GRAN BRETAÑA: Cambio de política hacia colonias

La insatisfacción de la población de la isla caribeña de Montserrat, devastada por erupciones volcánicas, ante lo que percibe como falta de ayuda de Gran Bretaña, condujo a Londres a anunciar la revisión de su política hacia las colonias que aún le quedan.

La pequeña Montserrat es una de las trece antiguas colonias británicas hoy denominadas Territorios Dependientes que se mantienen con la ayuda y el respaldo británicos, ya que son demasiado pequeñas para sustentarse a sí mismas.

Los residentes denuncian que Gran Bretaña no cumplió con sus responsabilidades luego de que la isla fuera devastada por el volcán. Acusan a Londres de haber exagerado en forma deliberada el riesgo de futuras erupciones para evacuarlos y así evitar el envío de más dinero al estado dependiente.

Por si esto fuera poco, Gran Bretaña congeló la ayuda para la reconstrucción mientras consideraba el futuro de la isla. Isleños pretenden presionar al ministro de Desarrollo Internacional británico, George Foulkes, de visita en Montserrat, para que tome medidas.

Londres está reconsiderando su actitud hacia las dependencias debido a los crecientes pedidos de políticos, medios de comunicación, ex funcionarios y grupos de inmigración para que otorgue la ciudadanía a los habitantes de sus colonias, y al fracaso de su política en Montserrat.

Las ex colonias británicas se encuentran desde el océano Pacífico al Indico y varían en tamaño, población y riqueza. La disputa por la soberanía de las islas Malvinas (llamadas Falkland por los británicos) en el sur del Atlántico condujo a una guerra entre Gran Bretaña y Argentina en 1982.

Gran Bretaña mantiene 13 dependencias gobernadas por gobernadores y comisionados, radicados en el territorio o en Londres, luego del traspaso de la soberanía de Hong Kong a China en julio.

Ahora, la política británica hacia todos los territorios, habitados por unas 180.000 personas, será sujeta a un estudio de revisión de seis meses de duración, anunció el canciller británico Robin Cook.

"Analizaremos los territorios y produciremos una solución específica para cada uno. Debemos asegurarnos de que no haya sospechas de negligencia", afirmó Cook.

"El objetivo es brindarles la confianza de que estamos comprometidos con su futuro. Queremos darles la máxima oportunidad para que sigan adelante", agregó el canciller.

Cook anunciará la conclusión de la revisión en un discurso que brindará ante la Asociación de Territorios Dependientes, en febrero de 1998.

La ministra del gabinete británico a cargo de ayuda exterior, Clare Short, se quejó por las demandas de la población de Montserrat y comentó que a continuación exigirían "elefantes dorados", lo que provocó la ira de los isleños, dirigidos por su ministro principal, David Brandt.

En los últimos dos meses, 19 personas murieron por las erupciones volcánicas y la capital, Plymouth, quedó dividida hace tres semanas por la lava y cenizas. Más de la mitad de la población original, de 11.000 personas, abandonó la isla y se trasladó en su mayoría a la vecina Antigua.

Pobladores afirman que poco se hizo con los 41 millones de libras esterlinas que Gran Bretaña destinó para la ayuda de emergencia, y muchos se negaron a recibir 2.500 libras (unos 40.000 dólares) para trasladarse a otro lugar.

El legislador británico-caribeño Bernie Grant viajó a la isla y culpó a Short y la "diplomacia del megáfono" por la crisis política que sucedió al desastre natural de Montserrat. Short no fue incluida en un nuevo equipo del gobierno que analiza la situación en la isla y reporta directamente al canciller Cook.

"Hubo una clara falla de comunicación en las últimas semanas, pero no una falla en la política", admitió Cook.

Aunque la cancillería británica sostiene que la revisión de los Territorios Dependientes fue planeada hace tiempo, algunos observadores concuerdan en que el debate sobre la ayuda para Montserrat desencadenó el repentino anuncio esta semana.

Además, los comentarios de Cook surgieron luego del reciente desafío que el Partido Liberal Democrático británico le hiciera con respecto a la ciudadanía de los habitantes de los Territorios Dependientes.

"Algunos de los territorios podrían mantener cierta dependencia de Gran Bretaña para siempre y la negativa a otorgarles la ciudadanía es cínica", expresó en una carta que envió al canciller el portavoz de relaciones exteriores liberal- demócrata Menzies Campbell.

"También creo que fue un error el haber negado la ciudadanía a los súbditos británicos en Hong Kong. Pero el hecho de que no se les haya otorgado no es un argumento válido para castigar a los territorios restantes", agregó Campbell.

El sentimiento de que el entonces gobierno conservador de Londres abandonó a los ciudadanos de Hong Kong durante el traspaso de la soberanía a China, no sólo existe en el territorio sino también en Gran Bretaña.

Hasta hoy, los derechos de ciudadanía sólo se otorgaron a los 30.000 habitantes de las colonias británcias de las Malvinas y Gibraltar.

"La Ley de Nacionalidad Británica (1981) creó una nueva ciudadanía británica para los habitantes de los Territorios Dependientes, que no otorga el derecho de residencia en Gran Bretaña" dijo Derek W. Partridge, ex funcionario público que encabezó la sección de Tratados y Nacionalidad de la cancillería.

"La medida se tomó sólo por la necesidad percibida de detener la inmigración de Hong Kong. El territorio ya no es una colonia británica, por lo que no puede haber un impedimento racional para otorgar la plena ciudadanía británica a las pocas colonias que nos quedan", añadió.

Los grupos de inmigración también respaldaron la solicitud. Claude Moraes, director del Consejo Conjunto para el Bienestar de los Inmigrantes, afirmó que una revisión seria de las dependencias británicas deberá considerar "las cuestiones principales de la ciudadanía y la identidad".

"Los habitantes de Montserrat no se consideran ciudadanos de segunda clase. La ley de 1981 aseguró el hecho insultante de que, junto a la población de Hong Kong, se convirtieran en ciudadanos británicos sin derecho de residencia, libertad de movimiento, seguridad social o asistencia financiera", explicó.

Por oposición, Portugal brindó a sus dependencias la identidad y dignidad correspondientes a una nacionalidad real. "Lo que no produjo una avalancha de inmigrantes a ese país, pero evitó la ira y el caos que caracteriza a nuestra relación con algunas dependencias británicas", agregó Moraes.

"Pregunten a los 2.000 isleños de las Falkland (Malvinas) si se sienten británicos y si fueron respetados cuando lo necesitaban (durante la invasión de Argentina a las islas en 1982)", expresó.

"Luego pregúntenle a los 9.000 habitantes de Montserrat", exhortó Moraes. (FIN/IPS/tra-en/dds/rj/aq-lp/ip/97

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe