El Banco Mundial debería asegurar un buen servicio como oficina centralizadora de trámites dirigida a empresas que hacen negocios en el mundo en desarrollo, propuso una organización internacional de entidades financieras privadas.
Esta iniciativa fue difundida el martes, un año después de la introducción por parte del Banco de procedimientos de avanzada para facilitar las inversiones privadas en el Sur en desarrollo y la disuelta Unión Soviética y estimular los sectores privados nacionales.
Entre otras iniciativas, la institución puso una línea telefónica al servicio de compañías que llaman para consultar sobre posibles préstamos, seguros de riesgo político o garantías para créditos destinados a proyectos específicos.
Sin embargo, el privado Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) sostuvo en un informe difundido este miércoles que el grupo Banco Mundial debería mostrar "mayor voluntad" y emprender más acciones para compartir los riesgos de inversiones en el Sur y demostrar.
"Esto fortalecería el flujo de dinero privado hacia los mercados emergentes, en especial destinado a proyectos de infraestructura como plantas de energía y carreteras", según el IIF.
El director del IIF, Lex Rieffel, admitió que el Banco afronta "muchas prioridades conflictivas" como los reclamos de activistas y damnificados por las obras de infraestructura que la institución fomenta.
Sin embargo, Rieffel argumentó que un aumento en la inversión privada en materia de infraestructura allanaría el camino para reducir la pobreza y acelerar el crecimiento económico del mundo en desarrollo.
El grupo Banco Mundial es encabezado por su institución insignia, el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD), y también lo integra el organismo de préstamos blandos para países pobres, la Asociación para el Desarrollo Internacional (IDA).
Además, figuran su afiliada del sector privado, la Corporación Financiera Internacional (IFC), y la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), que suministra seguros contra riesgos políticos a empresas que invierten en países en desarrollo.
El IIF, una asociación mundial de instituciones financieras privadas, difundió su informe este martes, una semana antes de las reuniones anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en esta ocasión se celebrarán en Hong Kong, China.
La institución predijo que el flujo neto de capital privado a las principales economías emergentes caerá este año a 261.000 millones de dólares. El año pasado ascendió a una cifra sin precedentes, 281.000 millones de dólares, y se prevé una ligera recuperación para 1998.
El informe afirmó que las garantías de riesgo parcial desarrolladas por el IFC "podrían convertirse en el producto más importante en materia de riesgos compartidos" del grupo Banco Mundial.
Estas garantías no deberían requerir contragarantías del país donde se desarrolla la inversión para cubrir riesgos políticos como nacionalizaciones, violencia y restricciones en el flujo de moneda.
Este tipo de compromisos exigidos a los gobiernos son un requisito habitual del BIRD y han desalentado tanto a compañías como a gobiernos en el trámite de solicitud de garantías.
Las contragarantías también recibieron críticas de organizaciones no gubernamentales, pues cubren los riesgos de empresas privadas a costas de los gobiernos de países en desarrollo que deben respaldar la factibilidad de la inversión.
Las garantías del IFC podrían también ser empleadas para cubrir riesgos como cambios de planes municipales. Su valor "podría alcanzar entre 1.000 y 2.000 millones de dólares al año en 1999, lo que catalizaría entre 10.000 y 20.000 millones de fondos privados anuales", según el IIF.
El informe reclama el desarrollo de garantías de la IDA, que "serían en especial efectivas para la promoción de la privatización de infraestructura en Africa".
"Nuestro objetivo de largo plazo es ser capaces de hacer esos proyectos sin respaldo ni fondos oficiales", según Rieffel. Mientras tanto, las garantías son "útiles en la transición de préstamos oficiales al financiamiento privado directo".
El IIF rechazó que estas garantías constituyan instrumentos de "bienestar corporativo" (como se denomina al uso de fondos públicos para subsidiar negocios privados) y sostuvo que podrían convertirse en un nuevo y valioso producto del Banco destinado a estimular la inversión privada.
Enfrentada a la menguante demanda de préstamos convencionales y problemas en la capitalización de la IDA, que depende de contribuciones de los países miembros, el Banco se ha promocionado en los últimos años como socio del sector privado.
El informe del IIF revela los problemas que afronta la financiación de proyectos privados a la hora de negociar con la estructura del grupo Banco Mundial, a la que describe como "de excepcional fragmentación" en la que opera "una confusa serie de interlocutores".
Janice Warne, directora gerente del Grupo de Finanzas Estructuradas de la firma Salomon Brothers de Nueva York, dijo que los requisitos del Banco constituyen un desincentivo para la inversión en la óptica de algunos clientes privados.
En cambio, Frank Hahn, subdirector de proyectos financieros del Dresdner Bank de Frankfurt sostuvo que "ningún caso tuvo un retraso significativo o sufrió impedimentos" por esos requisitos. Tanto Warne como Hahn figuran entre los autores del informe del IIF.
En los mercados emergentes "no está bien desarrollado el marco legal, por lo que resulta útil que organizaciones supranacionales fijen criterios mínimos razonables" por debajo de los cuales "los proyectos no interesan a nadie", según Hahn. (FIN/IPS/tra- en/aa/mk/mj/if dv/97