciones de Tata Tea que resaltan los valores éticos de la empresa y desmienten los hechos parecen tener poco respaldo. El presidente del grupo, Ratan Tata, admitió el 15 de septiembre que Deka recibió atención médica de Tata Tea, aunque dijo que esto no puede igualarse al apoyo a los grupos guerrilleros.
Ratan Tata amenazó con que la empresa se retiraría de Assam si se presentan acusaciones penales, lo cual fue considerado como una presión cercana al chantaje.
Los Tata tienen una larga historia de utilizar prácticas coercitivas como su influencia política para encarcelar a un líder sindical y romper una huelga, y otros hechos documentados por historiadores como por ejemplo Dilip Simeon, en su libro de 1996 "The Politics of Labour under Late Colonialism" (La política laboral en el colonialismo tardío).
Este grupo empresarial no es el único involucrado en el fenómeno. Muchas compañías han utilizado medios poco éticos o ilegales para financiar actividades antisindicales, incluyendo el asesinato de líderes de los trabajadores.
La evasión de impuestos está muy extendida en India, considerado el octavo país más corrupto del mundo por el grupo auditor Transparency International.
Los empresarios indios son notorios por pagar impuestos y por sobrefacturar o subfacturar importaciones y exportaciones, y se estima que hicieron desaparecer más de 50.000 millones de dólares en cuentas en Suiza.
En un estudio reciente, tres economistas estadounidenses que compararon los precios mundiales de las mercancías, y los precios citados por compañías indias, se estima que 15.700 millones de dólares fueron sacados del país entre 1993 y 1995.
Los grupos empresariales de Bombay fueron la principal inspiración y fuente de fondos del grupo ultraderechista Shiv Sena, lanzado hace 31 años para aplastar a sindicatos de izquierda. El Sena, que profesa admiración por Hitler, comparte ahora el poder con con el derechista Partido Bharatiya Janata en Maharashtra.
El Sena tiene fuertes lazos con el submundo y la industria cinematográfica de Bombay, que recientemente salieron a la luz con el asesinato del productor de filmes Gulshan Kumar, aparentemente a pedido del compositor Nadeem, ahora oculto en Londres.
También se sospecha que intereses empresariales y terratenientes estén detrás del asesinato el año pasado de Datta Samant, prominente líder sindical de Bombay, quien se opuso a la conversión de tierras bajo propiedad de empresas textiles en centros comerciales y haciendas. (FIN/IPS/tra-en/pb/an/lp/ip-if/97