HONG KONG: Gira de jefe ejecutivo busca imagen de estabilidad

El jefe ejecutivo de Hong Kong, Tung Chee- hwa, inició su primer gira exterior desde la entrega del territorio a China hace dos meses, con el mensaje de que los negocios en la ex colonia continúan su ritmo habitual.

La bandera china flamea sobre los edificios de gobierno, mientras la imagen que Tung y sus mentores chinos quieren vender es que la transición fue fluida y no hubo cambios desde el 1 de julio.

Una nota de triunfo resuena en los discursos de autoridades de gobierno. "Sospecho que muchos de los profetas del fracaso se desilusionaron con lo ocurrido desde el traspaso", dijo a empresarios la semana pasada en Melbourne el secretario de Finanzas de Hong Kong, Donald Tsang.

"La economía no cayó en un colapso, el servicio civil no se desintegró. La gente no abandonó el territorio en masa y el mercado de valores no se hundió", agregó.

Ha sido fácil para los asesores de Tung decir que los temores occidentales son exagerados. Incluso los periodistas locales están más relajados, y la autocensura que plagó los medios durante un año antes de la entrega parece estar cediendo.

El líder del Partido Demócrata, Martin Lee, quien recorrió capitales occidentales antes de la entrega, temiendo no poder volver tras el cambio de soberanía, inició un largo viaje en el exterior, diciendo antes de su partida a fines de julio que incluso él mismo se sorprendió.

"Lo que no pude prever fue que los líderes chinos interrumpirían de pronto su ofensiva contra Hong Kong", dijo.

Gran parte del resultado se debe al propio Tung, cuya popularidad en Hong Kong aumentó mientras el gobierno mantuvo las libertades, dando buena impresión ante la opinión pública. Su tarea ahora es convencer al mundo que esta no es la calma antes de la tormenta.

Pero activistas creen que Beijing sólo espera el momento propicio para ajustar los cinturones.

Emily Lau, ex parlamentaria demócrata hasta la disolución del órgano legislativo la medianoche del 30 de junio, dijo que "aunque no hubo detenciones de políticos y disturbios, es inocente decir que los negocios siguen su curso normal".

Varias señales claras ya hablan de la voluntad del gobierno de retirar la protección de las libertades bajo la ley.

Cambios impulsados por Tung en las últimas ocho semanas incluyen legislación que rechaza varias leyes de protección de derechos laborales y de otro tipo aprobadas por el gobierno colonial antes del traspaso.

Tung también aprobó nuevas pautas para la policía sobre cuándo intervenir en reuniones públicas, sea o no su propósito presionar por la independencia de Taiwan o Tibet.

El derecho legal a niños de Hong Kong de madres chinas a vivir en la ex colonia fue eliminado de inmediato tras el traspaso en julio, en un intento por detener el influjo masivo de esos niños, aunque este derecho esté garantizado en la miniconstitución de Hong Kong llamada Ley Básica.

Pero lo que generó desconfianza fue la forma en que estos temas fueron tratados.

"La repetición de consultas simbólicas y ausencia de publicaciones previas sobre políticas importantes son síntomas de una tendencia del gobierno a hacer cumplir su voluntad", dijo Margaret Ng, abogada defensora y ex parlamentaria.

"Vemos al ejecutivo utilizar el proceso legislativo para lograr su propósito con el camuflaje de la legalidad", sostuvo.

Mientras, nuevas leyes fueron elaboradas para regular el proceso electoral, previstas para comienzos del año próximo.

Estas incluyen un cambio al sistema de representación proporcional diseñado para limitar las posibilidades de victoria de los demócratas, y la reducción del número de habilitados para votar de 2,7 millones en la última elección a sólo 180.000.

Los asesores de Tung admiten que se enfrentará a un duro interrogatorio en Washington a raíz de esos acuerdos electorales. "Muchas personas en América ven los cambios electorales como una amenaza a la autonomía de Hong Kong", dijo uno.

Tung partirá a Washington y Nueva York el 8 de septiembre, donde deberá reunirse con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright.

Este será el primer viaje estadounidense de Tung, pospuesto desde mayo, cuando Martin Lee le ganó de mano y dio un golpe de publicidad con una reunión con el presidente Bill Clinton de Estados Unidos.

Pero Tung tendrá una tarea más sencilla que hace cuatro meses, al poder decir que los profetas del colapso estaban equivocados.

Washington estará dispuesto a hablar con Tung poco antes de la cumbre del presidente chino, Jiang Zeming, con Clinton, prevista para octubre, con el fin de dar un escenario más positivo a las relaciones chinoestadounidenses. Muchos dicen que Tung es sólo el frente de avanzada de la ofensiva de China.

Aunque la atención tiende a centrarse en Washington, pistas interesantes podrían surgir en Kuala Lumpur.

Allí Tung se reunirá con el primer ministro Mahathir Mohamad el 6 de septiembre, menos de una semana después que el primer ministro chino, Li Peng, respaldara la propuesta de Mahathir de cambiar la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 para que esté acorde con los "valores asiáticos".

Tung dijo a los periodistas que "soy solidario con este argumento, realmente lo soy. Los derechos humanos no son un monopolio de Occidente".

Este punto de vista no tendría respaldo en Hong Kong. Tung reconoce que "algunas perspectivas (sobre derechos humanos) están muy enraizadas aquí". Pero justo antes de una visita a Bruselas y Londres, esto podría causar a Tung problemas en Europa. (FIN/IPS/tra-en/ys/ral/lp/ip/97

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