La población de Hong Kong habrá consumido este miércoles, fiesta anual de anticipo del otoño boreal, más de 25 millones de pasteles de la luna, un ritual que se repite anualmente en recuerdo de la rebelión china contra el dominio mongol.
La cantidad señalada equivale a cuatro pasteles por cada habitante del territorio de Hong Kong, devuelto el 1 de julio por Gran Bretaña a China.
Los grupos clandestinos que combatían el poder mongol utilizaron los pasteles de la luna para pasarse mensajes. Notas notas ocultas en la dulce masa del pastel hicieron llegar a los combatientes la orden de insurrección contra la dinastía mongol impuesta en China, que cayó finalmente en 1367.
En tiempos modernos, los pasteles de la luna se convrtieron en un manjar popular y los reposteros traban duramte varias semanas para atender la demanda.
En la panadería Wing Wah, de los Nuevos Territorios, los trabajadores temporarios contratados para ocasión no han hecho más que pasteles de la luna en los últimos tres meses, bajo la supervisión del maestro repostero Leung Yau.
"El mismo equipo trabaja para nosotros durante tres meses cada año, de modo que tiene experiencia", comentó Leung. Una caja de cuatro a seis pasteles puede tener un costo de 40 dólares en esta época del año.
Los pasteles de la luna son regalados como prueba de amistad, como símbolo de piedad filial de hijos a padres, y como obsequio empresarial de las compañías a sus clientes.
Los más buscados son los de elaboración artesanal, escasos en un momento en que la tecnología convierte las reposterías en fábricas de producción masiva.
Pero ese manjar tradicional está cambiando. El Consejo del Consumidor de Hong Kong advirtió hace algunos años que los pasteles de la luna presentan riesgos para la salud, debido a su alto contenido de colesterol. Entonces se hicieron comunes los pasteles de bajo tenor graso.
Hay más de 30 variedades de pasteles de la luna en Hong Kong y muchas más en el resto de China. Algunas áreas del país, como Wuhan y Hunan, tienen sus propias recetas especiales.
Los pasteles de Shanghai son salados, rellenos de carne picada de cerdo envuelta en hojaldre, y se sirven en caliente.
Pero todos los reposteros coinciden en que lo que distingue al pastel de la luna es la yema de huevo de pato que contiene. Entre los más costosos se cuentan los pasteles cubiertos de semillas blancas de loto, que llevan doble cantidad de yema de huevo.
Las yemas de huevo representan a la luna y, según los tradicionalistas, su color amarillo es símbolo de riqueza, en un país como China que durante siglos fue castigado por hambrunas. Las versiones de lujo pueden contener seis yemas de huevo.
El Consejo del Consumidor de Hon Kong examinó nueve marcas populares para comprobar que la cuarta parte de un pastel de dos yemas de huevo contiene la máxima cantidad de colesterol que puede admitir por día un organismo saludable.
Así mismo, la pediatra Sophie Leung, de la Universidad China de Hong Kong, advirtió que los niños del territorio presentan un nivel de colesterol en la sangre superior a la media atribuida internacionalmente a la infancia.
Los pasteles de la luna son también ricos en calorías, debido a su alto contenido de azúcar y grasa. Rita Lo, una dietista, recomienda al público "ejercitar su fuerza de voluntad" y comer sólo un bocado como máximo.
Pero la tradición puede ser preservada sin ofender a quienes eligen el pastel de la luna como un presente, dicen los reposteros de Hong Kong.
Los pasteles de bajo tenor graso colman ahora las tiendas. En su elaboración de utiliza aceite vegetal en lugar de grasa, y "yemas de huevo vegetarianas", hechas de granos amarillos y verdes producidos para reemplazar el original.
Ese pastel dietético tiene sabor diferente al tradicional, de auténtica yema de huevo, "pero es mucho más saludable". También se usa edulcorante de maíz en su preparación, en lugar de azúcar, explicó Wong Kwong-wing, de la tienda Hang Heung Cake.
Los comerciantes temían la caída de la venta del pastel como consecuencia de las advertencias de los médicos, pero no ha sido así. "Sólo es cuestión de adaptarse a los cambios", señaló Wong. (FIN/IPS/tra-en/ys/js/ff/cr/97