La promoción de una democracia basada en valores éticos, que la convierta en una forma de vida y no sólo en un sistema de gobierno, será el objetivo fundamental de la próxima Cumbre Iberoamericana, como una forma de rescatar la política de su falta de sustancia y su descrédito actual.
La pérdida de sustentación de la política, en lo que el politólogo venezolano Ricardo Combellas califica de un neomaquiavelismo que se combina con el neoliberalismo económico, ha fragilizado la gobernabilidad con esquemas utilitaristas, acríticos, reductivos, manipuladores e inmediatistas.
Se trata de una situación que animó el descrédito popular por las instituciones en que se sustenta la democracia y que buscará revertir la cumbre que se realizará en la isla venezolana de Margarita el 8 y 9 de noviembre, dijo Combellas a IPS.
Combellas preside la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (Copre) de Venezuela, que actúa como un ministerio sin cartera y fue el órgano que redactó el texto preliminar de la parte medular de la Declaración de Margarita.
La VII Cumbre de los 19 países latinoamericanos más España y Portugal tiene como discusión central la de los valores éticos de la democracia, que completa el de la gobernabilidad tratado en la edición de 1996 en Chile.
El punto central fue abordado en seis subtemas: justicia social, ética y administración pública, promoción y respeto de los derechos humanos, administración de justicia, partidos políticos, transparencia y elecciones, y derecho a una información veraz.
Combellas consideró que redifinir y profundizar la democracia es muy pertinente en América Latina, porque "ella vive un desgaste normativo", mientras que en la gente hay "deaspego, apatía y falta de credibilidad en las instituciones que encarnan el ideal democrático".
Son muchos los que han reducido la democracia "a un puro método para gobernar, cuando debe ser también una forma de vida e integrar al ciudadano a un orden de valores", que a su vez le permita participar en el gobierno.
Esa participación debe darse, según Combellas, sobre la base de la libertad como opuesta a la arbitrariedad, la igualdad traducida en una vida digna para toda la comunidad y contraria a la indigencia y la marginalidad, y el pluralismo, promotor de una comunidad plural respetuosa de la diversidad y la diferencia.
El presidente de la Copre indicó que no es fácil pasar a abordar estos temas, más entre jefes de Estado y de gobierno, pero insistió en que es un proceso "trascendental, porque sin valores y sin principios, la democracia es un puro esqueleto de métodos, sin carne y sin alma".
La democracia es un problema jurídico y político pero también ético, aseguró Combellas, aunque precisó que abordar la cuestión no significa solucionarla, porque es un aspecto esencial de la gobernabilidad y requiere cambios en los patrones de conducta de los que ostentan el poder.
Además, necesita de cambios en la gente común y en la educación para incluir los valores colectivos y el comportamiento cívico, que no sólo debe volver a las aulas sino ser también responsabilidad de la familia y los agentes de socialización.
Combellas subrayó que la Copre limitó su labor a redactar el documento preliminar y que lo hizo a pedido de la Cancillería y tomando como guía el discurso del presidente Rafael Caldera, cuando en Chile tomó el testigo para hospedar la cita de 1997.
Por ello, eludió comentar los cambios que los coordinadores de los 21 países introdujeron al documento en las dos sesiones de trabajo que realizaron en abril y en agosto en este país y que tendrán su postrer encuentro el 5 y 6 de noviembre en Margarita.
"Eso son aspectos políticos que maneja la Cancillería", comentó ante versiones de que la declaración que finalmente se someterá a los 23 jefes de Estado y de gobierno -dos en el caso de España y Portugal- ha perdido contundencia y es ahora un texto "light", diluido para lograr el consenso necesario.
Tras matizaciones pedidas por México y países de América Central en aspectos electorales y de manejo de los partidos se mantiene aún una reserva de Cuba al tema de la información veraz. La Habana planteó al inicio prácticamente un texto alternativo, según supo IPS.
"No hay que pedir peras al olmo", dijo Combellas sobre lo esperable de la Cumbre, y planteó que "su éxito no se circunscribe al cenáculo de jefes de Estado y de gobierno porque ellos rotan en forma permanente y sería ilusorio creer que un presidente modificará su comportamiento por una declaración".
Para Combellas, la razón de ser de estas cumbres está en lo que irradian antes y después de debate en la comunidad regional, así como toma de conciencia sobre los objetivos y en consecuencia una mayor voluntad para renovar la democracia y sus valores.
En base a ello, el presidente de la Copre planteó que las cumbres deben tener un seguimiento mayor, maxime cuando desde Santiago de Chile pasaron a abordar temas políticos y asumir compromisos concretos a los que hay que darle continuidad.
Combellas se pronunció en favor de una Secretaría Permanente, reducida, no burocratizable y barata gracias a la informática, que actúe como "cerebro" para favorecer el cumplimiento de los compromisos y opere en paralelo a la Secretaría Pro Tempore, que nace y muere con cada Cumbre.
En Margarita se abordará "la democracia que queremos y no la que tenemos", que de alguna manera se une a la construcción de la comunidad iberoamericana, porque entre las dos antiguas metrópolis europeas y sus ex colonias latinoamericanas "hay una tradición histórica muy grande", indicó.
Combellas recordó que los países latinoamericanos aún han vivido más tiempo como colonias, más de 300 años, que como independientes, menos de 200 años, y la raíz ibérica es muy fuerte y se traducen tanto en costumbres como en la juridicidad.
Se declaró contrario al neoliberalismo a título personal e indicó que en esa tendencia el Estado mantiene el papel de impulsar los objetivos colectivos y funciones insustituibles en materia de educación, salud y seguridad.
Pero también rechazó una idea "petrificada" del estado de bienestar y consideró que el Estado tiene que adaptarse a los cambios, abrirse a la sociedad civil y a la participación popular en los procesos. Lo público desborda lo estatal, acotó Combellas.
Además el Estado debe responder a la globalización, "que es un hecho, está allí, pero no es un dato neutro" y favorece a unos sectores y excluye a otros, por lo que si los Estados no se unen podrían ser absorbidos por los que promueven la homogenización de la sociedad en un "pensamiento único".
Mediante esa homogenización se privilegia el libre mercado y el debilitamiento del Estado, dentro de "una visión elitista u oligárquica, un término más contundente, que propugna el gobierno para unos sectores y no para todos".
"El modelo de participación y de llevar el ideal democrático a una realidad más vivida de los pueblos latinoamericanos" es una respuesta a ese pensamiento único que deja millones de excluidos en el camino, dijo Combellas, y consideró que en Margarita se darán pasos para una democracia más principista.
Pero precisó que si bien el problema ético es importante, no es suficiente y debe ser acompañado por un rediseño institucional, porque "nada se gana con concientizar a la ciudadanía sobre los valores y los gobernantes si no se adaptan las instituciones a los cambios".
En ese sentido, Combellas indicó que es neceasario que los partidos modifiquen su visión "partidocrática", de control oligopólico de la vida política, por cúpulas y minorías enquistadas en los centros del poder partidista. "Deben transformarse en vehículos de la participación popular", dijo.
El Congreso debe renovarse, mediante mayor representatividad y una mayor participación popular en sus funciones, al igual que el Poder Ejecutivo, al que se le exige sobre todo mayor eficacia.
En tanto, el Poder Judicial debe rescatarse para que asuma su función esencial de garante de la legalidad. Es el poder mediante el cual "el derecho se hace una realidad efectiva, sobre todo para la persona" y se delimita "la esfera de la libertad y la protección de los derechos". (FIN/IPS/eg/dg/ip/97
